04; pasado

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CHAPTER FOUR
pasado

Verónica abrió la puerta de su casa algo aliviada al haber llegado por fin, necesitaba sentarse.

Cuando pudo entrar lo primero que escuchó fue a su madre en la televisión, y Dewey, mientras desayunaba en el sillón, le sonreía viéndola.

No pudo evitar sentir pena, su padre amaba a Gale, solo que sabía que Nueva York no era su sitio, pero si el de su pareja.

—Verónica — se sorprendió él al verla, aún con la sonrisa —, pensé que estabas en clase — su hija tragó saliva algo nerviosa, Dewey enseguida frunció el ceño —. ¿qué paso?

—Antes de clase quería visitar a Tara, y así lo hice, pero antes me encontré a Sam, la vi bastante preocupada, me quedé con ella, su móvil sonó, él vino.

Explicaba rápidamente, las lágrimas se comenzaban a acumular en sus mejillas, sorprendentemente no había llorado en todo el camino, no se lo creía, pero ahora al ver a su padre preocupado delante de ella entendió que todo era real.

—Verónica... — murmuró su padre, en ese instante ella se rompió, soltó el primer sollozo, Dewey no tardó en rodear su cuello y abrazarla, acariciando su cabeza.

La morena se sentía tan pequeña, tan débil, era como una niña que tras haberse caído, iba corriendo a los brazos de su padre, donde encontraba un apoyo.

Unos hombros en los que llorar sin prejuicio.

Tras unos minutos así, logró explicarle a su padre todo lo sucedido, mientras que él solo comenzaba a sentir todo lo que su hija le transmitía.

—No puedes seguir aquí.

Verónica frunció el ceño —. ¿Qué?

—Te irás con tu madre mañana, no puedo- no voy a perderte, esa es la única manera en la que puedo cuidar de ti, alejándote — dijo Dewey, su voz se cortaba débilmente. Su hija negó con su cabeza notando más lágrimas bajar por su mejilla.

—¡Y quién va a cuidar de ti! — exclamó algo enfadada, su padre era así, siempre quería cuidar de todos pero nunca se preocupaba por él mismo —. No me iré con mamá, no te dejaré solo ni a ti, ni a mis amigos, no puedo hacer eso.

—Hija no-

—No te voy a dejar solo, papá.

Dewey sintió su cuerpo flaquear —. No morirás como Tatum, no puedo perderte.

Su enfado desapareció al escuchar esas palabras, era normal que sintiera ese miedo, así que dejó su mano sobre la de él —. No lo harás, papá, estaré bien, estaremos bien.

No aguanto más y prácticamente se tiró sobre el mayor en un abrazo. Ambos tenían mucho miedo, no podían imaginarse sin el otro.

Unos toques a la puerta hicieron que se separaran extrañados —. ¿Llamaste a alguno de tus amigos?

Verónica negó confundida —. Nadie lo sabe aún.

—¡Dejadme en paz! — exclamó haciendo a su hija sonreír, iba de hombre duro, pero al final era un trozo de pan.

—Perdone las molestias, señor Riley — Verónica al instante reconoció la voz, se tenso recordando lo que había pasado poco tiempo atrás —. Solo queremos hacerle unas cuantas preguntas.

𝐅𝐀𝐌𝐈𝐋𝐘 𝐋𝐈𝐍𝐄, scream ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora