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Aquella mañana las noticias sobre el nuevo preso circulaban por toda la prisión, era un chico con el pelo oscuro y una barba poblada.

Por lo que se sabía de él, había robado un banco, pero lo interesante de su historia es que lo habían condenado a cadena perpetua y eso, no era normal por un simple banco, pero nadie pudo averiguar que ocurrió, por lo que los presos comentaban posibles hipótesis sobre qué pudo pasar. La cárcel era aburrida así que cuando llegaba alguien nuevo los rumores se extendían rápidamente, y este chico no sería una excepción.

Llegó la hora del almuerzo, todos comían y charlaban bajo algunas miradas amenazantes entre bandas rivales, cuando al fin entró: era el chico nuevo. Anduvo en silencio hacia la zona donde servían la comida y tras echar un vistazo rápido, encontró sitio en una mesa prácticamente vacía donde comenzó a comer bajo la mirada curiosa de algunos presos.

Tras la comida le mostraron su celda, la compartía con un chico rubio de ojos azules y otros dos chicos morenos, por la pequeña discusión con el funcionario y la cara con la que miraron al moreno, el muchacho entendió rápidamente que no era bienvenido allí, pero tampoco le importaba, no pretendía hacer amigos.

- Tú, novato, esa cama la uso para mis siestas así que te duermes en el suelo como un buen perro, ¿entendido? - se escucharon algunas risas, pero el moreno se giró tranquilamente y siguió preparando su cama sin hacer caso a las palabras, lo que pareció cabrear al otro. - ¿Acaso estás sordo? - se acercó al moreno y tiró de su hombro para hacer que lo mirara - te he dicho que esa es mi... - antes de terminar la frase recibió el impacto de un puño en su cara.

Por unos segundos todos en aquella celda se quedaron en silencio, hasta que reaccionó un segundo chico que se acercó amenazante sujetándolo de la camiseta para devolverle el puñetazo, pero antes de poder dárselo una voz detuvo todo aquello.

- PARAD - los dos chicos y el moreno miraron al cuarto compañero de celda, era el de ojos azules, parecía ser el líder de aquel grupo porque los otros dos se calmaron y obedecieron sin rechistar - comportaos, sabéis que ahora no nos conviene meternos en líos, no podéis terminar en aislamiento - les dedicó una mirada fría y llena de advertencia ante la cual asintieron y tras algunas amenazas se alejaron del moreno.

- ¿Cómo te llamas? - esta vez se dirigía al nuevo, que tras unos segundos decidió contestar antes de seguir ganándose la enemistad de sus compañeros, una cosa era no hacer amigos y otra muy distinta que esos tres quisieran darle una paliza.

- Greco - dijo con sequedad mientras terminaba de hacer su cama y se giraba a observar a aquel chico.

- Esta bien, Greco, que sea la última vez que tocas a uno de los míos, ¿está claro? - le sonrió, pero aquello solo consiguió ponerle los pelos de punta, no se fiaba de ese chico, eso lo tenía claro. - Solo espero que todos podamos llevarnos bien el tiempo que estemos conviviendo - el moreno decidió asentir y no seguir con aquella conversación, no quería relacionarse con ellos, pero entonces el chico le tendió la mano.

- Por cierto, yo soy Gustabo, también se me conoce por mi pico de oro, si escuchas eso, se refieren a mí y estos son Emilio, y Manolo, al que casi le partes la nariz - Greco estrechó su mano observando a los tres chicos.

- ¿Por qué pico de oro? - los otros dos chicos rieron mientras el rubio solo sonreía divertido por su pregunta.

- Digamos que Dios me dio el don del habla - soltó una leve carcajada.

- ¿Ya tenemos nueva parejita en prisión? Gustabo, no sabía que tenías un protegido, has elegido bien, el chaval no está mal - un nuevo chico apareció en la puerta de la celda mientras reía acompañado de otros tres.

Al escuchar sus palabras, Gustabo y Greco se soltaron las manos rápidamente, no habían sido conscientes hasta ese momento que seguían unidas. 

- Métete en tus asuntos Armando - la voz del rubio sonaba amenazante y tras un par de comentarios más los cuatro desaparecieron.

- ¿Quiénes eran?

- Armando y los suyos, no te aconsejo que te acerques a ellos, de hecho, creo que le has interesado para su colección de putas.

- Yo no soy la puta de nadie, tampoco tuya que quede claro, ni necesito la protección de nadie, sé apañármelas solo - sabía que era mejor tener aliados que enemigos pero era lo suficientemente orgulloso para no vender su culo a cambio de ayuda, se las apañaría bien solo, o eso quería pensar.

- Tranquilo, yo no he dicho eso, solo te aviso de lo que está ocurriendo, eres un chico guapo y tienes buen cuerpo, no dudes que van a buscar la forma de tenerte de su parte, ya sea por las buenas o por las malas.

- Gracias por el aviso, lo tendré en cuenta - salió de la celda para dar una vuelta por el lugar, ya que estaban en hora libre, y se propuso encontrar algún empleo.

Tras una hora donde a pesar de sus esfuerzos no consiguió nada, volvió a la celda algo desganado, por suerte, estaba vacía así que cogió algunas cosas y se dirigió al baño, cuando escuchó a los funcionarios avisar de que era la hora.

Una vez allí dentro se desnudó como el resto de presos y se metió en las duchas, a pesar de notar algunas miradas sobre él estaba bastante tranquilo, hasta que su mirada se cruzó con la del rubio con el que compartía celda, lo miraba de una forma extraña, parecía intentar descifrarlo y aquello lo hizo sentir incómodo y nervioso, pero no pudo evitar bajar la vista y observar detenidamente el cuerpo del chico, el cual al sentir aquello sonrió divertido arqueando una de sus cejas y se giró para seguir con la ducha sabiendo que el moreno aprovecharía para mirar su trasero. Greco meneó la cabeza rápidamente intentando borrar la imagen del chico desnudo de su mente y se giró siguiendo a lo suyo.

A la hora de la cena, Greco se dirigió a la misma mesa que en el almuerzo, al cabo de un rato terminó y se dirigió al baño, cuando se disponía a salir escuchó voces que reconoció rápidamente, eran sus compañeros.

- Emilio, comprueba que no haya nadie - al oír al rubio, subió rápidamente en la taza del váter, sabía que tramaban algo y quería saber qué era, el nombrado se agachó y al no ver pies bajo ninguna puerta confirmó que el lugar estaba vacío

- Bien, tenemos un problema, eso está claro, pero de esta no salimos con agresividad, Greco es una amenaza para el plan pero no arreglamos nada si termináis en aislamiento, ¿entendéis? - al oír su nombre se tensó pero siguió escuchando en silencio.

- Yo creo que lo mejor es mandarlo a enfermería - por el acento mexicano supuso que sería Emilio el que dijo aquello.

- O hacer que lo manden a aislamiento - añadió Manolo.

- No, no nos conviene tenerlo en contra nuestra, si sale antes de tiempo de aislamiento o enfermería y sabe que hemos sido nosotros, se nos va el plan a la mierda y eso contando que los funcionarios no nos mande a uno de nosotros por sospechas, es mejor tenerlo de nuestra parte y eso dejádmelo a mí, para algo tengo el pico de oro, es mi especialidad - rió.

- Eso es cierto, para manipulación no hay nadie mejor que tú, Gus - los tres chicos rieron ante el comentario de Manolo y salieron del lugar.

Greco esperó unos minutos antes de salir del lugar, no sabía que planes tenían pero estaba claro que él les estorbaba, aún así se negaba a dejarse manipular por el chico rubio y menos a sabiendas de lo que pretendía, volvió a la celda y se tumbó en su cama, escuchando como su compañero se dirigía a él.

PD. Actualizaré los lunes

La Cárcel - Grecabo (SpainRP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora