Subí las escaleras con determinación, sintiendo cómo la confianza y la valentía renacían dentro de mí. Cada paso que daba hacia mi habitación era un paso hacia el futuro, hacia la posibilidad de cambiar las cosas con Akira.
Me detuve frente al único obstáculo que me separaba de mi destino, sólo hacia falta usar mis manos para continuar avanzando, era el momento, tome todo el aire que pude y lo expulse relajando mi cuerpo. Sentía el cansancio de mis pies, sin embargo, eso es lo menos importante ahora.
Abrí la puerta y entré con decisión. Akira estaba allí, sentada en el borde de la cama, mirando por la ventana. Alzó la vista cuando me vio entrar y sus ojos se encontraron con los míos. Había una chispa de curiosidad en su mirada, como si estuviera esperando ver qué haría a continuación.
Me acerqué lentamente, tratando de controlar los nervios que todavía se agitaban en mi interior. Me detuve frente a ella y con voz firme, dije.
- Akira, necesito hablar contigo.
Ella asintió suavemente, como si estuviera intrigada por mis palabras. Me indicó que me sentara a su lado. Respiré profundamente, recordando las palabras de la recepcionista y decidí ser sincero con mis sentimientos.
-Desde el momento en que te conocí, Akira, supe que eras especial.
Mi mirada se encontró con la suya, buscando algún tipo de reacción, sin más proseguí.
- Al principio, me sentí intimidado por tu aparente falta de expresión, pero con el tiempo me di cuenta de que había algo más detrás de eso. Comencé a prestar atención a cada gesto tuyo, a cada mirada y empecé a notar algo en tus ojos. Algo que me hizo darme cuenta de que había mucho más de lo que mostrabas.
Mientras hablaba, observé atentamente el rostro de Akira en busca de cualquier indicio de reacción. Sus ojos, normalmente tranquilos y serenos, se ensancharon ligeramente. Parecía sorprendida, como si mis palabras hubieran despertado algo en su interior.
- Me he sentido inútil por no ser capaz de entender el significado de tus expresiones hace poco -confesé con sinceridad- pero me di cuenta de que el problema no eras tú, sino yo. Me he estado poniendo barreras y temores que me impiden realmente conocerte y comprender tus sentimientos. Me he estado frenando a mí mismo por miedo al rechazo, de no estar a la altura.
Akira entrelazó sus manos en su regazo, una expresión suave en su rostro. Sus cejas se elevaron ligeramente, como si estuviera procesando mis palabras con atención, tratando de entender mi perspectiva.
- Pero hoy me di cuenta de que no puedo quedarme estancado en ese miedo -afirmé con determinación, sintiendo cómo cada palabra cobraba vida- no puedo permitir que el temor a fallar me impida expresar lo que siento. Y lo que siento es que te aprecio y me importas más de lo que puedo expresar con palabras.
El rostro de Akira pareció cambiar sutilmente mientras hablaba. Sus ojos, generalmente enigmáticos, se suavizaron, revelando una mezcla de sorpresa, ternura y algo más profundo.
Un leve rubor tiñó sus mejillas, como si mis palabras hubieran tocado una parte sensible dentro de ella.
- Entiendo que no puedas hablar -continué, sintiendo cómo la emoción llenaba mi voz- pero quiero que sepas que estoy aquí para entenderte de la mejor manera posible. No quiero perderte por mi incapacidad para leer tus expresiones. Quiero aprender a comprender lo que tus ojos dicen, a través de los sutiles detalles de tus gestos que te hacen única.
El silencio se hizo presente en la habitación mientras nuestras miradas se encontraban. No era necesario que Akira hablara, sus expresiones hablaban por sí solas. Su rostro, que una vez parecía inexpresivo, se había transformado en un lienzo de emociones.
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Sólo te quiero a ti
Romance¡Hola! Esta será una reescritura de mi primera historia, con el mismo nombre, optaré por mejorar obviamente la narrativa y quizás agregué unas cuantas cosas para darle un ambiente diferente al Fanfic original que si bien no la consideró mala pienso...