ANCLA | Millones de veces me repetí que estaría sola, condenada a cuidar a mi padre y a mis hermanos
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Nadie dijo que una ojos verdes y mi conexión, me darian la libertad para poder decidir
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☘ No hay mayor placer que el de encontrar un viejo amigo, salvo el de hacer uno nuevo.
—Rudyard Kipling.
MIS PIES SE QUEDARON ESTANCADOS EN DONDE ME ENCONTRABA. El chico que tenía enfrente de mí sabía que era al que le decían Cinco. Mis manos comenzaron a temblar debido a todo lo que estaba pasando y lo lento que estaba procesando.
No solo había sentido como me conectaba con alguien más después de cuatro años, sino que era el protagonista de aquellos sueños que había tenido y el dueño de mis lienzos de los últimos días. Agregando que era enemigo de mi propia academia, de mis hermanos.
Estaba perpleja, tratando de procesar todo más rápido—. Eres... —Tomé un poco de aire. Él me señaló—. Eres la mujer del teatro —dijo sorprendido.
Olvidé como se respiraba. ¿Cómo que la mujer del teatro? ¿Cómo en mi sueño? No estaba comprendiendo nada de lo que estaba sucediendo. Me alejé un poco cuando lo vi acercarse. Se veía tan sorprendido como yo.
—Está bien —dijo alzando las manos. Mi cuerpo se relajó—. No soy el enemigo.
Tragué saliva—. Lo sé —exclamé con un hilo de voz. Él soltó el aire que tenía retenido—. Eres el chico de mi sueño. ¿Cómo es eso posible?
—¿Sueño? —preguntó. Algo dentro de mi se sacudió. Asentí.
—Me estoy volviendo loca —exclamé en un susurro. Llevé mis manos ala cabeza tratando de comprender. Al sentir el leve roce de mi cabello con mis manos recordé lo más importante. Comencé a jalar mi cabello con desesperación tratando de verlo—. ¿Es blanco? ¿Mi cabello sigue blanco?
Las preguntas se quedaron en el aire. Quería estar segura de si realmente había sentido aquel cosquilleo o solo había sido una imaginación mía. Sus ojos verdes me habían recordado mucho a Ethan, tal vez me había hecho delirar, me había hecho pensar en él y en la conexión que teníamos. Una sensación fantasma.