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Lander
Para el viernes mi padre ya se había enterado de que Luk había faltado el lunes, miércoles y jueves, y decidió llevarla al bachillerato en persona. Ya tenía más de cinco retardos acumulados de clases a las que llegaba tarde y dos materias en donde le advirtieron que iban a reprobarla si seguía así, y la directora habló con papá.
Mamá estaba molesta esa noche.
Mi hermana no bajó a cenar y mis padres discutieron, aunque bajaban la voz para no asustar a Miles, que miraba dibujos animados en el televisor sin ser especialmente consiente de su alrededor.
El sábado Ai se volvió a encerrar todo el día y el domingo yo me colé en su habitación sin darle muchas vueltas, pero no estaba. Con temor de que se hubiese vuelto a escapar, abrí la puerta del baño.
Suspiré de alivio al verla. Aunque pronto las lágrimas se amontonaron en mis ojos.
Estaba echa un ovillo junto al inodoro. Se abrazaba a sí misma y tenía los ojos abiertos, hinchados y rojos. Caí de rodillas a su lado y tomé su rostro entre mis manos.
- ¿Luk? ¡¿LUK?!
Me miró con los ojos entrecerrados y se mordió el labio.
Con una calma que no tenía me recordé que ya habíamos vivido esto. Que sabía que hacer.
- Vamos a la cama - murmuré -. ¿Puedes ponerte de pie?
Lo intentó con desánimo apoyando las palmas de las manos sobre el frío piso, pero se le doblaron los codos. Se abrazó a sí misma y se le llenaron los ojos de lágrimas.
- No puedo, Lan.
Le pasé un brazo por la cintura y otro debajo de las rodillas. Al ser más delgada y pequeña que yo, la pude levantar con facilidad y la llevé a la cama.
La dejé sobre el colchón y la cubrí con una manta de lana que encontré a los pies de la cama. Se hizo bolita y yo sentí el corazón echo trizas. El cabello rubio, desordenado y con algunos nudos, parecía una cascada a su alrededor y las pecas en sus mejillas se miraban más intensas que nunca.
Me senté en la orilla de la cama y aparté un mechón de cabello de sus ojos.
- ¿Lander?
Tenía la voz ronca.
Pareció que iba a decir algo, pero me adelanté.
- ¿Tienes hambre?
Negó.
- Vuelve a dormir.
Se apartó y me hizo un lugar, de modo que me recosté a su lado. Quedamos cara a cara y una lágrima silenciosa se deslizó por mi mejilla sin que pudiera evitarlo.
La garganta me dolía.
Me dolía ver a mi hermana hundirse de esta forma.
Ainara la limpió con las pocas fuerzas que tenía.
- No seas ridícula.
Pero su voz sonaba aún más triste.
- Deja de ser tan patética, entonces.
- Te quiero, Lan.
Quise sonreír. Una Ainara consiente nunca me hubiera dicho eso.
- Yo igual. Ahora duerme.
No volvió a salir de su cama en todo cuatro días
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Cuando el mundo caiga
Fiksi Remaja《Un día sólo sonreiremos, y nos acordaremos; de lo mucho que nos costó, de las lágrimas, las pesadillas y todo el dolor, pero con la ayuda de Dios, lo pudimos lograr》 ... ☆☆☆ Ainara siente que su vida es un fiasco y esta a punto de perder el año esc...