—¿Ya has perdido a tu títere?
—Sí, eso parece.
En ese momento, mientras Freen se llevaba a Becky a casa, Lisa y Dorian estaban en el bosque que rodeaba los terrenos de la academia, no muy lejos de la mansión. Lisa tenía el brazo izquierdo extendido para recibir a su leal cuervo de ojos rojos.
A pesar de que el ave era leal a Elizabeth Concordinus al igual que Nathan, quien también se encontraba presente, ambos sabían que debían obedecer a la invasora que ocupaba el cuerpo por el bien de su ama. Solo debían ser pacientes y esperar. Por ello, el cuervo se dejó acariciar, por ello Nathan la vigilaba de cerca.
—Ya sospechaba que ese idiota no sería rival para mi querida reina, pero esperaba que al menos se hubiera llevado a esa golfa bien lejos. —dijo Karmila a través de Lisa, molesta—. Tanto esfuerzo para nada.
—Cálmate —dijo su padre, que había recuperado la calma y el control de Dorian—. Aún tenemos cartas por usar.
—¡Eso ya lo sé! —exclamó ella—. Pero eso no hace que todo pase como quiero.
—“Todo lo bueno se hace esperar”. ¿No es eso lo que dicen los humanos?
Karmila gruñó, pero calló. Él ahora estaba más sereno. No quería provocarlo otra vez. Además, eso haría que Dorian recuperará la conciencia e intentará liberarse de la posesión, y eso no era factible.
—Volvamos a la habitación —dijo él—. Tengo hambre.
—¡¿Otra ves?! Pero sí te has alimentado de dos estudiantes no hace mucho.
—Lo sé, pero tengo hambre de otra cosa además de sed —él se relamió los labios.
—Muy bien. Por suerte tengo a esa humana esperándonos. Tendrás que conformarte con ella y no matarla. Aun la necesito.
—Vale. Intentaré no ser demasiado brusco con ella.
—Puedes serlo cuanto quieras con ella. Lo disfrutará. Pero no debes matarla, solo eso.
El vampiro asintió conforme, sonriendo impaciente por desahogarse un poco. Con eso dicho, ambos volvieron tranquilamente a la mansión. El cuervo se fue volando y Nathan los siguió en silencio.
¿Cuánto tiempo tendría a su ama cautiva? Se preguntó el joven vampiro medio enmascarado, apretando los puños con frustración.
* * *
Una vez en la habitación, Freen le insistió a Becky que se diera un baño relajante. Becky insistía que estaba bien, pero su cuerpo no paraba de temblar e intentaba pararlo abrazándose, sin éxito. Al final, aceptó la sugerencia de la vampira y fue al baño, sola.
Freen deseaba unirse a ella, pero también quería darle espacio para calmarse y serenarse. Lo vivido aquella noche fue muy traumático. Esperaba que no le dejara secuelas.
—Tomate el tiempo que quieras. Estaré aquí mismo —le dijo.
Becky tenía la mano sobre el picaporte mientras Freen estaba de pie ante la puerta abierta del balcón, frotándose las manos manchadas de sangre. Debería lavárselas enseguida.
— Freen… —la llamó Becky. La vio girarse a ella—. ¿Vienes conmigo, por favor?
A la vampira de ojos negro le sorprendió y agradó esa pregunta. —¿Quieres que vaya contigo? ¿No quieres tener intimidad por lo…?
—No respondió la rubia sin dejarla terminar—. Eso es lo último que quiero ahora. —hizo una pausa, cogiendo valor—. Además, te debo una explicación.
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Academia Youkai #2
Vampirostras dar el paso de tomar la sangre de Freen, Becky estaba convencida de que nada y nadie podría separarla de Freen, pero... Los problemas no han terminado del todo. Solo ha comenzado. El pasado de Becky a llegado a la academia Youkai, y no viene s...