Capítulo 23 "En el jardín"

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Aunque esto parezca extraño... Mi abuela quería que él tomara un te con nosotras. Así que después de asearse, los cuatro juntos... Compartiríamos la mesa más incomoda de todas.

—Y cuenten. —Abuelita habló mientras nos sentábamos—. ¿Fue todo cómo lo planeado?

Siempre se daban trucos específicos en una lista los cuales había que practicar. Cada juez elegía uno al azar y claramente se medía la practica, la elegancia, la obediencia y dedicación ejercida en cada caballo. Luego el jinete tenía que realizar cada movimiento exacto para que el animal no se desorientara...

La cosa mas vergonzosa de todas. Digo, porque las competiciones eran fuertes, y los demás esperaban tu más mínimo error para poder reírse.

—Si, la verdad es que todo fue maravilloso... Los trucos los teníamos todos practicados a la perfección y por suerte no hubo retrasos. —Odiaba cuando mi hermana hablaba así.

Con Rosmary percibimos que mi hermana estaba exagerando, como siempre, así que mediante una mirada en extremo disimulada, supimos de donde sacar la información correcta.

—Marco, querido... —Abuela era la más valiente de las dos—. ¿Cómo hiciste para que no tuvieran errores?

—Bueno... La verdad es que... —dijo nervioso mirando a Mary Jane—. En el superficial, tuvimos un pequeño... —Rascó su nuca—. Percance...

¡Ja! Lo sabía. Mary Jane amaba mentir.

—Oh... —Asintió abuela—. ¿Qué sucedió?

—Fru Fru se reveló y no quiso dar la vuelta en las patas traseras...

—Ay, pero si eso no es nada... —dijo ella haciendo un ademán que intentaba restar importancia.

—Te quitaron cinco puntos. —Lancé una carcajada al escuchar eso y mi abuela tapó su boca para evitar reír también, Mary Jane solo gruñó.

—En fin... Papi dijo que tenían una buena noticia para darme. —Ay ay ay.

—Estem... Oh, eso no es necesario... —Hablé rápidamente negando con la cabeza.

—¡¿Sabías que tu hermana se va a casar?!

Papá hermoso y divino apareció por la puerta dando una pequeña corrida que lo dejó sin aire en pocos segundos.

—No, ¿en serio? ¡Tienes que estar bromeando! —Mary Jane se levantó del sofá y extendió sus brazos emocionada para que la abrazara.

De mi garganta no salió palabra. No quería mentir más. ¡Basta! Al menos si me mantenía en silencio... No lo haría. Sería como algo a medias. Aunque tampoco mi decisión estaba del todo tomada, pero... Duh. No lo sabía.

Ella corrió y me dio un abrazo que me dejó sin aire.

—¡¿No vas a decir nada?! ¡Cuéntame! ¿Cómo te lo dijo?

—Carteles en el bosque... —Hablé en voz baja sin mirarla a los ojos.

—¡Ay, que romántico! —Quería irme de allí—. ¿No es tierno? —Esa vez se dirigió a Marco que...

¿Lloraba? ¿Estaba llorando? No era de una manera exagerada, pero un par de lágrimas pareja rodar por sus mejillas. Los ojos estaban enrojecidos, y no estaba segura si eso se podía entender por tristeza o por furia. Eso era lo que menos necesitaba, no por favor.

—¿Marco? ¿Qué te sucede? —Mi hermana se sentó a su lado y lo miró con el ceño fruncido.

—Nada es que... —dijo sorbiendo de su nariz, y habló en voz baja—. Amo las bodas—Sonrió melancólicamente—. Soy un idiota.

La princesa Elisabeth ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora