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La semana trascurrió tan lenta para Gus que sentía que llevaba un mes ahí encerrado, ningún guardia quiso decirle que había ocurrido con Greco, pero al fin, aquel día volvía a su celda habitual. Las horas pasaron y un guardia apareció para sacarlo de ese lugar, lo primero que hizo fue ir rápidamente hacia la celda, donde se encontró a Manolo tumbado en su cama, que lo miró al entrar.

- Hombre, al fin de vuelta, ¿qué t..?

- ¿Está vivo? - Manolo lo miró confundido sin entender a que se refería el rubio con esa pregunta.

- ¿Qué?

- Greco, ¿quién va a ser sino joder? - se estaba desesperando, llevaba una semana intentando saber que había ocurrido.

- Pues claro, ¿por qué no iba a estarlo? - en ese instante sintió su cuerpo relajarse como hacía semanas que no ocurría, pero entonces escuchó pasos tras él y un leve carraspeo, al girarse lo vió, frente a él, mirándolo unos segundos y apartando la vista mientras pasaba por su lado dirigiéndose a la cama.

El rubio tenía ganas de gritarle, de abrazarle, de pegarle, solo quería soltar todo aquello que estuvo aguantando toda una semana, quería echárselo en cara, culparlo, pero solo pudo hacer una pregunta - ¿por qué salió antes? - ni siquiera se dirigió a él, tampoco es que el moreno pareciera dispuesto a hablar con él.

- Armando lo sacó, ya está todo solucionado, ha entrado en razón - sintió un pequeño alivio al saber que no seguía culpándolo de la muerte de su hermana.

Tras eso se fue al baño, se encerró en uno de los cubículos y empezó a llorar lo más silenciosamente posible; sabía que debía parar pero no podía y por un momento deseó estar en aislamiento, solo, donde podía estar horas llorando sin que nadie le interrumpiera.

La hora de la cena llegó, los tres chicos comían sin hablar, todos eran conscientes de lo sucedido, los ojos rojos e hinchados del rubio lo delataban, pero ninguno comentó nada al respecto, y así prosiguió el resto de la noche, en un silencio absoluto.

El día siguiente estaba llevando la misma dinámica, todos callados, siguiendo los turnos y comiendo juntos pero sin mediar palabra, Manolo empezaba a desesperarse, los necesitaba a ambos y así no eran de utilidad, por lo que aquella tarde en la celda decidió que no iba a permitir que siguieran así.

- Ya está bien, suficiente, me niego a que esto siga así, queda un mes para irnos de este lugar y no pienso dejar que lo fastidies por vuestras tonterías, no sé por cual de todos los motivos estáis comportándoos así, me da igual si es por la pelea o porque follásteis, pero volved ya a la normalidad, tenemos un plan que seguir - ambos chicos abrieron los ojos como platos al escuchar a Manolo decir aquello, pero entonces Greco giró su cabeza dedicando a Gus una mirada acusadora.

- Yo no le he dicho nada, no me mires así - respondió el rubio al notar la mirada sobre él.

- ¿Ah no? ¿Entonces como lo sabe?

- ¿Os creéis que soy gilipollas? Que no comente nada no significa que no me de cuenta de lo que pasa y si Gus aparece de lavandería con un chupetón en el cuello tampoco hay que ser detective para saber lo que ha ocurrido - ambos agacharon la cabeza avergonzados - mirad chicos, me da igual lo que haya pasado, no me voy a meter en eso, pero por favor, volved a la normalidad, prefiero que vayáis follando en cada esquina antes de que estéis así y todo se vaya a la mierda - dijo lo último con un tono burlón intentando quitar hierro al asunto.

- Joder Manolo, que sutil eres, no vamos a ir follando en cada esquina, tranquilo - comentó Greco algo incómodo y nervioso por la conversación.

- Bueno por si acaso, si algún día vais a follar aquí, recordad, mi cama ni la miréis y no sé, unas sábanas o algo para saber que estais follando y no debo entrar en la celda - bromeó.

- Ya, ya Manolo lo hemos pillado calla ya - esta vez fue Gus el que habló.

- Bueno, yo aviso, en fin, me voy a trabajar - salió de la celda dejando a ambos chicos solos.

Por primera vez Greco fue capaz de mirar al rubio tras lo que había hecho, se sentía mal por haberle atacado y ver las marcas de sus manos en el cuello amoratado del chico no ayudaba mucho, pero se obligó a observarlo y sin darse cuenta se había acercado quedando frente a él.

- ¿Te duele mucho? - Gus no entendió a que se refería hasta que vió a donde se dirigía la mirada del contrario.

- No, estoy bien, ya está mejor - estaba nervioso y Greco lo notó, estiró su brazo hacia las marcas pero Gus dió un paso atras mirándolo fijamente, como si no llegara a fiarse completamente, lo que le hizo sentir una punzada en el pecho, era la culpa.

- Lo siento, solo quería... ¿Puedo? - el menor lo pensó por unos segundos pero terminó asintiendo.

La mano del moreno se posó sobre su cuello, y lo acarició suavemente, siguiendo con sus yemas el recorrido de las marcas, sentir de nuevo el calor de su piel lo reconfortaba, por un segundo solo quería sentirlo cerca por lo que dió un pequeño paso hacia él.

- Lo siento mucho - susurró Greco llevando la mirada a sus ojos y subiendo su mano hasta su cara, la cual acarició con suavidad.

- N-no importa - todo eso era nuevo para Gus, nunca había tenido a alguien que acariciara su cara de esa forma, no sabía que hacer ante esto pero le gustaba sentirse querido por el moreno.

- Lo siento de verdad - sin pensarlo mucho más, lo abrazó, quería sentir el cuerpo de Gus contra el suyo, lo echaba de menos, así que simplemente lo hizo, pero se sorprendió al sentir que el otro le devolvía el abrazo.

La Cárcel - Grecabo (SpainRP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora