-XIX-

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Advertencia: Sangre y menciones de asesinato.

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Siempre fué una situación bastante problemática la relación de los humanos con los que, se suponía, los representaban.
Éstos mismos iban en contra de la creencia de los humanos, con su vida larga, apariencias ciertamente extrañas y, con particularidades bastante extrañas.

Se decía entre los más antiguos, que quienes representaban a los pueblos más primitivos eran todas de género femenino. Poseían todas las características de las mujeres humanas, con las propias características de las naciones que surgieron en la posterioridad.

Uno de ellos le reveló a su sucesor algo bastante inquietante. 

"

—Alguna vez yo tuve una madre.—"
La voz sabía de la nación hablaba de forma calmada con su sucesor. "— Y no hablo de una humana que me haya cuidado, más bien, una de los nuestros, que me tuvo cómo cualquier otro humano.—"

El joven sucesor escuchaba con atención y asombro. No podía imaginarse a uno de ellos del género femenino.

"— Pero cómo las demás, no pudo resistir demasiado a la supremacía del hombre humano.—  la tristeza inundó sus rasgos. — Verás muchacho, los hombres no pueden, o no quieren, aceptar que una mujer salga de los lineamientos que ellos imponen. —"

"— ¿Pero acaso no somos hombres también? ¿Somos iguales a ellos? ¿Realmente ya no queda ninguna?— La curiosidad del muchacho solía parecerle irritante, y sin embargo, siempre estaba satisfecho de responder cuáles fueran sus preguntas."

"— No somos humanos muchacho, no siempre pensaremos igual a ellos, nuestra labor es cuidarlos y sentir si hay algo que los afecte a ellos a la tierra que habitan.— El anciano notó que había cierta inquietud en los rasgos de su sucesor. — Y ahora no, ya no queda ninguna, solo nosotros para sobrellevar a estos humanos. —

El muchacho se veía cada vez más confundido, sacando una risa afable del anciano.

— Oh querido muchacho, hubo una que tras ser maltratada por quienes debía cuidar, empezó a maquinar algo bastante interesante. — El anciano perdió su miraba en algún punto muerto del paisaje. — Los humanos sabiendo de nuestra particular longevidad, no dudaron en ofrecerla como lo hacen con sus propias mujeres, cómo un intercambio, prometiendo que cualquier hijo que le naciera, sería bendecido con nuestra larga vida. — El anciano luciendo disgustado, continuó su relato. — Pero las mujeres son inteligentes, creativas y muy vengativas, vieron la forma de...darles una lección particular a los que rebajaban el especial don de dar vida como unico trabajo femenino. —

El joven se mostró disgustado ante la idea, aunque era más que consiente de las prácticas humanas y sus fines.

— Ellas eran inteligentes, y más unidas de lo que nosotros alguna vez seremos con los nuestros. Su trabajo en equipo parece haber resultando bastante bien para ellas, y frustrante para los humanos que sacaban injusto provecho de ello. Ahora no pueden. No sin contradecirse. —

Secreto (Nazunist/Resubido/Reescribiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora