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Pasaron dos días desde el incidente en lavandería, tal y cómo predijeron Manolo tendría que pasar una semana en aislamiento, así que la celda estaba más vacía de lo habitual.

Aquel día había transcurrido con tranquilidad y en la noche ambos chicos se encontraban charlando en la cama del mayor, como de costumbre.

- A ver, que me quede claro, ahora que tenemos la llave, ¿qué necesitamos? - preguntó el moreno mientras paseaba los dedos sobre la barra de acero que hacía de soporte para la cama de Gustabo.

- Pues a ver, tenemos casi todo, Manolo consiguió un par de cuerdas que tenían en la zona de jardinería y nosotros la llave, necesitamos sábanas y esperar el momento adecuado - el rubio observaba el movimiento de las manos del contrario sobre la barra.

- ¿Para qué necesitamos sábanas? ¿Lo del momento te refieres a la fiesta que me comentaste? - paró en seco y giró la cabeza mirando al chico.

- Las cuerdas son resistentes pero no nos fiamos, así que vamos a entrelazarlas con sábanas para que aguanten el peso cuando bajemos por ellas. Y si, me refiero a la fiesta anual, al siguiente día los guardias suelen tener una resaca de la ostia y pasan más la mano, quedan dos meses aún - el menor colocó las manos en su nuca y devolvió la mirada al contrario.

- ¿Y qué vamos a hacer hasta ese día?

- Pues divertirnos - Greco volvió la vista a la barra sobre su cabeza mientras resoplaba divertido por las palabras del otro.

- Podríamos entrenar, si vamos a huir no nos vendrá mal ganar resistencia y fuerza, no sabemos cuánto se nos puede complicar - propuso el moreno.

- Joder Greco, tienes un concepto de diversión muy extraño - rió al ver como el nombrado le miraba entrecerrando los ojos - es broma, tranquilo, tienes razón, empezaremos a entrenar en unos días, primero déjame descansar que aún tengo trauma con lo de la lavandería - ambos sabían que aquello era una excusa del menor para atrasar el ejercicio pero el mayor decidió complacerlo y asintió en silencio.

- Deberíamos descansar, es tarde - el rubio bostezó asintiendo ante la idea.

- Estoy de acuerdo, me muero de sueño - salió de la cama pero antes de subir a la suya apoyó su mano en esta y se inclinó mirando al moreno. Abrió la boca, cerrándola rápidamente de nuevo sin decir nada y tras unos segundos donde ambos se miraron en silencio, se decidió por hablar - descansa Greco.

- Tú también, descansa - contestó algo descolocado por la actitud del chico, el cuál tras eso asintió y subió a su cama, maldiciéndose mentalmente por haberse quedado tanto rato parado frente a la cama ajena, ¿por qué había hecho eso?, dándole vueltas a aquello terminó por caer en un profundo sueño.

A la mañana siguiente ambos chicos despertaron y se dirigieron al comedor, de camino al sitio, Greco se fijó en uno de los guardias que tras cruzar un par de miradas con Armando le hizo una pequeña señal dando dos toques sobre el bolsillo de su pantalón, fue algo muy sutil pero perceptible para alguien que estuviera atento.

- Oye, ¿has visto eso? - susurró el moreno acercándose ligeramente a la oreja de su compañero.

El chico sintió un leve cosquilleo en su nuca ante la acción de Greco pero no le hizo caso y contestó a su pregunta susurrando también. 

- Si, Armando mete la droga a través de él.

- ¿En serio? No sabía que aquí había polis corruptos - la ignorancia del mayor hizo reír a Gustabo.

- Greco, hay polis corruptos en todos lados, no lo olvides.

- ¿Tú también tienes contactos? - aquella pregunta puso nervioso al rubio.

- Lo tenía, pero lo pillaron y ya no está.

El contrario no hizo más preguntas, dedicó una última mirada a aquel funcionario y entró al comedor.

- Hay algo que no entiendo de todo esto - la mañana ya había pasado hacía horas pero Greco seguía dándole vueltas al tema del guardia.

- ¿Sobre qué? - el rubio asomó la cabeza desde su litera para mirarlo.

- Sobre el tema de Armando y el funcionario, si la gente sabe lo que hace, ¿por qué nadie dice nada? - miró a Gustabo el cuál parecía pensar sobre la respuesta que iba a dar.

- Es complicado, tienes que entender que hay una gran diferencia entre el mundo que conoce la gente normal y el mundo criminal, nadie va a decir nada ya sea por miedo o porque les conviene ese tipo de contrabando, además, no todos saben que es él - explicó con paciencia.

- Vale, pero, ¿y tú? Tu no le tienes miedo que yo sepa, ¿por qué no te chivas? Le joderías bien.

Sonrió ante la idea de que Greco lo viera con el poder de hacer algo así. 

- No le tengo miedo, pero estamos al mismo nivel, y tampoco me conviene generar una guerra contra él en la cárcel, además... No me creerían, los que estamos aquí dentro somos la última mierda de esta sociedad, tenlo claro - el moreno suspiró sin añadir nada más, lo que hizo que Gustabo diera la conversación por finalizada, tumbándose en su cama de nuevo, pasando el resto del día en tranquilidad y sin comentar nada más sobre el tema.

La Cárcel - Grecabo (SpainRP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora