Mientras Becky ladeaba la cabeza una y otra vez presa del miedo, su tío sonreía satisfecho de volver a verla y por el efecto que aún tenía sobre ella. Era aún más bella de lo que recordaba. La última vez que la vio fue hace años, cuando recibió la carta de admisión a esa academia. Maldecía el día que la dejó marcharse. Ahora no la dejaría escapar.
—He venido para llevarte a casa, mi amor —dijo él extendiendo las manos con los brazos estirados hacia delante mientras empezaba a avanzar hacia ella.
Becky no se lo pensó dos veces a la hora de salir corriendo lejos de él, tirando sus cosas al suelo. Esa reacción hizo que Juan gruñera molesto, pero enseguida volvió a sonreír con diversión. Jugaría un rato con su amada sobrina antes de llevársela consigo y así pondría a prueba sus nuevos dones.
—Corre cuanto quieras… vendrás conmigo al final.
* * *
— Freen… Freen…
Una voz sumamente conocida y querida hizo que abriera los ojos, irritados de tanto llorar. En ese momento notó el tacto de unos dedos acariciando su cabeza con suavidad y ternura.
Freen recordaba haberse quedado dormida en su cama, el único mueble que quedaba entero en su habitación ahora destrozada por ella misma. Tras hacerlo y llorar a lágrima viva de dolor y furia finalmente se entregó a los brazos de Morfeo, y a los de Dorian. Hasta ese momento.
Esa voz… esa mano suave… No había duda. Era ella; su madre.
Pudo confirmar que era ella al voltearse y quedar tumbada bocarriba con la cabeza ahora apoyada sobre el regazo de su madre, quien la miraba con su maravillosa sonrisa cálida.
—Hola, mi ángel.
—Madre…
Ambas no dudaron en fundirse en un abrazo lleno de amor y dolor a partes iguales. Freen no tardo en echarse a llorar sobre el hombro de su madre mientras está frotaba su espalda intentando consolarla. Ya fuera una vampira o humana, mortal o inmortal, el dolor era el mismo tras la perdida de un ser querido.
A Amanda le dolía ver a su hija así, pero sabía que saldría de esa congoja con el tiempo.
—Madre, por favor… —suplicó Freen entre lágrimas—. Dime que no es verdad. —se apartó para mirarla a los ojos—. Dime que aún estás viva en alguna parte. ¡Por favor, dímelo!
—Ojalá pudiera, pero no puedo mentirte, mi ángel. —dijo Amanda, triste pero sincera—. Ya no estoy entre los vivos.
Al escuchar aquello Freen volvió a llorar de dolor y rabia, aferrándose con fuerza a su madre para que no se marchará nunca de su lado. Sabia que cuando abriera los ojos de ese sueño no volvería a verla. Sintió como su madre la acunaba entre sus brazos, consolándola como muchas otras veces en el pasado.
—Por favor… no te vayas. Te necesito a mi lado. Ahora más que nunca.
—Siempre estaré contigo, mi ángel. Nunca dudes de ello. Aunque no me veas.
—Yo siempre podré verte, aunque otros me tomen por loca.
Freen pudo sentir como su madre se reía por sus palabras, aliviada de que poco a poco recuperará su fortaleza. Entonces, ella apartó a su hija para mirarla cara a cara, acunando su rostro entre las manos.
—No tengo mucho tiempo, y tú debes hacer algo muy importante.
—¿Qué puede ser más importante que tú, madre?
—Tú sabes la respuesta a eso.
De repente, Freen tuvo un flash de la imagen de Becky con su hermosa sonrisa, y sintió un escalofrío que ya sintió antaño. Miró a su madre y está asintió, confirmando sus peores temores.
ESTÁS LEYENDO
Academia Youkai #2
Vampirtras dar el paso de tomar la sangre de Freen, Becky estaba convencida de que nada y nadie podría separarla de Freen, pero... Los problemas no han terminado del todo. Solo ha comenzado. El pasado de Becky a llegado a la academia Youkai, y no viene s...