Capítulo 22.

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GP de Mónaco, prácticas.

Después de aquella visita al lago, las cosas se sentían diferentes para todos. Habían comenzado a entablar una verdadera amistad.

Max y Checo acudieron con Horner en cuanto llegaron a Mónaco. El mayor ya sabía que habían pasado el fin de semana juntos, había fotos e historias por todos lados.

—Podemos separar a la perfección lo sentimental del trabajo Chris, me sorprende que incluso lo preguntes.

—Max, golpeaste a Fernando después de que sacara a Sergio de la pista —lo contradijo Horner— eso no es separar lo sentimental del trabajo.

—Max jamás volverá a hacer algo como eso —el mencionado le lanzó una mirada molesta— mis asuntos los arreglare yo.

—De todos modos, aún no harán público nada de esto, fuera de su grupo íntimo, nadie debe saber —Horner hizo una mueca y añadió— aunque su grupo íntimo incluya ahora a media parrilla.

—Dudas que nuestra relación dure —Max se cruzó de brazos.

—Claro que lo hago, conozco tu carácter y sinceramente no puedo confiar en que sepas llevar una relación con la misma persona con la que trabajas, así que, por favor Max, compórtate.

Ese día, después de aquella charla, Max estaba furioso ¿quién se creía Horner para decirle aquellas cosas? Pero lo que más había molestado al neerlandés era que Checo estuvo de su parte, el también creía que deberían esperar un tiempo para hacerlo público, por si las cosas no salían bien para ellos.

Aquello los llevo a su segunda pelea y a que Charles ganará la dichosa apuesta.

Joelle habría querido acompañarlos de inmediato, pero tenía que presentar un último examen, por lo que no había podido acudir hasta el viernes por la noche. Max y Checo tendrían una junta, por lo que Hamilton fue quien la recogio.

Charles y Lewis vivían en Mónaco, ambos los invitaron a pasar aquel fin de semana en su casa, pero como Lando y George se quedarían con Charles, decidieron que lo mejor sería quedarse con Lewis. Para disgusto de Max, Checo se quedaría con Sainz, quien también tenía un departamento en el lugar, aunque solo lo usaba para vacacionar.

—¿Duncan y Haylie no vienen? —Preguntó Lewis cuando cerró la puerta del coche.

—Me temo que esta vez no, ellos... están de visita con un familiar.

Hamilton arrugo las cejas. Según tenía entendido el chico, ellos solo tenían a sus padres, Joelle no tenía familia y los padres de Max no reconocían a esos niños como sus nietos, eso lo habían dejado bastante claro.

—La hermana de Max —dijo la chica— llegó a casa un par de días después de que ustedes se fueron, dijo que quería formar parte de sus vidas y Max decidió darle el beneficio de la duda. Ella tiene dos hijos, se ofreció a cuidarlos durante este fin de semana.

—Y ¿tú estás cómoda con esa decisión?

Joelle lo pensó un poco, en realidad no estaba cómoda con que unos completos extraños se hicieran cargo de sus hijos, pero sentía que no tenía voz ni voto en aquello.

—Max confía en ella, después de todo es su hermana, además, Anne estará con ellos todo el tiempo.

Lewis no comento nada más, después lo ocurrido en España, lo último que quería era presionarla o estresarla, había leído bastante sobre los ataques de ansiedad; que los podía desencadenar, como actuar cuando ocurría y que hacer para ayudar a la persona que los padecía.

Llegaron al departamento. Joelle esperaba algo pequeño y sencillo, pero era casi tan grande como la casa de Max en Queenstown, el lugar tenía unos ventanales enormes, sin persianas o cortinas que los cubrieran, estaban a una altura bastante considerable, por lo que se podía apreciar una vista maravillosa, la decoración también era de un gusto exquisito, en colores neutros como gris y blanco, le daba la sensación de estar en algún set de televisión, de esos que ponen en las películas y uno sabe de antemano que allí no vive nadie, porque todo está perfectamente en su lugar.

Mockingbird. [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora