En la sala de estudios de Kiyoko Oono, Moemi estaba sentada enfrente de ella, tranquila pero con cierta intriga por la razón de la convocatoria. Kiyoko revisaba algunos papeles y pasaba de ellos uno por uno, echándoles un rápido ojo, se veía segura del contenido de estos, al parecer solo daba una verificación rápida.
El corazón de Moemi latía con fuerza por los nervios que la invadían. Había trabajado para la familia Oono durante muchos años, desde que era apenas una niña. Siempre se esforzó por ser la mejor en su trabajo, ya fuera sirviendo a la mesa o encargándose de las tareas domésticas. La familia Oono la había tratado con respeto y cariño, y se sentía honrada de haber sido parte de su vida durante tanto tiempo.
- Moemi -alzó la voz la Kiyoko, rompiendo el silencio en la sala de estudios-
Moemi agudizó sus sentidos y centró toda su atención en la figura de su señora, preparada para escuchar lo que tenía que decir.
- Hasta con esto eres tan dedicada y atenta, jaja -continuó Kiyoko con una sonrisa en el rostro-
Moemi no pudo evitar sonreír ante el cumplido. Desde que Kiyoko entro al mandato siempre había sido amable y apreciativa con ella, reconociendo su esfuerzo y compromiso con la familia.
Kiyoko prosiguió revisando los papeles mientras charlaba con Moemi de manera casual. Era evidente que veía a la joven como más que una simple empleada, la consideraba una parte importante del hogar y de la familia.
- Moemi, he estado observando tu dedicación y tu compromiso con la familia Oono desde que eras solo una niña -comenzó a decir Kiyoko con una sonrisa en su rostro- Y me complace informarte que he tomado una decisión. A partir de ahora, serás la tutora de mi hija, Akira Oono.
El corazón de Moemi dio un vuelco ante la inesperada noticia. Ser la tutora de Akira era una gran responsabilidad y un honor para ella. Aunque había servido a la familia Oono durante años, nunca había imaginado que llegaría a tener un papel tan importante en la educación y el futuro de la joven heredera.
- ¿De verdad, señora Oono? - preguntó Moemi, tratando de ocultar su emoción y sorpresa-
- Sí, Moemi. Creo que eres la mejor persona para esta tarea. Tienes la dedicación, la paciencia y el conocimiento necesario para guiar a Akira en su educación y prepararla para asumir su papel como heredera de la familia Oono -respondió Kiyoko con confianza-
Moemi asintió con una gran gratitud. Aceptar ser la tutora de Akira significaba asumir una gran responsabilidad, pero también era una oportunidad para ayudar a la joven a alcanzar todo su potencial y encontrar su verdadero camino en la vida.
Mientras la señora Oono le explicaba más detalles sobre su nuevo rol como tutora, los pensamientos de Moemi se agolparon en su mente. Recordó cómo, cuando era niña, soñaba con un futuro mejor para ella y su madre, que también trabajaba en la mansión como sirvienta. Sueños de un cuarto más grande y lujoso, de comodidades y caprichos que parecían inalcanzables en ese entonces.
Ahora, años después, Moemi se encontraba en una posición que nunca habría imaginado. De niña sirvienta a tutora de la futura heredera de la familia Oono. La vida le había dado la oportunidad de cumplir sus sueños y, al mismo tiempo, le había otorgado una responsabilidad que llevaría consigo durante mucho tiempo.
Aunque emocionada por esta nueva oportunidad, Moemi también se sintió abrumada. Ser tutora de Akira no sería tarea fácil. Además, se sentía insegura sobre cómo equilibrar su papel en todo esto.
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Sólo te quiero a ti
Romance¡Hola! Esta será una reescritura de mi primera historia, con el mismo nombre, optaré por mejorar obviamente la narrativa y quizás agregué unas cuantas cosas para darle un ambiente diferente al Fanfic original que si bien no la consideró mala pienso...