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|5|Un libro

Jake

Suspiré.

Genial.

Simplemente genial.

No más trato, ni malteadas de ningún sabor en particular, ni miradas fulminantes en ningún pasillo de vez cuando y de reojo. Claro que de su parte, porque yo lo único que hacía cuando me miraba de esa forma era sonreír con torpeza para dejar de sentirme mal por hacerla parte de mi plan ridículo para recuperar a mi mejor amiga.

Dos días después de nuestro encuentro - secreto, supongo - en la cafetería es que ocurrió el incidente.

Por ir discutiendo con Travis sobre el próximo partido, el equipo rival y nuestras limitadas y pocas posibilidades de ganar, ni siquiera me di cuenta que comencé a caminar de espaldas y a gestionar a los lados alzando los brazos. Cuando fui consiente de la situación ya había chocado contra alguien.

Y ese alguien era Luk (que suerte la mía).

Los libros que ella había estado sosteniendo y apretando contra sí (vete a saber por qué no los traía en una mochila) cayeron de sus brazos y fueron a dar al piso en un estruendo un poco fuerte, provocando que varias cabezas se girasen para ver que pasaba.

Dicho incidente no hubiera ido a más, pero siempre hay "más" cuando se trataba de esa tía.

Entre la sorpresa y el impacto, solté el batido de proteínas que le estaba cuidando a Josh, que un pasillo atrás lo había dejado a mi cargo porque debía "vaciar la vejiga" (palabras suyas, no mías), y el contenido verde y espeso terminó en el suelo encima de los malditos libros, arruinando varias páginas del de biología, la portada del de matemáticas y por completo el de sociales.

Ah, y es que como si fastidiarle esos no hubiera sido suficiente, la gota que derramó el vaso fue que entre esos tres libros había otro, con portada blanca, una corona y que ponía "La Reina Roja".

Me iba a matar.

Nos quedamos mirándonos en silencio, congelados, hasta que Luk despertó del transe inicial y apartó la mirada muy lentamente de la mía y la dirigió a los libros heridos. Seguí la dirección de su mirada y observé el desastre de páginas dobladas y mojadas con el remordimiento flotando a mi alrededor.

Maldición.

La ví exhalar despacio, exageradamente despacio, y morderse el labio inferior con fuerza, que resultaba una sorpresa que no se hubiera sacado sangre o provocado algún corte. Su autocontrol me impresionaba. Se notaba que estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano por mantener la calma.

- Jake.

¿Te soy sincero? Esperaba muchísimo más.

Pero tampoco me iba a quejar.

- Lo siento - farfullé.

- Ya - respondió.

Travis fue el primero en moverse. Me uní a él y lo ayudé a levantar el resto de libros. Una vez que Luk tuvo todo de regreso en sus manos, dio media vuelta y comenzó a deslizarse en silencio.

Al desaparecer al final del pasillo, Travis soltó una carcajada y me dio una palmada en la espalda.

Capullo.

- Creo que te odia poquito, J - volvió a reírse -. Pero sólo poquito.

- Cállate. Si no tienes nada bueno que decir, mejor ni abras la boca.

Volvió a reírse.

Me froté la cara con frustración y apenas unos segundos después caí en cuenta de algo.

- Oye, Trav.

- ¿Sí?

- Tendríamos que estar en el entrenamiento, ¿cierto?

Masculló.

- Ese hombre nos va a asesinar.

Después de tener que darle diez vueltas extras a la cancha por llegar tarde, me pasé el resto del día dándole vueltas a los dichosos libros de Luk, y fue luego de escuchar como la novia de Josh le contaba a mi madre como mi hermano le había comprado un libro y una rosa por su cumpleaños que me di cuenta de la solución a mis problemas.

Tomé el móvil y envié un mensaje. Apenas unos segundos después respondió.

Yo: Tu hermana todavía trabaja en esa librería?

Trav: Sí.

Trav: por qué??

Yo: porque necesito pedirte un favor.

Y mira que el favor no salió especialmente barato.

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Cuando el mundo caigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora