𝐅𝐀𝐌𝐈𝐋𝐘 𝐋𝐈𝐍𝐄, scream ✔︎

02; culpa

CHAPTER TWO
culpa

Verónica paso toda la noche al lado de Tara, esta inconsciente, culpándose por lo que había pasado.

Si ella hubiera estado en la casa de Tara capaz la hubiera podido ayudar, defender.

Estaba sola.

Aseguró a Tyler que se quedaría con Tara y que cualquier cambió que hubiese se lo notificaría al instante.

También aviso a su padre, y él simplemente le dijo que tuviera mucho cuidado y que cuando pudiera pasara por casa.

Dewey estaba aterrado.

Tara era una de las íntimas de su hija, por lo que significaría que Ghostface estaba en ese grupo, y que Verónica estaba en peligro.

La morena escuchó el ruido de la puerta haciendo que levantase la cabeza en esa dirección, encontrándose a una enfermera que la miró con media sonrisa.

—Hola.

—Hola — la joven correspondió el saludo. La enfermera pelirroja se acercó a Tara comprobando unos aparatos cerca de la camilla.

—Eres buena amiga, no muchos se quedan toda la noche cuando no han despierto — comentó ella, Verónica suspiró encogiendo sus hombros.

No se sentía buena amiga, lo que sentía era culpa.

—Es mi mejor amiga, esto es lo que menos puedo hacer.

—Vete a clase — habló con dulzura —, o a tu casa, descansa, yo la cuido, cualquier cosa te puedo avisar.

Verónica tragó saliva, estaba cansada, pero de todas maneras no iba a ir a su casa para dormir, tras pensarlo, finalmente accedió, dando su número de teléfono, y así se marchó.

Avisó a Tyler que iba a ir a clases, él le dijo que era lo mejor, despejarse un poco hasta que despertara.

Sin darse mucha cuenta ya que había estado pérdida entre sus pensamientos, llegó a su hogar, y sacó las llaves para abrir la puerta, enseguida entró vio a su padre en el sofá, su pierna moviéndose con ansiedad, jugaba con sus dedos y tenía la cabeza baja.

—Papá.

Dewey alzó su cabeza hacia la voz, encontrándose con su hija. Se levantó de un saltó y rodeó a Verónica con sus brazos en un abrazo.

La morena se permitió disfrutar de ese abrazo donde el mayor le acariciaba la parte trasera de la cabeza, un sentimiento de comodidad se estableció en su pecho, a la vez que las ganas de llorar.

—Tengo miedo, papá — habló Verónica aún en el abrazo, su padre la separó levemente tomándola por las mejillas, con delicados movimientos.

Verónica era lo más importante para Dewey, después de perder todo solo le quedó ella, que en poco tiempo conquistó el corazón del mayor, era tan buena, se preocupaba tanto por él.

—No dejaré que te pase nada, cariño.

(...)

—¡Vero! — exclamó Wes al ver como se despedía de su padre, que no tardó mucho en conducir de nuevo a su casa. La morena al escuchar la voz de Wes se giró hacia él, al verlo pudo formar una pequeña sonrisa.