Save State

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No pasaría mucho tiempo hasta que llegáramos a la estación y tomáramos el tren que nos llevaría de vuelta a casa. Sin embargo, no quería que ese momento llegara tan pronto. Aunque solo habíamos salido del hotel hace poco, deseaba prolongar este momento especial lo máximo posible.

A propósito, decidí caminar a paso lento, desviándonos por diferentes lugares como tiendas de ropa y adornos. Fingí un interés en cada uno de los escaparates, deteniéndome a observar los detalles decorativos de cada local, quedándome casi petrificado.

- Vaya...qué interesante -comenté en voz baja, tratando de disimular mi verdadera intención-

Akira ladeó la cabeza, mirándome con curiosidad, tratando de comprender mi comportamiento y mis intenciones al detenerme en cada lugar.

Afortunadamente, no muy lejos de donde estábamos, había una cadena de tiendas especializadas en videojuegos. Algunas de ellas tenían en exhibición la PlayStation junto a la Nintendo 64, creando un dilema para los posibles compradores.

Detrás del cristal, admiré ambas consolas, sabiendo que estaban fuera de mi alcance económico, pero al menos físicamente estaban cerca. ¿Y si regresaba más tarde, en la noche, y me escabullía dentro de la tienda?

En medio de mis pensamientos e ideas, sentí una leve presión en mi brazo izquierdo. Olvidé todo eso. Había cosas mucho más importantes por las que valía la pena vivir.

Continuamos caminando en medio de la cadena de tiendas, sintiendo que la estación estaba cada vez más cerca. Podría decirse que ya conocía el lugar en su totalidad, después de todo, la extensa búsqueda de Akira no había sido en vano.

De repente, Akira se detuvo en seco, tirando fuertemente de mi brazo hacia atrás.

- ¿Eh? -exclamé, sorprendido por su reacción-

Su mirada parecía dirigirse a un punto en particular, y rápidamente me di cuenta de su interés.

- Oh -susurré, compartiendo su emoción-

En una esquina, casi al final de todo, brillaba una cabina fotográfica, iluminada y esperando a sus próximos modelos. Supe de inmediato lo que Akira deseaba hacer. Le dediqué una sonrisa y corrimos hacia la máquina, asegurando de que nadie más se nos adelantara.

La cabina fotográfica era un poco estrecha para mi gusto, pero en ese momento ya no importaba. Si estaba junto a Akira, cualquier espacio se volvía cómodo y acogedor. Quizás en el pasado eso me hubiera resultado incómodo, pero ahora, después de haber dormido acurrucado a su lado y sentir su cálido cuerpo junto al mío, esto era lo menos que podía esperar.

Siguiendo las instrucciones en la pantalla, nos acomodamos frente a la cámara, listos para el primer flash. Estas fotos guardarían el recuerdo de nuestro primer día como pareja, así que no pude evitar sentir un cosquilleo en mi estómago mientras esperaba ansioso el primer disparo.

El flash brilló intensamente, capturando nuestras sonrisas radiantes. Luego, vino otra foto. En esta ocasión, Akira empezó rodear mi cuello con sus brazos, ejerciendo presión y haciendo que mi cabeza se inclinara hacia abajo de forma inesperada.

El siguiente flash se activó, anunciando la llegada de la tercera foto. En ese momento, Akira tomó suavemente mis mejillas entre sus manos, ejerciendo una leve presión para acercarme hacia su rostro. Aunque ya estábamos increíblemente cerca debido al reducido espacio de la cabina, no pude evitar preguntarme cuál era su intención. Sin embargo, mi falta de perspicacia me impidió captar lo que quería decir.

Cuando el tercer flash culminó, observé a Akira con sorpresa mientras ella mostraba una expresión de molestia, acompañada de un adorable puchero en sus labios. En ese momento, me di cuenta de que había cometido un error, pero aún no comprendía exactamente qué había hecho mal.

Las fotos salieron sorprendentemente bien. En la primera, ambos sonreíamos directamente a la cámara, capturando la simple alegría de estar juntos. Fue una toma típica, pero no menos significativa para nosotros.

La segunda foto. Mi expresión reflejaba mi asombro y desconcierto ante su repentino agarre mientras que Akira tenía los ojos entrecerrados como si esperara algo. Aunque no estaba seguro de qué esperaba de mí en ese instante, no pude evitar sentir una mezcla de emoción y confusión.

Y luego estaba la tercera foto, la más extraña y enigmática de todas. Akira sostenía mis mejillas con firmeza, mirándome fijamente como si buscara una respuesta en mi rostro. Aunque me sentía confundido por el significado detrás de ese gesto, no podía negar que el recuerdo era especial y hermoso.

Me quedé contemplando las fotos, consciente de que eran puntos congelados en el tiempo. Cada imagen era como un punto de guardado en un videojuego, un Save State que encapsulaba nuestro primer día como pareja. A medida que me dejaba llevar por esa reflexión, una emoción palpable comenzaba a crecer dentro de mí. Era el presentimiento de que este recuerdo sería el primero de muchos, un preludio de momentos compartidos que aún estaban por venir.

Nuestro primer Save State, el primero de muchos.

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Si, es corto, ya la próxima
será largo, no me linchen :c

Sólo te quiero a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora