Sólo te quiero a ti

Un día normal con Haruo Yaguchi

El regreso de Akira a su hogar finalmente me permitió liberarme de la inmensa carga que llevaba al no encontrarla. Pero, ¿y ahora qué? Sí, puedo parecer un poco meloso, pero la verdad es que aún siento que ella está fuera de mi alcance. Y cuando digo "fuera de mi alcance", no hablo en sentido figurado. Nuestra falta de coincidencia en horarios y la dificultad de encontrar un lugar adecuado para encontrarnos hacen que realmente no pueda alcanzarla.

Han pasado ya un buen tiempo desde que dejamos de estudiar juntos, y debo admitir que lidiar con esta separación es complicado. Es como si una parte de mi rutina se hubiera esfumado, y aunque esté contento de que estemos oficialmente juntos, el hecho de que nuestras agendas no coincidan me frustra en ocasiones.

Por cierto, ¡somos novios! Sí, suena bastante tonto decirlo en voz alta, pero es una victoria personal. A los que solían burlarse de mí en primaria, ahora les muestro que puedo lograr cosas que nunca creyeron posibles. Aunque, bueno, esa actitud triunfal es algo que solo me permito en la privacidad de mis pensamientos. No quiero parecer un idiota ante Akira.

En fin, a veces es satisfactorio alcanzar metas que otros subestimaban. Pero ahora, lo que más anhelo es encontrar una manera de estar más cerca de Akira, de reencontrarnos en nuestra nueva dinámica como pareja y superar estos desafíos de horarios y ubicaciones. Quizás algún día logre tener más tiempo a su lado y disfrutar de esta nueva etapa que hemos comenzado juntos.

Salí de la preparatoria, perdido en mis pensamientos sobre el horario que nos mantenía a Akira y a mí separados. ¿Saben cuál es la parte más frustrante de todo esto? ¿No lo mencioné antes, verdad? Mientras yo, Haruo Yaguchi, un ciudadano promedio de la sociedad, salgo de la preparatoria, la distinguida Akira Oono entra a su selecta institución educativa apenas minutos después de que yo he salido. ¡Es un auténtico desastre!

A ella le toca el turno de la tarde, mientras que a mí me toca por la mañana. Es como si el universo mismo estuviera conspirando para mantenernos alejados. Honestamente, a veces siento que podría matarme de la frustración.

Caminar junto a Miyao siempre tenía un efecto relajante en mí. Aunque no compartiera mi misma pasión por los videojuegos, su compañía era como una brisa fresca que me ayudaba a desconectar de mis pensamientos obsesivos sobre Akira. Así que no fue una sorpresa cuando, en medio de nuestra conversación casual, el tema de mi relación con Akira surgió de la nada.

- ¿Sabes cómo no cagar tu relación? - Miyao habló con un tono sereno, pero la pregunta resonó en el aire como un acertijo desafiante-

Solía pensar que las charlas con Miyao eran como esos minijuegos ocultos en los videojuegos, siempre inesperados pero llenos de sabiduría. Reí ante su pregunta, la cual parecía haber aparecido de la nada. Era interesante cómo podíamos pasar de conversaciones triviales a temas profundos en un abrir y cerrar de ojos. Pero, ¿realmente tenía alguna respuesta sobre cómo no arruinar una relación?

- ¿Cagarla? Bueno, supongo que no tengo una guía definitiva para eso. Pero tú pareces interesado en hablar de ello, así que cuéntame, experto en el amor -respondí con una sonrisa, buscando desviar la atención de mis propias preocupaciones-

Miyao rió un poco. Parecía que mi revelación temprana había despertado su curiosidad. Abandonamos momentáneamente la dinámica de los juegos para adentrarnos en un terreno más personal. Estaba dispuesto a escuchar lo que tenía que decir.

Miyao reflexionó por un momento, como si estuviera buscando la manera perfecta de expresar su idea. Luego dirigió su mirada hacia mí y empezó a hablar.

- Sabes, Haruo, el amor y los videojuegos tienen más en común de lo que podrías imaginar. En ambos casos, es necesario encontrar el equilibrio perfecto entre el desafío y la diversión. Si un juego es demasiado fácil, se vuelve aburrido rápidamente. Pero si es demasiado difícil, puede ser frustrante y desmotivante. Lo mismo ocurre en una relación.