Secreto (Nazunist/Resubido/Reescribiendo)

-VI-

URSS regresó una vez más a la habitación donde había dejado a Reich. Consigo llevaba algunas vendas y algo de agua por si el alemán ya hubiera despertado. Había tomado una decisión, quizás no la más acertada, pero no daría marcha atrás; solo el tiempo diría si fue buena o mala.

Por ahora, se encargó de resolver algunos asuntos urgentes. Con eso hecho, podría ausentarse un tiempo de la vista de sus superiores o de sus soldados. Con un suspiro de cansancio, entró a la habitación después de reflexionar sobre sus acciones. La situación era más que estresante y aún no quería pensar en cómo lidiar con cierto americano y su familia.

Más molesto de lo que debería estar, fijó su mirada en el cuerpo de Third. Su respiración era lenta, demasiado, pero estaba presente, lo que lo dejaba suficientemente tranquilo al respecto. Observó los demás rasgos de Third, detalles que no se había permitido notar antes debido a todo lo sucedido. A pesar de estar dormido, mantenía una leve expresión de preocupación; sus labios estaban heridos, como si se los hubiera mordido, y con la peligrosa dentadura que poseía el alemán, era muy probable que eso hubiera sucedido. También había leves surcos bajo sus ojos; probablemente Third tampoco había podido descansar adecuadamente.

Se acercó lentamente, la madera bajo sus pies crujía levemente. Con suerte, el ruido no lo despertaría demasiado pronto; URSS no estaba listo para eso aún. Apoyándose contra la pared, bajó lentamente hasta quedar sentado relativamente cerca del alemán. Podría vigilarlo desde ahí; para su suerte, la luz del pasillo exterior era suficiente para iluminar la habitación ligeramente. Acomodándose en su sitio, decidió esperar con paciencia a que su desafortunado prisionero despertara.

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Reich poco a poco volvió a tomar conciencia. Su cabeza aún se sentía pesada y le dolía, pero mucho menos que antes. Esta vez, sus ojos pudieron adaptarse más rápido, permitiéndole notar el entorno en el que se encontraba. Intentó levantarse lentamente, pero el dolor en sus extremidades dificultaba bastante el trabajo. Además, un dolor punzante afectaba su pierna cada vez que la movía ligeramente.

Adoptando una posición relativamente sentada, pudo analizar su entorno. Parecía ser una especie de depósito; había algunos gabinetes y muebles con objetos de apariencia antigua. Sus ojos vagaron por la habitación levemente iluminada hasta que encontraron a su captor.

Decir que su corazón no comenzó a latir más rápido sería engañarse a sí mismo. Su corazón se aceleró como cada vez que veía al soviético, aunque ahora se debatía internamente si era por el miedo que el ruso le generaba ahora. URSS estaba sentado a una distancia prudente; parecía que el sueño lo había alcanzado en esa incómoda posición. Su cabeza caía levemente hacia un lado, con la típica ushanka que llevaba sobre las piernas, dejando a la vista los cabellos desordenados del soviético.

En cualquier otra situación, Third se habría reído, quizás burlado y hasta se habría enternecido. Sin embargo, en su horrible situación, solo le causaba pánico. Podría intentar escapar aprovechando que su captor estaba siendo víctima de algo tan básico como la necesidad de dormir, pero sabía que no llegaría a la puerta sin quejarse o caer debido a su debilidad.

Su respiración ahora era irregular; sus brazos temblaban por el esfuerzo de mantener su cuerpo ligeramente levantado, todo eso, junto al dolor generalizado que sentía, no ayudaba en absoluto. Irremediablemente, sus brazos cedieron, cayendo de golpe sobre la superficie donde estaba recostado anteriormente. Las tablas de madera sonaron por el movimiento brusco, y un lamento de dolor escapó a pesar de sus intentos por contenerlo.

Parecía que todo eso causó que URSS despertara abruptamente, algo alarmado. Sin embargo, rápidamente recuperó la compostura para encontrar al responsable del repentino ruido. Third tenía una respiración agitada, casi como si le costara, además de la inconfundible mueca de dolor.