Capítulo 15

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Era una noche para celebrar. Lo había conseguido. Por fin trabajaba para Black Group.

Me reuní con Remus, firmé el contrato y se quedó encantado cuando le dije que quería empezar a trabajar de inmediato. Mi despacho estaba preparado, así que me presentaron oficialmente a mi asistente, Pansy.

Remus había dejado algunas carpetas en mi mesa. Me zambullí en ellas con entusiasmo y anoté detalles preliminares a medida que se me ocurrían distintas ideas.

Cuando me dijo que se iba a celebrar una pequeña reunión después de cerrar la oficina, llamé a Harry para avisarle de que llegaría tarde a casa, de manera que me sorprendió verlo aparecer, nada más y nada menos, con una bandeja de galletas.

Tras haber examinado el suculento bufé libre que habían preparado sentí el deseo de poner los ojos en blanco. ¿Cómo se le había ocurrido llevar galletas caseras a un evento semejante? Además, ¿por qué había ido? Yo no le había dicho que lo hiciera. La respuesta fue evidente al instante. Hermione aplaudió y se acercó corriendo a él.

—¡Has venido! ¡Y has traído las galletas que te pedí! ¡Eres el mejor! —Hermione procedió a abrazarlo y creó un alboroto por el hecho de que mi prometido acabara de llegar.

Consciente de que debía controlar mi expresión, atravesé la estancia sin olvidar que todos los ojos estaban clavados en mí. Abracé a Harry por la cintura y lo pegué a mí. Le acaricié el pelo con la nariz mientras le decía en voz baja:

—Cariño, no me dijiste que ibas a venir. De haberlo sabido, habría bajado a buscarte —Lo abracé con más fuerza—. Ni siquiera has respondido a mi mensaje de texto.

Él me miró y me percaté de la aprensión que asomaba a sus ojos.

—Hermione insistió en que te diéramos una sorpresa.

—Me asustaba la posibilidad de que si te enterabas de que iba a venir, te los quedaras a ambos. A él y a las galletas —bromeó Hermione.

Esbocé una sonrisa al percatarme de su tono travieso.

—Prefiero compartir las galletas antes que compartirlo a él.

Hermione soltó una risilla, y supe que había acertado con el comentario. Hermione aferró a Harry del brazo.

—Separaos ahora mismo. Papá quiere ver a Harry otra vez, y yo quiero enterarme de cómo van los planes para la boda. —Se lo llevó casi a la fuerza mientras yo hacía un puchero exagerado, tras lo cual me serví otro whisky. Y tomé dos galletas, eso sí.

Así se desarrolló la tarde. Como si yo no estuviera presente. Fui de grupo en grupo, hablé con Remus, con Theodore y con Ron. Todos se burlaron de mí por intentar hablar de trabajo, e insistieron en que era una reunión social. Remus sonrió mientras me daba unas palmadas en la espalda y me decía que le emocionaba verme tan ansioso, pero que ya llegaría el lunes.

Me enteré de sus planes para el fin de semana, los oí hablar de sus parejas y de sus vidas, y me pregunté cómo era posible que alguien estuviera tan unido a otra persona. Parecía que las circunstancias eran similares para todos.

Todos miraban a sus parejas con evidente adoración. Tanto almíbar me estaba provocando náuseas, pero seguí el ejemplo y observé a Harry mientras se movía por la estancia hablando con la gente, normalmente acompañado por Hermione o por Sirius. Parecía la estrella de la reunión. Todos querían hablar con mi prometido.

Sus galletas fueron un exitazo y desaparecieron mucho antes de que lo hiciera el resto de los postres. ¿En qué momento empezó a ser más importante que yo? Él era un accesorio. Yo era la estrella. Siempre era yo quien dominaba las reuniones. ¿Cómo era posible que eso hubiera cambiado? Fruncí el ceño mientras reflexionaba al respecto.

Contrato de MatrimonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora