Visita Inesperada

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Seguí a mi madre por los pasillos de nuestra casa mientras ella me lanzaba miradas acusadoras. ¿Qué había hecho para merecer ese interrogatorio repentino? Traté de recordar si había olvidado alguna responsabilidad o si me había metido en algún lío sin darme cuenta. Pero mi mente estaba en blanco.

Finalmente, llegamos a su habitación, un lugar lleno de estanterías repletas de libros y papeles apilados. Me indicó que me sentara frente a su escritorio y ella se acomodó en su silla, mirándome fijamente con sus ojos penetrantes.

- Mhmmhmhm -murmuró, tapando su boca con la mano-

- ¿Qué pasa? ¿Por qué me trajiste aquí?

- Mhmhmmh -siguió con sus misteriosos murmullos-

Suspiré, impaciente por saber qué tenía en mente. No era la primera vez que mi madre actuaba de forma enigmática, pero siempre terminaba revelando sus verdaderas intenciones tarde o temprano.

- ¿Qué fue lo que hiciste? -preguntó finalmente, con su voz ligeramente desafiante-

Arqueé una ceja, confundido por su pregunta.

- ¿De qué hablas?

Ella me observó con una mirada que dejaba en claro que no estaba dispuesta a aceptar evasivas.

- Una linda chica de hermoso cabello dorado viene a la casa y es para darte un regalo. ¿Qué hiciste, eh?

Ah, así que se refería a Hidaka. Una sonrisa nerviosa se formó en mi rostro mientras intentaba encontrar una explicación que no involucrara revelar mi relación con Akira. Mi madre era una mujer astuta y, aunque no sabía exactamente qué sospechas tenía, sabía que no podía revelar todo.

- Oh, esa es Hidaka, una amiga de la escuela. Nos llevamos bien y ha venido a visitarme. Es solo un gesto amistoso, nada más.

Mi madre me estudió durante unos segundos, como si intentara descifrar la verdad detrás de mis palabras. Afortunadamente, pareció satisfecha con mi explicación y soltó un suspiro.

- Bueno, siempre es bueno tener amigos. Pero recuerda, Haruo, no juegues con los sentimientos de las chicas. Sé honesto y claro con ellas.

Asentí con solemnidad, prometiendo seguir su consejo, aunque en mi interior sabía que las cosas no eran tan sencillas como ella lo planteaba. Había complicaciones y sentimientos enredados que no podía desenmarañar fácilmente.

- Gracias madre. Lo tendré en cuenta.

Nos quedamos en silencio por un momento, y luego mi madre cambió repentinamente de tema, comenzando a hablar sobre sus propios asuntos. Pero mi mente seguía dándole vueltas a las palabras que acababa de escuchar. ¿Cómo podría ser honesto y claro con Hidaka si mis propios sentimientos estaban enredados entre el pasado y el presente?

Luego de un rato regrese a mi cuarto junto a Hidaka, al entrar vi como su cuerpo ligeramente reaccionaba a mi llegada, dando un pequeño brinco. Al parecer la tome por sorpresa.

La conversación con mi madre dejó un ligero aire de tensión. Aunque traté de no dejar que eso me afectara, todavía sentía cierta incomodidad en el ambiente. Miré a Hidaka, tratando de leer sus pensamientos, pero ella parecía estar actuando de manera normal.

- Bueno, ¿qué te parece si probamos la PlayStation juntos? -dije, tratando de cambiar el foco de atención y mantener el ánimo-

Hidaka asintió, aunque pude notar una sombra de tristeza en sus ojos. Me pregunté si algo más estaba pasando en su mente, pero no quería presionarla.

- Sí, suena bien. Veamos qué juegos tenemos aquí -respondió, abriendo la caja de juegos que venía con la consola-

Nos sentamos en el suelo y comenzamos a jugar. Me divertí mucho, disfrutando de la compañía de Hidaka.

Sólo te quiero a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora