CAPITULO 13CRISTIAN ROMERO
El lunes por la mañana, Lisandro me miró como si yo tuviera dos cabezas.
"¿Qué vamos a hacer qué?" suspiré, doblé el periódico y lo dejé en la encimera.
"No quiero parecer demasiado ansioso, así que le dije a Lionel que teníamos algo que hacer esta mañana, él supuso que se trataba de la licencia matrimonial y yo no lo corregí."
Cogió los platos y los llevó al fregadero. Debía admitir que era un cocinero estupendo. No recordaba la última vez que había desayunado en casa sin que la comida hubiera salido de una caja. El día anterior, Lisandro salió con su coche a hacer unos *recados* y cuando regresó, tuvimos que bajar dos veces para subir todo lo que había comprado en el supermercado.
En aquel momento pensé que estaba loco, pero empezaba a cambiar de opinión. La cena de la noche anterior fue pollo preparado de una manera deliciosa y los huevos revueltos que había hecho para desayunar eran espectaculares igual que el café. Aprobaba de corazón la compra de la nueva cafetera.
Se dejó caer contra el fregadero y se frotó la cara.
"Vale que le permitas creerlo, pero no tenemos por qué hacerlo." Negué con la cabeza.
"NO. Vamos hacerlo, quiero que quede rastro documental, no tenemos por qué casarnos, pero sí vamos a sacar la licencia."
"Cristian." Cogí el cheque dejado en la mesa.
"Considéralo un intercambio justo por la donación." Enarqué una ceja sin dejar de mirarlo. "Por la generosa donación." Tuve el detalle de parecer avergonzado.
"Ya te he dicho que no sabía lo que se considera *generoso* en tu mundo, cuando Pablo empezó a hablar del tema, una de las otras mujeres sacó las uñas y soltó que ella no consideraría generosa una cantidad a mil euros." Se encogió de hombros. "Antes de darme cuentas de lo que pasaba, me escuché diciendo que tú habías donado cinco mil, eso la dejo muerta."
"Me lo imagino, y no pasa nada, salvo que ahora me debes una, así que vamos a sacar una licencia matrimonial para nuestro matrimonio ficticio. vacío su taza de café en l fregadero.
"De acuerdo, voy a arreglarme."
Pasó a mi lado con gesto airado y, como despertó en mí el deseo de verlo furioso, lo agarré por la muñeca y lo senté en mi regazo. Él jadeó e intentó zafarse, pero yo me reí de su vano esfuerzo.
"¿Quieres que vaya a frotarte la espalda?"
"¡No!"
"Haré otra donación."
Me dio un codazo en las costillas, algo que consiguió que lo soltara, y se puso en pie trastabillando.
"Cristian, ¡Ten cuidado o te llevo conmigo a la protectora y les digo que te castren!"
Me eché a reír por lo indignado que parecía y dejé que se marchara refunfuñando algo.
No supe por qué su enfado me hacía tanta gracia, pero así era.
Lionel Scaloni me estrecho la mano y me invitó a tomar asiento a su mesa de juntas privadas. Su despacho, al igual que el resto de la oficinas, exudaba riqueza, pero sin ostentación. Los muebles eran de la mejor calidad, la obras de arte, respetables y elegantes. En las estanterías que cubrían una de las paredes, se alineaban más premios y versiones en pequeño de las campañas ganadoras. La necesidad de que una de mis campañas acabara expuesta en ese lugar me quemaba por dentro.

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Acuerdo de Matrimonio
FanfictionCristian no tiene mas remedio que recurir a su insufrible asistente para proponerle el plan mas descabellado se su vida que pondra su mundo de cabezas. Esta es una adaptacion, todos los derechos corresponden a su autora original. CutixLicha Posible...