Capítulo 11

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—¿Puedes recordarme otra vez porqué accedí a esto?

—Porque me lo debes, yo te ayudé a cortar con tu ex novia tóxica, y te acogí en mi casa cuando tus padres se enteraron de que eras lesbiana y te echaron. Además, no será tan malo, sólo vamos a ver una película, y la amiga de Enid es bastante guapa. No es mi tipo, porque mi tipo son las omegas con ojos azules, pelo rubio, sonrisa tímida y jodidamente adorable, pero Yoko no está mal.

Divina suspiró resignada.

Habían quedado con Enid y Yoko a las seis en punto en la entrada del cine. Eran las cinco y media y las dos alfas ya estaban apoyadas contra la fachada del local. Bueno, más bien solo una, que miraba divertida como su amiga daba vueltas de un lado a otro a punto de morderse las uñas de los nervios.

—¿Cómo actúo con ella? Se supone que ahora somos amigas, pero yo no sé cómo comportarme con una amiga. Mi única amiga eres tú, y eres igual de imbécil que yo así que no hay necesidad de disimular.

—¡Oye!

—No voy a saber qué decirle, la voy a cagar. Seguro que piensa que soy una alfa descerebrada que solo quiere marcarla, no se me da bien disimular cuánto me gusta cuando está cerca.

—Es que eres una alfa descerebrada que solo quiere marcarla.

—¿Acaso sabemos qué película vamos a ver? Si escogemos una de miedo, a lo mejor se asusta y me abraza. ¿Eso sería bueno o malo? Por una parte, no hay nada que quiera más en este mundo q-que ella me toque, pero, ¿y si no puedo controlarme...

Divina rodó los ojos y sacó su móvil, si Merlina había decidido ignorarla, ella jugaría al Candy Crush. Tenía que admitir, que era divertido ver a su amiga en ese estado.

Merlina Addams siempre fue alguien de pocas palabras; si quería algo lo cogía, y si algo no le gustaba lo decía, no importaba el momento ni lo inapropiado que fuese decir que aquel vestido hacía gorda a la madre de Divina cuando la mujer estaba presente. No solía darle demasiadas vueltas a las cosas y era bastante impulsiva. Por eso, la pelicorto no dudaba de que Enid fuera la pareja destinada de Merlina.

Por eso, y porque cada vez que tenía ocasión, metía el nombre de la omega en sus conversaciones.

"Oye, Merlina, quiero comer pastel"

"¿Sabes que Enid quiere ser repostera?"

"En serio, salgamos, me apetece mucho comer pastel"

"Dentro de unos años, podremos ir a su pastelería a comer"

"Pero yo no quiero comer pastel dentro de unos años, lo quiero ahora"

"¿Sabes a quién le gustan también las cosas en el momento? ¡A Enid!"

Era insufrible.

Otra clara señal, era que el rostro usualmente aburrido e indiferente de Merlina parecía transformarse cuando hablaba de la ojiazul. Sus ojos brillaban y su boca se torcía automáticamente en una suave sonrisa. Divina estaba feliz por su amiga, ese era uno de los principales motivos por los que había decidido acompañarla. Más tarde descubriria que había sido una buena idea.

Merlina sentía sus manos sudar, y su ritmo cardíaco se acercaba peligrosamente a la velocidad de un infarto. Ya había visto a Enid fuera de clase, dos veces (y eso estaba entre los mayores logros de su vida junto con haber ganado el concurso de baile y haberse pasado en un día todos los niveles del Super Mario Bros), pero aquello era diferente. Ya no estaban haciendo ningún trabajo y no era ningún tipo de obligación; Enid, su Enid, la había invitado a pasar la tarde con ella. Dios, quería saltar de emoción, pero debía mantener la compostura.

intocable; wenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora