Dos días después…
Al abrir los ojos, Dorian gruñó molesto. La luz del sol entraba por la ventana hasta llegar a la cama donde estaba tumbado, iluminando sobre sus ojos. Se despertó con un fuerte dolor de cabeza, pero sintiéndose extrañamente descansado. También se sentía confuso. Echado bocarriba en su cama, desnudo, pero cubierto de cintura para abajo por la sabana, y con otro cuerpo tibio y desnudo a su lado, de una mujer, tumbada de lado de espaldas a él.
No le sorprendería despertar de ese modo de no ser porque no recordaba nada.
Tenía la cabeza hecha un lío. ¿Cómo acabo en la cama? ¿Cuándo? ¿Con quién?
Aun con migraña se levantó hasta sentarse. Miró de reojo a la chica que aun dormía y descubrió sorprendido que no era otra que la humana que se acostaba con su hermano Baeng. Irin, recordó. La miró con el ceño fruncido y vio que tenía marcas de colmillos y moratones por todo el cuerpo.
—Pero ¿qué…?
En ese momento la puerta de su habitación se abrió, dando paso a Lizzy.
—Buenas noches —saludó ella cerrando la puerta al entrar—. ¿Qué tal lo…?
—¿Lizzy?
La pequeña vampira alzó la cabeza de golpe, sorprendida de escuchar ese apodo, y estupefacta al mirarle a la cara y ver algo que no le gusto. Lo miró como nunca lo hizo. A Dorian no le gusto nada esa mirada de desprecio y odio. No entendía nada.
—¿Qué está pasando? —preguntó él, luego miró a Irin—. ¿Por qué?
—Mierda.
Dorian giró la cabeza al escuchar aquella palabra de forma y voz distinta a la de Lizzy, pero no pudo reaccionar a tiempo para defenderse del ataque. La pequeña Lizzy se le echó encima, sentándose a horcajadas sobre su vientre y con la mano izquierda abierta contra su rostro y empujándolo contra el colchón con una mirada enfurecida, para nada propia de la adorable Lizzy.
Todo ese alboroto despertó a Irin, dando un brinco, y entonces vio la pelea entre ellos. Quiso escapar, pero Lizzy la agarró con ferocidad con la mano derecha, deteniéndola en el acto.
—Quieta aquí, zorra.
La humana obedeció en silencio, petrificada de miedo.
Todo aquello sorprendió a Dorian, observando con los ojos abiertos como platos entre los pequeños y delgados dedos de la que era la mejor amiga de Freen. Esa forma de ser, de actuar, de hablar; nada era propio de Lizzy. Ni siquiera el tono de voz.
“Espera un momento. Esa voz… ¡No puede ser!”
Lizzy le mostró una sonrisa endemoniada que ya había visto antes en otro rostro. Y eso fue lo último que vio Dorian antes de que todo se volviera negro. Ya no estaba en su habitación. Lizzy había desaparecido. La humana también. No había nada. Solo oscuridad. Total, oscuridad.
“¿Dónde estoy? ¿Qué está pasando?”
De repente, saliendo de la nada, unas manos huesudas y arrugadas lo agarraron del rostro sin que las viera venir. Lo último que vio antes de desfallecer fueron unos ojos rojos arrugados en un rostro envejecido y aterrador. Lo último en quien pensó fue en su hermana.
Nicole, aun en el cuerpo de Lizzy, esperaba impaciente a que el joven abriera los ojos. Temía haber actuado demasiado tarde. Irin también observaba en silencio.
Entonces, Nicole es empujada bruscamente hasta caer de espaldas al suelo. Irin se aleja hasta acurrucarse en un rincón de la cama mientras el vampiro se alza lentamente y Nicole se pone en pie gruñendo molesta por la agresión.
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Academia Youkai #2
Vampirostras dar el paso de tomar la sangre de Freen, Becky estaba convencida de que nada y nadie podría separarla de Freen, pero... Los problemas no han terminado del todo. Solo ha comenzado. El pasado de Becky a llegado a la academia Youkai, y no viene s...