Mientras escribía este corto no pude evitar pensar en este video así que se los dejo como mi fuente de inspiración jaja ojalá les guste 💜
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El sonido del timbre despertó a Sergio. Estaba completamente adolorido, cansado, con resaca. Apartó las sábanas de su cama y se sentó en ella, tomándose su tiempo para no marearse. Talló sus ojos con sus cálidas manos y suspiró con cansancio. Dio unos primeros pasos, pisando todas las prendas de ropa que estaban tiradas a lo largo del suelo de la habitación, evitando todo el resto de botellas, vasos de chupitos y demás cosas esparcidas por el frío suelo.
El calor de la cama y sus sábanas se había disipado y el frío comenzaba a comerle todo su cuerpo, cubierto simplemente por un bóxer que le quedaba unos talles más grande por un error de cálculo al empacar lo que necesitaría, así que tomó uno de la indumentaria del hotel. Al llegar a la puerta, observó por la mira.
— Buenas tardes, servicio de limpieza —saludó amablemente una mujer morena.
— Hola —saludó sin saber qué decir, aún aturdido por el alcohol y el nulo descanso—, ¿quizá podrían pasar mañana?
— Sí, claro. Hasta luego —se despidió amablemente, un poco avergonzada por haberlo visto casi sin ropa.
Checo pensaba volver sin hacer demasiado ruido para continuar durmiendo pues sus ojos parecían pesarle cientos de kilos, y sus extremidades se movían más lento de lo normal, pero para su sorpresa Max estaba despierto. Su cabello estaba completamente despeinado.
— ¿Dónde está mi bóxer? —preguntó con una voz ronca que contrastaba mucho con la voz aguda de Verstappen. Con sus ojos azules lo miraba profundamente, sus ojeras estaban ligeramente hinchadas y su nariz totalmente enrojecida.
— No lo necesitas —le respondió el mexicano apagando las luces que encendió—, podemos seguir durmiendo.
— Honestamente creo que debería irme, fue muy irresponsable de mi parte irme de fiesta y quedarme durmiendo hasta estas horas.
— Max, a penas son las tres, quédate otro rato más —rogaba su compañero—. ¿Me vas a negar que te lo has pasado bien?
— Cuando te dije que me enseñaras sobre la cultura del tequila, no me esperaba terminar así —rió viendo a su amante a los ojos, quien ya se había recostado a su lado—. No te lo voy a negar, me has sorprendido esta vez.
Para Sergio, lidiar con Max era como intentar enseñarle a un perro un nuevo truco; a veces parecía que la cosa funcionaría pero de un momento a otro perdía el interés y se despegaba de él. Checo realmente no entiende si no le interesa mucho a su compañero o si es alguno de sus juegos de chico jóven, pero si fuera por él, haría las cosas claras desde el primer momento.
Un día ambos pasan una noche buenísima, y al día siguiente Max se va sin más, luego solo se la pasa hablando de su propia carrera en Red Bull menospreciando a su compañero, y eso lo enfurece a Checo como pocas cosas lo logran hacer. Descifrar el comportamiento de aquel chico lo cansaba demasiado, y de vez en cuando se preguntaba si en lugar de buscarle la vuelta al asunto, simplemente se relajaba y disfrutaba de la ocasión. Sin entrometer más sentimientos a lo que claramente no era más que un juego.
— Esto termina a las doce, ¿harás algo luego? Hay tequila en mi hotel, podría darte una pequeña clase de cultura mexicana.
— No creo que un cambio en los planes sea tan malo si suena tan prometedor.
Siempre se la pasan coqueteando en su tiempo libre, ¿por qué Max cambiaba tanto en el circuito? ¿Será que Sergio se tomaba un tonteo, una diversión, como algo más serio?
— Max —Checo se acomodó boca arriba, dejando ver todo su torso al descubierto, algo agitado por el calor de la cama—, me lo paso tan bien contigo, me pones como ninguna otra persona.
— Tal vez podríamos hacer de esto una tradición a cada lugar que vamos a correr —dijo en un tono desafiante, con una mirada coqueta que lo volvía loco al mexicano.
— Si no fuera porque te haces tanto de rogar... —rodó los ojos.
— Si no fuera porque eres tan correcto y tan cristiano... —respondió con un tono de ironía.
— Wow, hey, tampoco necesitabas herirme —el comentario de Max le había dolido en el orgullo.
— ¿Es que no lo entiendes? Ese es mi juego, Checo. Me encanta herirte y luego traerte de vuelta porque sé te vuelves loco por mí, que te encanto y adoro jugar contigo porque todo de tí me pone más que nada —el neerlandés metió sus manos debajo de las sábanas y las dirigió a su compañero.
A Max no le molestaba realmente que su amante fuera un chico correcto, porque ese juego de ir y venir mantenía la llama entre los dos, solo habría que ver cuánto les duraría.
— Eres un pequeño bastardo, Max —lo tomó del cuello para fundir sus labios en un beso acalorado, donde ambos podían sentir el calor corporal del otro y sus mejillas se tornaban rojizas por el frío de la habitación.
— Entonces quiero ver como castigas a tu "pequeño bastardo" cuando se porta mal —la lujuria en los ojos de ambos se podía notar a la legua, especialmente la de Max, quien parecía estar totalmente sometido a los encantos de su mexicano favorito.
Quizá no era el tipo de relación ideal para Checo, pero mientras fuera para divertirse en lo que son sus mejores años, estaba completamente encantado de ser la víctima de los juegos de su amante y compañero.
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𝘳𝘢𝘤𝘪𝘯𝘨 𝘪𝘯𝘴𝘵𝘪𝘯𝘤𝘵 ㅡㅡ f1 one shots
FanfictionOne shots gay de la Fórmula 1 *son solo shipps ficticios, no shippeo a nadie en la vida real!