CAPITULO 020CRISTIAN ROMERO
Pasar la noche con dos jóvenes tensos y muy nerviosos acabó siendo muy interesante. Paulo mantenía una calma antinatural, algo de por sí desconcertante, pero Lisandro fue la mayor sorpresa. Me había acostumbrado a su actitud callada; sin embargo, esa noche no dejaba de parlotear.
Sin parar.
Le explicó a Paulo los planes que tiene para el salón y para *Nuestro dormitorio* le hizo interminables preguntas acerca de la historia del yoga y preguntas generales acerca de todo los miembros de la familia Scaloni y del personal de la oficina, y después siguió con cualquier tena que se le pasa por la cabeza.
Hablo hasta por los codos. Además, no se sentó en ningún momento. Se movía de lado a otro, gesticulando para enfatizar sus ideas. Cogió, cambio de sitio y recolocó todos los objetos de la estancia en la menos dos ocasiones. No dejaba de darle palmaditas a Paulo en el hombro para asegurarse de qué estaban bien, y me cambio la compresa fría que tenía en el cuello cada veinte minutos. No creo que llegara a la temperatura ambiente en ningún momento. Mientras lo tenía a mi espalda, parloteando, tuve que admitir que me gustaba bastante la forma en la que sus dedos me masajeaban la nuca o cómo me apoyaba la cabeza en su abdomen mientras me acariciaba el pelo. Esas caricias me relajaron tanto que el dolor de cabeza empezó a remitir pronto pese a la cháchara.
De todas formas, su comportamiento me resultaba desconcertante. Incluso Paulo me miró con una ceja enarcada en más de una ocasión. Tras asegurarme de que Lisandro no podía oírnos, me encogí de hombros y le di la única excusa que tenía sentido para mí.
"A él tampoco le gustan las tormentas." Mi explicación pareció satisfacer su curiosidad.
A eso de las diez la tormenta amainó un poco y os truenos se espaciaron bastante, alejándose, aunque la lluvia seguía golpeando los cristales. Paulo se puso en pie.
"Voy a ponerme los auriculares, a subir el volumen de la música y a cubrirme los ojos con un antifaz. A lo mejor consigo quedarme dormido antes de que la tormenta arrecie de nuevo. Lisandro también se levantó.
"¿Seguro que vas a estar bien? Puedo dormir en el diván para que no estes solo." Paulo negó con la cabeza y lo besó en la mejilla.
"Estaré bien. Saber que están al otro lado del pasillo me calmara. No puedo estar solo, nada más normalmente, mis padres se quedan conmigo si Leandro no está. Anto y Gina están tan liados con su bebé que detesto molestarlas. Has sido mi salvación esta noche." Se incline y me besó en la mejilla. "Gracias, Cris. Sé que ya estás harto de verme en el trabajo. Te lo agradezco de verdad."
"Sin problemas."
"Si me necesitas, solo tienes que venir a buscarme." Se ofreció Lisandro.
"Intentaré no hacerlo."
Subió las escaleras, dejándonos a solas a Lisandro y a mí. Analicé su lenguaje corporal. Decir que estaba tenso era quedarme muy corto. Si se tensaba un poco más, sería él quien acabase con dolor de cabeza.
"Oye..." se sobresaltó y me miró con los ojos como platos.
"¿Qué pasa?"
"Nada. ¿Por qué lo preguntas?" resoplé.
"No has parado en toda la noche."
Siguió revoloteando por la habitación, ordenando unos documentos que ya estaban más que ordenados, apilando los periódicos que yo intentaba leer y recogiendo los vasos para llevarlos a la cocina.

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Acuerdo de Matrimonio
FanfictionCristian no tiene mas remedio que recurir a su insufrible asistente para proponerle el plan mas descabellado se su vida que pondra su mundo de cabezas. Esta es una adaptacion, todos los derechos corresponden a su autora original. CutixLicha Posible...