Capítulo 15

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NIRA
Arrastró a Tsireya por la playa mientras ella se retuerce e intenta que le suelte el pelo. No voy a soltar su trenza hasta que esté muerta.

—Suéltame, pirada —exige ella con lágrimas en los ojos.

Estoy segura de que sus gritos se han escuchado hasta en el otro lado del mar.

Saco un cuchillo de mi cinturón y la suelto. Automáticamente ella se toca el pelo y se aleja de mi, mientras su mirada va de mi cuchillo a mi.

Le regalo una sonrisa ladeada.

—¿Q-que estás haciendo? —tartamudea retrocediendo unos pasos.

Lentamente, avanzo hacia ella sin borrar mi sonrisa. Su mirada aterrorizada solo me da más ganas de rajarle la garganta.

—Asegurándome de que no lo vuelvas a tocar jamás —escupo jugando con el cuchillo entre mis dedos.

No quiero decir que Neteyam no se pueda acostar con nadie que no sea yo, aunque eso lo agradecería. Simplemente no voy a permitir que alguien lo toque sin su consentimiento.

—Neteyam y yo... no lo hicimos —lloriquea Tsireya pasándose una mano por la cara para expulsarse las lágrimas.

—Lo sé.

—N-no te entiendo.

Ya ha parado de caminar hacia atrás al ver que está atrapada entre el mar y yo.

—No hace falta que lo hagas —murmuro cogiendo la daga con más fuerza.

Y con un simple movimiento la cojo del cuello y pego su espalda contra mi, de manera que el cuchillo de mi mano se sitúe justo en su garganta.

—P-por favor...

Sus sollozos me hacer rodar los ojos.

Nunca se me ha conocido por una persona compasiva, espero que no crea de verdad que voy a empezar a serlo hoy.

La rabia me consume tanto que estoy tentada a llevarla lejos y torturarla hasta que ella misma pida su muerte, pero al ser la hija del jefe, le voy a regalar una muerte rápida.

Y, sin querer alargarlo más, aprieto el cuchillo contra su garganta, cortando la carne y apagando por fin sus quejas.

Dejo caer su cuerpo sin vida en la arena y levanto la mirada hacia la orilla.

Oh, tenia público por lo que parece.

Seguro que mi cara de satisfacción es todo un cuadro.

***

NETEYAM
Mi mirada pasa por el cuchillo en su mano hasta el cuerpo sin vida de Tsireya, repetidas veces. Y después cae sobre Nira.

Me fijo en el pánico en los ojos de Tonowari, pero a juzgar por sus movimientos no es por el hecho de que se haya muerto su hija, sino porque se ha quedado sin primogénita.

Yo aún no sé muy bien como sentirme al respecto.

Nira se guarda el cuchillo y camina como si nada hacia nosotros. Puedo notar a mi padre observando por el rabillo del ojo mientras yo paso mi mirada por toda su figura.

Tiene sangre en casi toda la cara y en las manos, aunque también ha llegado a su abdomen y pecho.

—Tenéis suerte de que haya dejado el cuerpo para que podáis hacer el ritual —bufa, pasando por nuestro lado.

Y así de simple, se está hiendo. ¡¿Y SIN CONSECUENCIAS?!

A ver, no es que Tonowari vaya a matarla ahora. Quiero decir, justo cuando ella les ha asegurada la paz y acabar con su padre. Tonowari no es tan estúpido.

Tonowari corre hacia su hija, lanzándole una mirada aterrorizada a Nira y le hace una señal a mi padre para que la siga a la sala y sigan planeando.

Me apresuro a seguir a Nira y cuando llego a su lado le susurro:

—¿Necesitas que te ayude con la ducha?

Nira me mira y sonríe. Una sonrisa genuina que hace que mi estómago de vueltas.

—De necesitar no te necesito, pero si que me gustaría que me ayudases —contesta altivamente. —Pero cuando acabemos con el plan.

Asiento sin poder contener mis manos que, antes de que yo pueda frenarlas, la cogen por la cintura y la hacen girar hasta tener su rostro a centímetros del mío y nuestros pechos pegados.

Me mira por debajo de sus pestañas y esa es mi última links de autocontrol que tenia: Junto nuestros labios en un beso casto, que no se ni donde a salido.

El beso parece hasta dulce.

El sabor metálico de la sangre me hace sonreír contra su boca antes de morderle el labio inferior y separarme con una sonrisa.

Ella me mira con algo extraño en sus ojos, pero no puedo comentarlo porque el na'vi menos oportuno del mundo se acerca saltando.

—¿Habéis visto a Inut? —nos pregunta cuando llega a nuestro nivel.

—Ehm... Debería estar con la guardia Metkayina, donde creo que está practicando sus habilidades de combate, ya sabes que iba un poco mal con el cuerpo a cuerpo —responde Nira, alejándose de mi.

De verdad, Teikai, algún día te voy a asesinar por interrumpir el momento.

—Te aseguro que es muy bueno con el cuerpo a cuerpo —Teikai sube y baja las cejas con picardía.

Nira rueda los ojos mientras yo intento no ponerme rojo. Mierda, seguro que mis orejas ya están enrojecidas.

—Ve a buscarlo y deja de dar la lata por aquí —ordena ella y Teikai solo sonríe más ampliamente.

Pero, se va saltando hacia el otro lado de la playa, aún con una sonrisa traviesa. No puedo ni imaginar lo que es estar cerca de Teikai por más de dos días. Debes volverte loco.

En fin... Cuantas ganas de acabar la reunión de guerra, dios.

Pero mi mente divaga hacia Lo'ak y la sonrisa se me va de los labios. Mierda, ¿qué pensará él de mi si me ve ahora mismo, besándome con la asesina de su novia?

No quiero ni pensar en lo destrozado que está.

Chica de CenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora