Capítulo 9: Piérdeme el respeto

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Estaban sentados de vuelta en el coche de Boun.  Prem observaba los botes de suplementos y vitaminas que habían recogido en la farmacia de la clínica. 

Fluke se había empeñado en ir con ellos, se enfadase Ohm o no.  No quería perderse el siguiente acto.

-Te envío la ubicación de mi apartamento.  Puedes dejarme ahí.

Boun miró extrañado la dirección.  Estaba en el centro, cerca del distrito financiero.  Era una zona cara.

Llegaron al edificio.  Eso ya le dio a Boun una idea de la clase de apartamento que era.  Era un edificio que alquilaba dormitorios y apartamentos para trabajadores y estudiantes.  Los trabajadores no solían vivir ahí, lo usaban para dormir si la jornada laboral se había alargado más de lo apropiado para atreverse a volver solo a casa.  Eso o como lugar al que ir con sus amantes.  La costumbre surgida a partir del siglo XX de no casarse ni esperar necesariamente al alma gemela amparándose en la natalidad, en lo difícil que era a veces que se encontraran y los que nunca llegaban a hacerlo había provocado que las infidelidades fueran algo muy habitual.

Cuando esa persona no es tu destino y te casas por cariño, dinero o conveniencia al final acabas buscando rellenar el vacío que sentías con relaciones extra matrimoniales.

Prem le pidió la llave al conserje y éste miró fijamente a Boun.  Prem adivinó sus pensamientos y se apresuró a disiparlos.

-Viene a acompañarme, también viene Fluke.

-Hola, señor -Fluke saludó con una sonrisa que irradiaba falsa inocencia.  El anciano le conocía desde que Prem se había mudado, en la Universidad.

Boun se dirigió al ascensor pero Prem le detuvo.

-Se estropea con frecuencia.  Filtraciones de agua.  Hay que subir las escaleras.

Subieron los tres pisos.  Boun se fijo en las paredes desconchadas y con pintadas.  En el tercer rellano Prem se detuvo para abrir la puerta.  Era vieja y la cerradura ridículamente sencilla.

Boun no se había fijado en nada de eso aquella noche.  Habían subido en ascensor.  Pero no entendía como no había podido fijarse en esas condiciones.  Bueno, el alcohol y el deseo habían nublado sus sentidos y le hubiera valido cualquier sitio para estar con él.

La palabra apartamento le quedaba grande a ese cuarto con una barra y una cocina minúscula.  Era más un cuarto típico de estudiantes.  El contraste con el exterior era notable.  Estaba limpio, no había humedades ni suciedad, olía a ambientador y era muy acogedor.

-Esto es provisional -trató de aclarar Prem - Bueno, me mudé cuando estudiaba y siempre pensé mudarme a uno mejor cuando trabajase de lo que estudié.  Pero los años pasaron.  Y es barato para la zona, pero cuando supe lo del bebé decidí usar mis depósitos de ahorro para una casa en las afueras, un crédito hipotecario para que el niño se críe en un buen hogar.  No lo criaré aquí.

Boun miró el cuadro sobre la cama.  Era una orla universitaria con unos años ya, y un par de cuadros que lucían sus estudios complementarios.

-¿Por qué está todo esto aquí y no en un despacho?  Has estudiado mucho para trabajar en limpieza.

-Nadie quiere contratar a un omega.  Al menos no a uno de clase baja.  No me ven capacitado para ser ejecutivo.  Fue un error creer que llegaría lejos solo estudiando.  Viniendo de una familia pobre y estando soltero...

-Intenté que mi padre le contratase, pero sólo conseguí que le diera lo de la limpieza. -dijo Fluke -él piensa de otra manera.  Más clásico.

-Entiendo.  Prem, ¿cuánto pagas por esto?

Prem murmuró la cifra y Fluke miró a otro lado.  Estaba harto de decirle lo caro que era.  Además era húmedo y la mitad de las veces subía andando.  Y como la caldera era común si te despertabas tarde solo había agua fría.

-¿Pagas eso por esto?

-Está en la mejor zona de la ciudad.  Bueno, en la tercera mejor.  Y está cerca del trabajo.  Además no gasto mucho...

-Llevo años diciéndole que tiene que irse.

-Fluke, he escuchado ya tres veces el claxon del coche de Ohm.

-Tienes razón.  Me voy.  Llámame más tarde.

Prem cruzó los brazos.  El apartamento parecía aún más pequeño ahora que estaba solo con su alfa.

-¿Y cuándo te mudas?

-Aún no he empezado a mirar.

-No vas a vivir aquí estando embarazado.  Son tres pisos y fuera del rellano es insalubre.  Además está lleno de gente de dudosa reputación.  Eso seguro.  No.  Es el hijo de los dos.

-Supongo que puedo alquilar algo más lejos más barato.

-No, no me fío de los barrios que tienen los alquileres más baratos.  Te vendrás a vivir conmigo.

-No.  No te confundas. Puede que aquella noche me comportara como un imprudente, pero ni soy un cazafortunas ni me metería en casa de alguien que no conozco.

-Eres tú el que me está juzgando a mi sin pensar.  Es por tu bien y por el del bebé.  ¿Crees que quiero aprovecharme de ti?

-No -reconoció Prem.  - lo siento. 

-Prem, ¿de verdad no te has dado cuenta de lo que pasa entre nosotros?

-Ya sé que un bebé es algo importante y que tenía que haberte buscado...

-Me refiero al enlazamiento.  A los sentimientos.  A que aquella noche no fue una casualidad que fuera conmigo, que fuera contigo.  Hoy te vi y lo supe.  Lo sentí.  Como dicen en las historias que es.  Sentí que mi alma abrazaba a la tuya negándola a dejarse ir.  Mi lobo olió al tuyo y lo reclamó como suyo.  Sentí que todo cambiaba y nadie se daba cuenta más que yo, porque era algo entre tú y yo.  Estamos predestinados.

Prem tragó saliva.

-Tambien lo sentí.  Pero todo está pasando tan rapido...

-Lo se.  De momento te vas a venir a mi casa.  Es lo más razonable.  Pero no tienes porque dormir conmigo ahora.  Te voy a cortejar como se debe, lograré que más allá de las leyes de la naturaleza desees estar a mi lado. Tengo 39 semanas para lograrlo.

-Voy a preparar una maleta con mi ropa. Los muebles no son míos.  Tengo pagadas otras dos semanas, podremos venir a por ello.

-Asi que fue en esa cama. La recordaba más grande.

Prem sonrió.

-Está muy bien lo que has planeado.  La clínica, llevarme a tu casa... cómo me respetas.

-Cuando te marque te arrepentirás del tiempo perdido.

-Gracias por respetarme.  Pero ya que hay que celebrar lo del bebé, que me despido de este sitio...

-¿Sí?

-Piérdeme el respeto por una última vez hasta que esté listo para aceptar lo nuestro.  Vamos a despedirnos de la cama.

Boun sonrió y se dispuso a concederle el capricho.

39 semanas ||Completa||BounPrem||Omegaverse||OhmFluke||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora