FAR BEYOND ── JAYDICK

⠀⠀⠀⠀✵✵① | FULMINE

El pequeño Dick creció rodeado de la bendición de los Dioses, los cuales le otorgaron: Fertilidad, vida, paz y alegría. A cualquier parte por donde Dick caminaría se rodeará de un extenso manto que cubrirá cada hectárea de un pasto verde, donde crecieron las flores más hermosas del mundo, las cuales brillarían como si las mismas estrellas se adhieran a sus pétalos. Alrededor habría árboles cargados con los mejores frutos, los cuales traerían la prosperidad a los pueblos que habitaban cerca.

A pesar de haber crecido con un padre tan estricto como Bruce, Dick era un alma libre, le gustaba salir a recorrer los senderos para cubrirlos de fertilidad y constantemente se escapaba, solo para ser perseguido con sus hermanos; Tim, Dios de la sabiduría y Damian, Dios de la caza, aunque siempre lograba perderlos para ir a explorar solo.

Él era un Dios que no podía quedarse quieto, era demasiado hiperactivo, por lo cual, su pasatiempo favorito era alejarse de sus hermanos para buscar las flores más hermosas para poder cuidarlas él mismo o en ocasiones llevarlas a su padre para que lo perdone por haber escapado nuevamente mientras Tim y Damian tenían una pelea, ya sea por algo trivial o a quien le corresponde correr detrás de Dick.

Fue en una de sus caminatas donde adentrándose en el bosque lejos de sus hermanos, algo brillante sobre la tierra a la lejanía atrajo su atención, comenzó a acercarse atraído por aquel brillo particular de la flor azul, sus pétalos parecían resplandecer como si las mismas estrellas se hubieran posado en ellos. Nunca había visto una flor tan hermosa.

La belleza de la flor no podía compararse ni siquiera con toda la variedad de ellas que estaban en el jardín personal de Ivy en el Olimpo, una parte de él deseaba poder llevarse la hermosa flor para que ella le dijera por qué se veía tan diferente, como si hubiera sido creada solo para él.

Cada vez se acercaba más, hipnotizado se arrodilló sobre la tierra, sin importarle que su hermosa túnica blanca se mancharía; extendió su mano derecha para así agarrar delicadamente el tallo de la flor y arrancarla. Fue cuando al momento de romperla que un fuerte rayo dorado cayo en el lugar donde la flor había estado, provocando que Dick se cubriera el rostro con ambas manos.

La luz del rayo desapareció tan rápido como llego, y al dejar al descubierto su rostro noto que ya no estaba solo.