Capítulo 4.

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Camila se despertó, con los ojos hinchados y el pelo revuelto, sin saber dónde estaba. Lo recordó todo dolorosamente cuando torció ligeramente la espalda, al incorporarse.

-¡Ay, ay, ay, ay, aaaayyyyy! -se quejó, tocándose con cuidado el esparadrapo que le tapaba los puntos. Apartando la mano, sintió alivio al no ver sangre. También recordó el dolor y la rabia que había sentido cuando Lauren, firme pero cortésmente, cerró cualquier puerta que esperaba que pudiera haberse abierto entre ellas.

-Ja, que le den por saco a ese puñetero robot. ¡Ella se lo pierde! -rezongó.

Entró tambaleándose en el cuarto de baño adyacente y fue recibida por un espejo de suelo a techo. Gimió y dio la espalda a la horrenda visión que le devolvía la mirada.

-Vale, no se pierde gran cosa -murmuró, meneando la cabeza de mal humor.

Al salir del cuarto de baño, recién lavada y con una sudadera varias tallas demasiado grande para ella, fue recibida por el olor a café. Lauren estaba sentada ante su escritorio, contemplando la pantalla del ordenador.

-¿De dónde ha salido el café? -preguntó Camila.

-De un tarrito.

-¿Ah, sí? ¿Quién lo habría pensado?

-Sí, es una chulada, sólo tienes que quitar la tapa y ahí está.

-¿No habías dicho que no tenías café?

-No lo tenía entonces. Lo tengo ahora.

-Has ido a comprarme café. Me conmueves.

-Los robots tenemos que servir para algo -dijo Lauren, sin apartar la vista de la pantalla.

Camila tragó.

-Lo... estooo... lo has oído, ¿eh? -dijo, ruborizándose.

-Mmm.

-¿También tienes pinchada la habitación de invitados? -preguntó Camila hoscamente.

-No.

-¿Entonces cómo?

-Una de mis muchas habilidades, me temo. No sólo tengo un trasero estupendo, sino que además también tengo muy buen oído -dijo Lauren, no sin cierta soberbia.

-¿Hay algo en lo que no seas perfecta?

-Mmmm, a ver... todavía no hablo español bien del todo, pero estoy en ello.

-¿Y supongo que te las arreglas con todos los demás idiomas?

-Con muchos. Los importantes, en cualquier caso.

-¿Sabes montar a caballo?

-Sí.

-¿Hacer una tarta?

-Si no me queda más remedio.

-¿Luchar con cocodrilos?

-Ya es un poco tarde para pedirme credenciales, ¿no? -preguntó Lauren, apartándose por fin de la pantalla y mirando a Camila directamente.

Dios, qué ojos... olvídate, Cabello, ya ha dejado muy claro cómo están las cosas. Para ella no eres nada más que un cheque. Pero Jesús... qué ojos...

-¿Pasa algo? -preguntó Lauren.

-Oh, eeeh, no... nada. Bueno, ¿estás ocupada con mi caso o estás haciendo otra cosa?

-Hemos hecho progresos con el ataque al menos. Mientras dormías, he ido a ver a unos amigos del trullo local. Luego he ido a ver a una persona que conozco en las tripas del Standard.

LA COBARDE (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora