Capítulo O2

4.3K 634 207
                                    

—Hoy empezaremos el trabajo de final de semestre.

Una oleada de quejas se hizo presente en cuanto el profesor dio aquel anuncio con una optimista sonrisa.

—Esta vez, lo harán en parejas.

Los lamentos se transformaron en vítores.

—Parejas que elegiré al azar.

Y, de nuevo, más protestas.

Merlina bufó, ¿aquel viejo maestro creía que tenía gracia? Su plan inicial era no hacer el proyecto, si le obligaban a trabajar con alguno de sus menores, simplemente dejaría que el pobre chico hiciera todo el trabajo. ¿Qué más daba una nota menos?

—Bien, para hacerlo más interesante, en este recipiente tengo papeles con todos sus nombres. Sacaré dos y esa será la pareja de trabajo.

El profesor sonrió y sacó de manera reverencial un pequeño recipiente plateado, como si de un objeto valioso se tratase.

Si había algo que Merlina odiara más que nada, era a la gente que se esforzaba más de lo necesario. Cajeras del supermercado que sonreían falsamente, gente que saludaba desganada y profesores que fingían apreciar su trabajo aunque estaba claro que venderían su alma al diablo con tal de escapar de la masa de adolescentes ruidosos y maleducados.

—Empecemos. Yoko Tanaka y... Bianca Barclay.

La ronda de emparejamiento empezó, la tensión se sentía en el ambiente junto con las quejas de los desafortunados que acababan con alguien que no era de su agrado.

Merlina ignoró todo el paripé hasta que, por fin, el profesor le nombró. ¿Qué pobre infeliz tendría que cargar con su lastre?

—Merlina Addams y... Enid Sinclair.

Un silencio sepulcral cayó sobre el aula, era gracioso porque, dentro de Merlina, todos los mecanismos se habían puesto en funcionamiento. Su corazón martilleaba con fuerza en su pecho y podía oír el latido dentro de su cráneo. Casi se cae del asiento, y empezó a boquear como un pez fuera del agua. Debió hacer algo muy bueno en otra vida.

Dirigió la vista a la linda omega, pasando por todos los alfas que le dirigían miradas asesinas. Cualquiera de esos desgraciados o desgraciadas habría dado lo que fuera por ser emparejado con Enid. Hasta el profesor frunció el ceño.

—Señorita Sinclair, dadas las circunstancias, entendería que usted solicitara un cambio de compañero...

Merlina quería gruñir, amenazar con sus colmillos al maestro. ¿Tan terrible era ser su pareja que ni siquiera el tutor podía fingir tenerle aprecio? Vale que era vaga, malhumorada, despreocupada, nunca colaboraba, le daba igual su nota y la de los demás pero... ¿Tan terrible era ser su pareja? Algunos alfas estúpidos apoyaron las palabras del profesor con bajos murmullos. Imbéciles.

Mientras, Enid fruncía el ceño. No entendía a qué se debía ese desprecio hacia su compañera. Era cierto que Merlina Addams había repetido, y que no era conocida por ser la persona más comunicativa del mundo, pero, de ahí a que el mismo profesor la hiciera a menos iba mucho.

No era justo, nunca había cruzado más de dos palabras con la alfa y nunca había tenido problemas con ella. La rubia odiaba a la gente que despreciaba a los demás sin motivos.

—No quiero cambiar —dijo con su usual tono suave pero firme.

Merlina la miró sorprendida, casi fracturándose el cuello al escuchar la declaración de la menor.

—¿Está segura, señorita Sinclair? —preguntó reticente el profesor.

"Cierra la boca, viejo verde", pensó Merlina con rabia.

intocable; wenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora