Cap 33 ~Despedida~

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~(T/N)~

Miré mi mano, el arma de mi padre me protegió, no, fue más que eso, sentí que mi abuelo y él lucharon a mi lado en esta batalla.

—Gracias... —susurré aferrándome a lo que quedaba de ella.

—¡Chicos!

Miré detrás de mí, Mai, Bakura, Serenity, mi manada estaba ahí.

—Tranquilo, esto te ayudará. —Rafael cortó su muñeca y le ofreció su sangre a Yugi.

Él la bebió, y casi de inmediato su respiración volvió a la normalidad. Rafael hizo lo mismo con Tea, y ella despertó.

—¿Dónde... dónde estaban? —preguntó apenas abrió los ojos.

—Los escombros nos atraparon, Rafael nos rescató, pero Mokuba... —Mai tenía al pequeño entre sus brazos.

Pero los fuertes gruñidos de los lobos la interrumpieron.

—¿Qué son esas cosas? —habló Rafael.

—Váyanse... no lo detendré mucho más... —Dante usaba toda su fuerza para someter al monstruo.

Pero este se levantó rápidamente, golpeando a mi amigo contra el suelo, el lobo negro reaccionó a su presencia, dejó a un lado el cadáver que devoraba y miró a su rival.

—¡Atem, no! —gritó Yugi.

—¡¿Ese es Atem?!—exclamó Tea.

—¡Seto, tienes que reaccionar! —pidió Bakura.

Dante se paró frente al lobo castaño, detrás de mí, al otro lado estaba el lobo negro, nos miraba furioso, dispuesto a matarnos.

—(T/N), tenemos que irnos. —dijo detrás de mí.

—No los puedo dejar, no así. —respondí sin apartar mi vista de Atem.

No iba a permitir que se mataran entre ellos. Teníamos que hacer algo para detenerlos.

—No te atrevas... —escuchamos un murmuró entre los escombros, detrás de Seto, también había pasos—. No te atrevas a lastimarlos... o no te lo voy a perdonar. —Seto comenzó a llorar, igual que un cachorro, y miró detrás suyo—. Eres un tontito...

—¡Joey! —exclamó Serenity.

Joey estaba ahí, de pie, con su brazo presionaba la herida en su torso, su ropa estaba completamente desgarrada, y su cuerpo estaba repleto de golpes y rasguños, pero sonreía dulcemente a su Alfa.

Con pasos lentos Joey se acercó al enorme Lobo, cuando estuvo frente a él, acarició con su mano su mejilla y sus orejas.

—Vámonos, siento que me voy a desmayar en cualquier momento.

Lo siguiente que pasó, fue que el cuerpo del lobo comenzó a cambiar poco a poco; se hizo más pequeño, sus patas cambiaron, sus colmillos desaparecieron, tomo la forma de un hombre, y sus ojos azules lloraban con tristeza...

—Creí... Creí... —Joey no dudo en abrazarlo con fuerza, Seto correspondió y hundió su rostro en el cuello de su Omega—. Creí que habías muerto... no soportaba la idea de...

—Ya, estoy aquí, no llores más. —dijo, pero él tampoco pudo evitar comenzar a llorar.

¿Su destinado lo hizo volver? ¿Así deteníamos la transformación?

Pero Atem... él no tenía un destinado... ¿se quedaría así por siempre?

—Tea, debes llamarlo. —pedí, y ella me miró confundida.

La Última De Los Van Helsing (AtemxTú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora