Capítulo 20

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Draco

Pasar la noche con dos personas tensas y muy nerviosas acabó siendo muy interesante.

Hermione mantenía una calma antinatural, algo de por sí desconcertante, pero Harry fue la mayor sorpresa. Me había acostumbrado a su actitud callada; sin embargo, esa noche no dejaba de parlotear.

Sin parar.

Le explicó a Hermione los planes que tenía para el salón y para «nuestro dormitorio»; le hizo interminables preguntas acerca de la historia del yoga y preguntas generales acerca de todos los miembros de la familia Black y del personal de la oficina; y después siguió con cualquier tema que se le pasara por la cabeza. Habló por los codos.

Además, no se sentó en ningún momento. Se movía de un lado para otro, gesticulando para enfatizar sus ideas. Tomó, cambió de sitio y recolocó todos los objetos de la estancia en al menos dos ocasiones. No dejaba de darle palmaditas a Hermione en el hombro para asegurarse de que estaba bien, y me cambió la compresa fría que tenía en el cuello cada veinte minutos. No creo que llegara a la temperatura ambiente en ningún momento.

Mientras lo tenía a mi espalda, parloteando, tuve que admitir que me gustaba bastante la forma en la que sus dedos me masajeaban la nuca o cómo me apoyaba la cabeza en su abdomen mientras me acariciaba el pelo. Esas caricias me relajaron tanto que el dolor de cabeza empezó a remitir pronto pese a la cháchara.

De todas formas, su comportamiento me resultaba desconcertante. Incluso Hermione me miró con una ceja enarcada en más de una ocasión. Tras asegurarme de que Harry no podía oírnos, me encogí de hombros y le di la única excusa que tenía sentido para mí.

—A él tampoco le gustan las tormentas.

Mi explicación pareció satisfacer su curiosidad.

A eso de las diez, la tormenta amainó un poco y los truenos se espaciaron bastante, alejándose, aunque la lluvia seguía golpeando los cristales.

Hermione se puso en pie.

—Voy a ponerme los auriculares, a subir el volumen de la música y a cubrirme los ojos con un antifaz. A lo mejor consigo quedarme dormida antes de que la tormenta arrecie de nuevo.

Harry también se levantó.

—¿Seguro que vas a estar bien? Puedo dormir en el diván para que no estés sola.

Hermione negó con la cabeza y lo besó en la mejilla.

—Estaré bien. Saber que estáis al otro lado del pasillo me calmará. No puedo estar sola, nada más. Normalmente, mis padres se quedan conmigo si Ron no está. Theodore y Astoria están tan liados con los niños que detesto molestarlos. Habéis sido mi salvación esta noche. —Se inclinó y me besó en la mejilla—. Gracias, Draco. Sé que ya estás harto de verme en el trabajo. Te lo agradezco de verdad.

—Sin problemas.

—Si me necesitas, solo tienes que venir a buscarme —se ofreció Harry.

—Intentaré no hacerlo.

Subió las escaleras, dejándonos a solas a Harry y a mí. Analicé su lenguaje corporal. Decir que estaba tenso era quedarme muy corto. Si se tensaba un poco más, sería él quien acabase con dolor de cabeza.

—Oye…

Se sobresaltó y me miró con los ojos como platos.

—¿Qué pasa?

—Nada. ¿Por qué lo preguntas?

Resoplé.

—No has parado en toda la noche.

Contrato de MatrimonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora