𝗬𝗜𝗡 𝗬𝗔𝗡𝗚 | 𝗠𝗮𝘁𝘁 𝗦𝘁𝘂𝗿𝗻𝗶𝗼𝗹𝗼

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Yin Yang - Matt Sturniolo

Estaba durmiendo plácidamente cuando oigo mi alarma sonar haciéndome pegar un salto de la cama por el susto. De verdad necesito otro despertador porque con este algún día me va a pegar un infarto.

—Aghh— Me quejo porque hoy es lunes, dia 1 de octubre y tengo mil cosas que hacer. Lo peor es que ayer me fui a dormir a las doce de la noche porque quería terminar de ver otra vez los últimos episodios de la tercera temporada de mi serie favorita, Friends.

Pero hoy no puedo perder mucho tiempo, ya que hoy voy a iniciar una nueva etapa de mi vida, la universidad. Así que rápidamente me levanto y voy directo hacia mi cuarto de baño. Estando allí, me pongo mi ropa de ese día, me peino, me lavo la cara...
Ya lista, voy hacia mi cocina y preparo el bol de desayuno a mi gato, Max.

Max es mi mascota desde hace ya unos años, justo después del trágico accidente que tuvieron mis padres, así que ahora vivo sola. Aún me duele mucho su ausencia desde que murieron. Pero, por suerte, de compañera de apartamento tengo a mi mejor amiga Camila, pero yo siempre la llamo Cami como apodo. Cami y yo nos conocemos desde que estábamos en el instituto, pero cuando estábamos en bachillerato empezamos a estar más unidas que nunca y fue allí donde empezamos a ser inseparables.

Minutos más tarde, salgo de mi casa, despidiéndome de mi gato y yendo directo hacia el tren de mi ciudad, Boston. Ya que por ahora, mi vía de transporte hasta la universidad va a ser con tren,  además que me gusta siempre mirar por la ventanilla el paisaje de cada mañana, y en esas horas normalmente no suele haber mucha gente y es un lugar tranquilo.

Estoy tan concentrada en intentar no llegar tarde que no me fijo en los charcos de agua que hay en el suelo debido a la lluvia de ayer y, sin querer, resbalo y caigo justamente sobre un charco gigante. Quedando así en ridículo y mojada, pero no le doy importancia mientras que me levanto de nuevo y voy corriendo hacia el tren para no perderlo.

Ya ahí, veo que el tren aún no se ha ido así que me subo dentro de este, donde por mi mala suerte también, está lleno de gente (sobretodo turistas) y ven como están las condiciones de mi ropa y se me quedan viendo detenidamente.

—Tierra trágame— Susurro estampando mi cabeza contra la ventanilla del tren. Con mi cara que parece un tomate por la incómoda que es la situación.

જ⁀➴

Cuando llego a la universidad, veo a Cami ,y emocionada, voy hacia donde ella está y la abrazo.

—Elaa, cuanto tiempoo, te he echado un montón de menoss! Pero a partir de ahora de mi no te escapas, que vamos a salir uno de estos findes a pasárnoslo bien— Dice ella emocionada.

—Si, yo también te he echado mucho de menos. ¿Cómo ha ido tu viaje? Seguro que los chicos de allí se han quedado embobados cuándo llegaste.

Porque en estas vacaciones de verano la muy suertuda ha estado por las Islas Maldivas con su família, y yo como una fracasada me he pasado todas estas vacaciones en el apartamento comiendo helado y leyendo.

—Pues ha ido fenomenal el viaje tia, si quieres mañana quedamos y te lo explico todo con detalles incluidos— Me dice Cami guiñándome un ojo y yo suelto una carcajada.

Pocos segundos después, nos dirigimos hacia la cafetería que hay también dentro de la uni, donde me pido un doble capuchino, porque no puedo vivir sin mi café.

Ya con la bebida en mis manos, me despido de Cami y me voy directa a mi aula ya que aún quedan 15 minutos para empezar y me gustaría leer algún capítulo de mi libro que me estoy leyendo actualmente, que es de mitología griega, muy interesante.

Por suerte soy la primera en llegar, o eso creía antes de darme cuenta que justo a mi izquierda hay un chico con el pelo oscuro, con los codos apoyados en una ventana escuchando música, pero sin auriculares puestos y además la tiene puesta a todo volumen.

Enfadada por no poder concentrarme con mi lectura, me levanto y me dirijo hacia él. Carraspeó esperando alguna disculpa o respuesta de su parte, pero se hace el tonto al parecer y me ignora.

—Disculpa, pero tienes la música muy alta y no puedo concentrarme en mi lectura, ¿la puedes poner más baja por favor?— Le digo "amablemente" queriendo dar una buena impresión en mi primer día aquí.

Gira su cabeza levemente y clava sus ojos azules en mi y asiente, bajando la música. Pero justo cuando abro mi libro de nuevo para sumergirme en mi lectura, vuelve a poner la música a todo volumen. Ya echando humo por las orejas y nariz, le digo está vez sin amabilidad :

—¿La puedes quitar ya? Además lo que estás haciendo es una falta de respeto hacia mi y hacia esta aula en general, ya tendrás otro momento donde puedas escuchar tu música rara, rarito.— Le digo rodando los ojos.

Él simplemente se ríe y le estoy apunto de decir unas cuatro cositas más pero me doy cuenta que suena el timbre indicando que van a iniciar las clases.

Horas más tarde, me encuentro debajo de uno de los muchos árboles que hay en el magnífico jardín de la universidad, junto con Cami, donde estamos merendando cookies que preparé ayer. Yo tengo la cabeza apoyada en sus piernas escuchando todo lo que me dice ella de su nueva clase y como son cada uno de sus compañeros.

—Y tu Estela, ¿como son tus compañeros?

Le estoy apunto de decir el mini inconveniente que he tenido por la mañana con ese chico bromista antes de que empezáramos las clases, hasta que lo veo sentado con dos chicos muy parecidos a él. En ese instante, se fija en mi  y me lanza un beso en el aire sarcásticamente.

Yo solo le hago una mueca de asco, y vuelvo a poner atención a la conversación que estaba teniendo con mi mejor amiga, donde le explico en cómo me he podido acomodar perfectamente a mi clase y en como he podido conocer a algunas de mis compañeras con las que creo que me voy a poder llevar bien.

Poco después, suena el timbre indicando el fin de nuestras clases por hoy así que me dirijo de nuevo al tren para ir directamente hacia una panadería donde trabajo de sábado a domingo por las tardes.