Capítulo 1. Parte 2.

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Max entró al café y sin siquiera tomar su orden la mesera se acercó con un vaso de cartón, que sabía perfectamente lo que contenía y un plato con tostadas y fruta.

Joelle se sentó de nuevo frente a él, a esa hora el café estaba normalmente vacío.

—Nuevamente, yo no pedí esto —comenzó a decir Max— Dejare una queja en el buzón por mal servicio.

—Me parece justo, aunque para eso tendría que haber un buzón de quejas —el sonrío apenas, era más bien la sombra de una sonrisa— ¿cómo está ella?

Max le dio un sorbo a su café y bajo la mirada a su comida.

—Aún no despierta.

—Quizás mañana sea el día.

Ella preguntaba todos los días por Julie, y cuando el respondía que aún no despertaba, Joe siempre le decía aquello "quizás mañana sea el día" pero llegaba el día siguiente y Juliette seguía sin despertar.

—En verdad espero que así sea, mañana darán de alta a su hija.

—Eso es bueno —respondió animada— si la dan de alta significa que está bien y fuera de peligro, es una excelente noticia.

Esta vez el negó con la cabeza.

—Julie... —comenzó a explicar— ella no tiene familia aparte de mí, sus padres fallecieron cuando era joven y el padre de la bebé, bueno, nunca supe quién era, él no quería saber nada de ellas y en realidad a mí nunca me importó, pero ahora, ahora Haylie ha quedado huérfana y servicios sociales la enviará a Nueva Zelanda y quieren que yo me haga responsable de ella, que la adopte, sé que debería hacerlo, pero no puedo, realmente no puedo hacer esto solo, no sin Juliette, se suponía que lo haríamos juntos pero ella está ahí, sin despertar y yo la odio por eso, por dejarnos solos y me odio a mí mismo por odiarla a ella y no poder cuidar de su hija.

Las lágrimas habían salido sin parar, no quería contarle aquello a una desconocida, pero una vez que comenzó, no le fue posible dejar de hablar. Y ahora que había dicho lo que sentía en voz alta, se avergonzaba de sí mismo.

Joe estiro su mano y tomó la de Max, que seguía llorando en silencio.

—No es verdad, no la odias, odias la idea de tener que vivir sin ella. Tener dudas y miedo es normal, no te conozco mucho, pero creo que eres una buena persona, si decides adoptar a esa bebé, creo en mi corazón que serás un gran padre, pero si, por lo contrario, piensas que estará mejor con alguien más, entonces será lo correcto.

—Creo que ella estará mejor sin mi —admitió bajando la cabeza, derrotado.

—Entonces así será.

La puerta se abrió con el tintineo ya familiar de la campanilla, ella le soltó las manos rápidamente y él se limpió la cara.

—Leo ¿qué haces aquí?

Max noto como Joelle cambiaba repentinamente el tono de su voz, así que levantó la vista hacia la persona a la que se dirigía. Un hombre alto, de cabello crespo y con los brazos completamente tatuados estaba frente al mostrador. Joe mantenía la cabeza gacha y la mirada en sus pies.

Ellos comenzaron a hablar en un idioma que el reconoció, español, aunque no pudo entender las palabras, estaba claro que discutían.

Se retiró de la cafetería un tanto incómodo y apenado por haberle causado problemas a la chica que solo quería darle ánimos.

***

Max no volvió a la cafetería hasta el día siguiente. En cuanto atravesó la puerta y el olor a café recién hecho lo golpeó, supo que algo andaba mal. Joelle mantenía la cabeza baja, tratando de ocultar el golpe cerca de su ojo que ya se comenzaba a tornar morado, estaba claro que había tratado de taparlo con maquillaje, pero aún era visible.

El hombre de los tatuajes estaba sentado en una mesa en la esquina, no había que ser un genio para saber quién era el responsable de aquel golpe.

Esta vez se acercó a pedirle su orden. Cinco minutos después volvió con el café. Ella evitaba su mirada, estaba claro que no quería o no podía hablar, así que Max tomó una servilleta de la mesa y saco un bolígrafo, escribió su número y un mensaje corto "llama si necesitas ayuda" y se lo entregó discretamente cuando ella volvió para cobrarle.

Seguía pensando en el ojo morado de Joe mientras caminaba de regreso al hospital. La mesera parecía ser una buena persona, había sido amable con él y le agradaba, no era justo que las personas buenas estuvieran en situaciones malas.

Se dirigió primero al piso de pediatría, lo recibió la mujer de servicios sociales.

—Haylie ya fue dada de alta, será trasladada a un hogar temporal y si su madre no despierta, la enviarán de regreso a su país.

Le dieron la información de a donde la enviarían y luego aquella mujer salió del hospital con la pequeña en brazos. No pudo ir a la habitación de Julie, no podía verla después haber permitido que se llevaran a su hija, así que volvió al hotel. Regularmente dormía dos o tres horas por la noche, pero esta vez no pudo consolidar el sueño, no dejaba de pensar en Haylie, cada que cerraba los ojos veía a la mujer de servicios sociales llevándosela. Había cometido un error y lo sabía, él debía quedarse a su lado, se lo debía a Julie, quería quedarse con ella, pero por más que pensaba no sabía cómo hacerlo.

Llevaba ya varias horas dando vueltas en la cama cuando el teléfono sonó.

No era del hospital, era Joe, se había olvidado de que le había dado ese número.

—Lo siento, no sabía a quién llamar —su voz sonaba extraña— ¿Puedes venir? Yo... no sé qué hacer.

—Mándame tu ubicación —fue todo lo que dijo antes de que ella colgara, se puso los zapatos y tomó el carro que había adquirido también bajo un nombre falso.

Tardo unos diez minutos en llegar al lugar, pero no estaba preparado para lo que vería.

Joelle estaba sentada en la acera, con su pijama puesta y descalza, tenía a un niño en brazos, dormido, levantó la cara cuando él la llamó y entonces la vio.

Su rostro estaba cubierto de sangre y golpes, a simple vista no podía ver, pero estaba seguro de que el resto de su cuerpo se encontraba en la misma condición, confirmó aquello cuando tomó al niño en brazos para que ella se levantara y soltó un quejido de dolor al tiempo que se llevaba ambas manos a sus costillas.

—En verdad siento haberte molestado —se disculpó entre susurros— debía salir de casa y no tenía a quien llamar.

—No te preocupes, te llevaré al hospital, necesitas que un médico te revise.

Él no podía entender cómo es que existían personas capaces de hacer eso. Cuando llegaron al hospital el médico le informó que tenía una costilla rota.

A la mañana siguiente Joelle levanto una denuncia contra su novio por violencia doméstica.

Joe le contó que huyó de su casa cuando tenía quince años y jamás volvió a saber de sus padres. Tuvo a su hijo unos años después, dejó la escuela y comenzó a trabajar. Su novio siempre había tenido mal carácter, pero los golpes comenzaron tres años atrás y cada vez eran más fuertes y constantes. Ella no tenía a nadie así que solo había tratado de soportar la situación, hasta que ya no pudo más, hasta que él le rompió una costilla a golpes y ella tuvo que huir con su hijo a mitad de la noche mientras su novio dormía, había cargado al niño con una costilla rota, aguantando el dolor todo lo que pudo hasta que él llegó.

Joelle había hecho eso por su hijo. Y mientras Max le contaba lo sucedido a Juliette, supo que, si Joe había podido cuidar de su hijo aún en aquella situación, él también podría.

Tal vez ambos podrían ayudarse mutuamente.

Tal vez el destino los había juntado por aquella razón.

Tal vez sus vidas no tendrían que ser tan miserables después de todo.


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Y aquí quedó el primer capítulo, que tiene como propósito ser más un prólogo para que se entienda mejor la historia, espero que les haya gustado 💜

Mockingbird. [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora