Santino
Me apresuro a caminar hacia el departamento, quiero ver a mi muñeca. Después del susto que me ha pegado no he podido estar tranquilo y solo deseo tenerla entre mis brazos para protegerla.
El entrenamiento ha sido duro, pero vale la pena, cada esfuerzo lo vale. Mi vida no ha cambiado mucho, y se que si no estuviera mi muñeca me hubiese dejado vencer hace mucho. El estar alejado de mi madre y de mi hermana es algo que me duele todos los días, y el no poder hacer mucho me hace enfurecer, pero he sabido aprovechar esa furia para no dejarme caer.
Cada día lucho con más fuerza para llegar a ser un gran jugador, para recuperar a mi familia, y se que algún día lo lograré así me pongan mil trabas en el camino.
Durante estos meses he estado visitando un psicólogo, mi muñeca insistio en que me ayudaría, y puedo decir que es verdad. He logrado dejar los cigarrillos y el alcohol, era algo que me tenía en la mira en el internado, si bien ya no consumía como antes, lo hacía cuando estaba por perder los estribos.
Con mi familia las cosas siguen igual, no hay manera de sacarlas de sus garras. Me he enfrentado muchas veces a él, y siempre termino perdiendo, usa su poder para jodernos la vida. Incluso he pensado en suplicarle y en aceptar estudiar abogacía, solo por tenerlas a mi lado, pero eso sería tirar a la basura todo lo que he conseguido con mi propio esfuerzo.
Marena con siete años es una niña que se la pasa triste, se que no es feliz y me duele no poder hacer nada para evitarle ese sufrimiento. Se supone que a su edad solo debe disfrutar de su infancia.
Alejo mis pensamientos cuando entro al departamento, no quiero preocupar a mi muñeca, esa mujer me conoce demasiado bien, tanto que puede d etectar cuando algo no va bien.
-Hola, muñeca.-saludo cuando entro y la encuentro esperándome. La noto ansiosa, ¿O son ideas mías?
-Hola.-susurra mirándome con intensidad como si quisiera ver más allá.
-¿Sucede algo?-pregunto desconcertado por su manera de actuar. Y no exagero, estoy acostumbrado a ser recibido de otra manera, siempre se lanza a mis brazos apenas entró por esa puerta, ¿Qué ha cambiado?
-No, solo tengo sueño.-se excusa, pero se que no es eso. No la contradigo, esperare a que me lo diga, no le gusta presionarla.
-Pues entonces almorcemos y luego podemos dormir un rato.-sugiero a lo que asiente al tiempo que se gira con la intención de caminar hacia la cocina, pero soy más rápido y la atraigo a mi con uno de mis brazos.-¿Y mi beso?-pregunto dejando un beso en su cuello.
-Besame.-pide dándose la vuelta para quedar frente a frente.
Deboro su boca con ansias, nunca tendría suficiente de ella, soy adicto a su sabor. Amo sentir el cielo cuando la beso, ella es mi ángel endemoniado.
-Te extrañé.-susurra sobre mis labios.
-También lo hice.-digo mirando esos ojos que me enamoran.
***
-¿A qué se debe la cena?-pregunto intrigado después de escucharla hablar sobre que hoy sería un buen día para cenar ya que los jueves suelo salir temprano del restaurante.-Solo quiero cenar, y hablar de un tema.-dice encongiendose de hombros.
-¿Segura?-pregunto al tiempo que acaricio su cabello y recorro con una de mis manos sus curvas.
Después de almorzar nos hemos acostado, ninguno ha podido dormir así que solo hemos permanecido abrazados disfrutando del momento.
-Si, ¿Acaso hay algo de malo en querer cenar con mi novio?-pregunta un poco a la defensiva.
![](https://img.wattpad.com/cover/322093356-288-k66892.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Mi muñeca
Romantizm4°Libro de la Saga Amores Verdaderos Santino Bianco, pareciera el típico chico malo sin sentimientos, pero esto solo es una coraza que se ha construido a lo largo de los años para protegerse de todos, en especial de Flavio Bianco, su padre. Pía Ferr...