Prem acabó de abotonarse la bata que usaba cuando tenía que aspirar polvo. Odiaba que su uniforme se ensuciara. Se colocó una gorra y una mascarilla. Aunque era el protocolo habitual que seguía cuando se trataba de aspirar polvo, ahora quería protegerse más aún por el bebé. Además, le recordó una voz maliciosa en su cerebro, así será más difícil que si le ves te reconozca.
Subió a la planta de ejecutivos y sacó la llave del pequeño cuarto que había en cada planta con productos pesados o que se usasen mucho. No era normal encontrar eso en el trabajo de limpieza, pero los dueños de ese edificio se habían abierto camino desde la base de la pirámide social y por eso ese centro era cómodo no importaba el cargo.
Bueno, técnicamente sus mejores amigos iban a ser pronto los dueños del inmueble, no sólo de la gestión.
Aún así, le costó sacar la aspiradora industrial. Enorme y redonda le llegaba por encima de la rodilla. La empujó, agradeciendo que tuviera ruedas.
La puerta estaba abierta. Podía hacer ahora todo el trabajo. Limpiar la mesa y luego aspirar el suelo e irse antes de que el inquilino del despacho volviese.
Sacó el plumero y se apuró. Estaba prácticamente limpio. No le había dado tiempo a ensuciarlo. Entró en el cuarto de baño privado. Nada, no lo había usado. Solo había colocado un frasco de colonia. Se lo llevo a la nariz. Era el perfume que llevaba esa noche. Su estómago se contrajo y su pecho notó una sensación cálida y agradable. Notó un cosquilleo entre sus piernas al recordar aquella noche. No era virgen antes pero ninguno de sus escasos amantes le había hecho sentir algo parecido.
Utilizó el pulverizador y se echó un poco en la muñeca. Lo hizo por instinto, por tener algo suyo.
Volvió a salir al despacho ensimismado en sus recuerdos cuando una voz le sobresaltó.
-No sabía que los encargados de limpieza se dedicaran a chismorrear y a usar los productos de los ejecutivos.
La voz del alfa sonó socarrona y se acabó en una risa. No parecía haberse enfadado.
Iba a decir lo siento cuando Boun le miró más fijamente y frunció el ceño. Bajo toda esa equipación digna del peor momento de la pandemia algo le resultaba muy familiar. El olor. Los ojos.
Prem notó que su corazón latía apresuradamente. Mucho. Todo su cuerpo le decía que se quitara esa bata y esa mascarilla y le dijera a ese alfa que a lo mejor era el destino el que los había llevado hasta allí.
Pero su cabeza se llenó de imágenes en las que ese alfa tan guapo y además socialmente superior se reía de él, sin recordarle o recordando que había sido un rollo de una noche y pidiéndole que aspirase la maldita alfombra.
Tenía que irse de ahí. Recogió lo poco que había dejado sobre la mesa y estaba a punto de disculparse cuando su pie se enredó en el cable de la aspiradora y su rodilla golpeó la aspiradora. Comprendió que iba a caerse y se llevó las manos por instinto al abdomen pero cuando cayó lo hizo sobre algo que no era el suelo. De hecho no había caído del todo. Alguien había detenido la caída y el golpe y le sostenía. El alfa.
La rodilla le palpitaba de dolor pero no pudo evitar perderse en esos ojos oscuros.
-Eres tú -Boun le bajó la mascarilla. Reconoció aquellos labios que había besado y mordido durante horas. Prem se quitó la gorra en un gesto de rendición, pero no hizo nada por librarse del abrazo. Era agradable y hacía que su cuerpo se llenase de una sensación cálida y desconocida, una sensación de pertenencia y seguridad. Tomó aire aliviado por poder respirar hondo, ya que su cuerpo parecía haberse olvidado de respirar. Pero estaba respirando. Muy cerca de la cara de ese hombre.
Había llegado a pensar que era cosa de su imaginación que mitificaba al padre de su hijo como alguien hermoso, pero era tan guapo como lo recordaba. Y le había sostenido antes de caer al suelo.
-Eres tú -dijo Boun al fin - creía que nunca te encontraría pero estás aquí. Estabas aquí todo el tiempo. -soltó uno de sus brazos y con la mano le recorrió el rostro y los labios. Acercó el dedo anular a la zona de la nuca donde se marcaba a la pareja. Parecía hechizado pero Prem estaba siendo víctima del mismo hechizo. No podía, no quería irse de esos brazos. -eres tú pero hueles un poco diferente.
-Tu hueles igual. Igual de bien.
Boun le soltó y señaló su rodilla.
-Te has hecho daño.
-Iré a poner algo de gel de arnica. No es nada.
-Si que lo es. -Prem se sorprendió cuando Boun se agachó y le levantó el bajo del pantalón. Estaba... cuidándolo. O eso parecía.
-Estoy bien.
-Está rojo y tienes un golpe aquí.
-¿Eres médico?
-Ya sabes que no, pero mi padre sí. Debes tomarte el resto del día de reposo y poner frío.
-¿Por qué me das órdenes?
-Porque te he encontrado y no solo desde hace un mes, eres el que estaba esperando. No digas que no lo notas.
-No se si te has fijado, pero soy el chico de la limpieza y tú un ejecutivo.
-¿Y? Vamos. Necesitas hielo y reposo.
Prem iba a decir algo pero se limitó a dejar que le llevase a la enfermería.
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39 semanas ||Completa||BounPrem||Omegaverse||OhmFluke||
FanfictionCuando todo parecía indicar que su vida era un asco, Prem cometió un error. Acostarse con un desconocido cuando estaba entrando en celo. Cuando su vida era aburrida, monótona y tenía el corazón roto, Boun cometió un error. Dejarse llevar por el al...