-II-

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Ambos se frecuentaban cada uno que podían, se habían vuelto algo así como amigos, aunque no lo demostrarían en público.
Solían organizar visitas al país con la excusa de repasar y fortalecer sus tratados y alianza, que después pasaron a ser algunas tardes de charlas casuales. Eso había estado pasando por al menos ocho meses, por lo que ya tenían días fijados que muy raramente eran incumplidos.

"Ya debería haber llegado, o haber mandado alguna carta" Era el pensamiento interno de la representación soviética.

La reunión debía haberse efectuado en la residencia del ruso, la hora acordada había pasado y el alemán no era alguien impuntual, mucho menos faltaba a una reunión sin previo aviso.

"¿Se le habrá olvidado?"

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En otro lugar, un joven alemán se encontraba despertando, se había desmayado en la sala de su casa.

Su cabeza dolía, no recordaba muy bien lo que estaba haciendo antes de terminar en el piso, sólo que había estado sintiéndose mal los últimos días.
Al levantarse, empezó a tomar en cuenta su entorno, un ruido leve molestaba a sus oídos, muy parecido al llanto de un niño, lo que le causaba aún más confusión, no tenía ningún niño en su casa, debía ser producto de su mente aturdida.

Un escalofrío le recorrió la espalda al entrar en conciencia de que el llanto era completamente real.

A su lado se encontraba un bebé. Era pequeño, se quitaba y lloraba, extendiendo sus pequeñas extremidades con inquietud.
Su llanto era demasiado suave, a ratos parecía ahogarse, asustando aún más a la representación alemana.

Con algo de inquietud, lo reconoció más suavemente de lo que pudo. La pequeña criatura se acercó casi de inmediato, abriendo sus ojos azules para mirar al adulto con especial interés.

Después de haberse analizado mutuamente, el bebé decidió que era más importante mordisquear sus propios dedos que ver a un adulto confundido y asustado.

"¿Qué hora es?" Se preguntó así mismo recordando su reunión con ciertos soviéticos. Al mirar el reloj, ya era muy tarde, exactamente tres horas de la hora acordada.

Internamente se dijo que luego mandaría una carta de disculpa, en ese momento tenía preocupaciones mayores.

Su vista empezó a analizar la apariencia del pequeño recién nacido. El pequeño dormitaba en sus brazos, aunque carecía de prenda, no parecía tener frío.

El ahora padre, no sabía bien lo que significaba la aparición del niño, solo le quedaba esperar que fuera un buen augurio para el futuro.

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" Decidí irme a Alemania." Fue el pensamiento concluyente de URSS.

Había estado la última media hora cuestionando si debía seguir esperando, directamente rendirse o ir a buscar a su aliado.

Por supuesto, esto era porque le parecía una falta de respeto y no porque estuviera preocupado, por supuesto que no está preocupado.

Sin embargo, todavía debía cuidar a Rusia, no era lo suficientemente grande como para dejarlo solo, y no sabía si aguantaría un viaje de casi tres horas.

"Debe acostumbrarse de a poco a hacer viajes largos"
Fue la sentencia que dijo su mente, entonces alistó todo lo que podría necesitar para llevar al chiquillo.

-horas después-

Third iba a entrar en pánico. El bebé no había dejado de llorar y él no sabía qué hacer para que dejara de hacerlo, había estado una hora entera durmiendo, después estuvo 30 minutos dormitando y quejándose para luego romper en un llanto desesperado. Reich estaba a punto de acompañar a su hijo en el llanto. Debido a la desesperación, no había tenido suficiente acercamiento con niños tan pequeños como para saber qué necesitaba.

Secreto (Nazunist/Resubido/Reescribiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora