—¡¿Un secreto?! —exclamó Becky, entonces infló sus mejillas, enfurruñada—. Eres mala.
Freen sonrió divertida y quiso disculparse con un abrazo, pero Becky no se lo puso fácil. A pesar de todo Becky estaba contenta; ver a Freen así de divertida y relajada no era lo habitual, especialmente con todo lo que han vivido desde que se conocieron hace unos meses.
Solo unos meses… vaya, parecen años, pensó ella.
Las dos aprovecharon el tiempo de descanso al máximo. Más tarde, a la hora de la comida, se reunirían con los gemelos para comer juntos en el gran comedor con los demás estudiantes y profesores. Sería la primera vez para Freen, ya que ella siempre comía en su propia casa.
Becky pudo notar que la vampira estaba algo tensa, pero no era nada comparado con lo que paso unas semanas antes.
Tres semanas antes…
Becky estaba durmiendo junto a Freen cuando la despertaron los repentinos movimientos agitados que la vampira hacía mientras dormía. Al apoyarse sobre un codo y limpiarse los ojos de arenilla pudo ver que Freen estaba teniendo una pesadilla; los ojos se le movían bajo los parpados cerrados, ladeaba la cabeza de un lado a otro, apretaba las manos contra las sábanas y sudaba mucho.
—Dorian… —murmuró, alzando la voz cada vez más—. ¡Dorian!
Becky no querían seguir viéndola tan agitada, tan asustada, pero no sabía cómo despertar a Freen sin que sufriera algún daño por accidente. Eso Freen no se lo perdonaría nunca. Pero al final no dudo más e intentó despertarla sacudiéndola unas cuantas veces antes de apartarse por precaución.
— Freen. Freen, despierta —la llamó una y otra vez, sin éxito. Empezó a temer que no lograría despertarla, y gritó más fuerte y desesperada—. ¡ Freen!
Cuando escuchó el gritó Freen abrió los ojos dilatados y teñidos de rojo. Miró a su alrededor jadeando alterada. Tenía el corazón a mil y notaba su cuerpo frío por el sudor que tenía en el cuerpo. En cuanto puso los ojos en Becky respiro aliviada.
Extendió la mano hasta tocar su rostro y acariciar su mejilla con la palma, notando su calidez. Era real. No era un sueño. Y más cuando Becky puso su mano encima, manteniéndola ahí.
—Estás aquí —susurró la vampira con voz ronca.
—Siempre estaré aquí.
Esas tres palabras fueron como un bálsamo liberador para la vampira, quien respiro hondo para serenarse.
—Gracias por despertarme.
—No tienes por qué dármelas.
Freen hizo hueco a su lado para que Becky se tumbara acurrucada a su lado, y está así lo hizo con sumo gusto. Se abrazaron mutuamente, reconfortándose.
—¿Qué has soñado? Gritabas el nombre de Dorian una y otra vez.
Freen se tomo su tiempo antes de responder, meditando como explicarlo sin que sonara a locura o paranoia. Pero era Becky con quien hablaba. Confiaba en ella totalmente.
—Oí su voz llamándome en la oscuridad —empezó a narrar con la mirada perdida en el techo—. Sentía que algo malo le pasaba y que debía ayudarlo. Pero solo lo oí una vez. No lo veía, ni tampoco lo sentía cerca.
Becky levantó la cabeza para mirarla a los ojos. Vio que estaba muy intranquila.
—¿Crees que era algo más que un sueño?
—No lo sé. Pero presiento que algo va a pasar.
—¿Algo cómo qué?
—Nada bueno.
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Academia Youkai #2
Vampirtras dar el paso de tomar la sangre de Freen, Becky estaba convencida de que nada y nadie podría separarla de Freen, pero... Los problemas no han terminado del todo. Solo ha comenzado. El pasado de Becky a llegado a la academia Youkai, y no viene s...