-IX-

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Finalmente URSS tenía un plan.

No era infalible, pero era lo mejor que se le ocurría.
Aprovechando que le habían dado como una especie de vacaciones y estaba sin la compañía militar habitual, pudo idear una forma de sacar a Reich de esa vieja casa.

Realmente no había conversado por completo la situación con el implicado, pero eso era lo de menos, no tenía dudas de que Reich aceptaría salir de ahí. Después de todo, lo estaba liberando.
Por supuesto, habían por menores en la situación. Sin ir muy lejos, que probablemente Reich no tendría un lugar seguro al que ir sin que lo descubriesen.

A pesar de su apariencia casi completamente humana, tenían claras distinciones de los humanos comunes. Desde ojos de colores genéticamente imposibles, hasta cosas más notorias como alas. Tanto URSS como Reich contaban con colores de cabello bastante antinaturales para un humano, y después estaban los ojos de cada uno. Urss los tenía de un color dorado, y Reich los tenía de color morado.
Fuera de estos rasgos que hasta algún punto se pueden disimular, Reich tenía una extraña dentadura, además del claro signo (ahora ofensivo) representativo del gobierno que había terminado representando. Incluso estando en una zona en la que podía disimularlo, no podría hacerlo por siempre, lo que le dificultaba aún más el escape.

Aún con todo eso, URSS estaba dispuesto a ayudarlo a escapar a algún lugar donde nadie pudiese reconocerlo, al menos no con facilidad.

Finalmente, después de una reflexión que duró días, URSS finalmente había llegado a una resolución para sus sentimientos y conflictos internos.
Tras mucho pensar y reflexionar, decidió que lo mejor (al menos por el momento), era que se alejara del alemán.

Probablemente era una situación de la que ambos deberían hablar, pero no estaba listo para saber las motivaciones de Reich para traicionarlo, podría decir que incluso se encontraba en un estado de negación a lo sucedido, sin querer terminar de comprender que probablemente Third no lo había apreciado tanto como el había llegado a hacerlo. Porque incluso con toda la ayuda que, de alguna extraña forma le estaba brindando, lo hacía más porque no podía soportar la idea de que Reich estuviese en peligro, tal vez como consecuencia de el aprecio y cariño que había llegado a desarrollar por él.

Agitando de su cabeza esos pensamientos que siempre le acosaban, decidió que era el momento para compartir su idea al alemán.

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Third había mejorado bastante en esos días. Probablemente por todo el cuidado que había recibido de URSS, aunque eso no le dejaba más tranquilo al respecto de su situación.

Había estado en esa habitación por cuenta propia después de un tiempo. Incluso con el permiso del ruso para vagar por la gran casa, no quería abusar de la poca libertad que se le estaba brindando.

Eso y que temía que el dolor regresara y tuviese que pedir ayuda al soviético.

Probablemente bajo circunstancias muy distintas no habría dudado en pedirle ayuda a URSS, le tenía la suficiente confianza para no sentir que estaba siendo una molestia, pero ahora era completamente distinto.

Si antes le había parecido difícil soportar los fríos tratos del ruso, ahora le era aún más. El soviético dejó de mirarlo cuando le hablaba, ya no había ningún tipo de contacto físico entre ambos desde que Third pudo manejarse por su cuenta, incluso notó que URSS lo evitaba constantemente cuando estaba cerca. Fue en parte otra de las razones para no querer salir de esa habitación.

Las únicas veces que había explorado la casa había terminaba encontrándose con el ruso, la situación en esos momentos se tornaba amarga y tensa, sobre todo la última que había sido completamente incómoda.

Secreto (Nazunist/Resubido/Reescribiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora