𝗬𝗜𝗡 𝗬𝗔𝗡𝗚 | 𝗠𝗮𝘁𝘁 𝗦𝘁𝘂𝗿𝗻𝗶𝗼𝗹𝗼

22

Yin Yang - Matt Sturniolo

31 de diciembre, 18:00 pm.

Lo confieso, estoy muy nerviosa. Hoy es el último día del año. Mi mejor amiga y yo acordamos de ir juntas a la fiesta que va a dar en su casa Chase, el chico con el que a veces hablo sobre mitología en clases.

Invitó básicamente a todos los integrantes de la universidad. Así que de seguro encuentre a gente conocida. Y me temo de que vengan los trillizos, en concreto, Matt...

Aunque deseas de que venga.

Negativo rotundamente. Desde que nos dimos nuestro primer beso hace unos días desgraciadamente, no he atrevido a hablarle, incluso habiéndome dejado varios mensajes en mi teléfono.

No debería haberme atrevido, dios.

¿Cómo fui capaz de lanzarme en sus brazos como una mujer desesperada y caer tan fácilmente ante sus encantos? Mi respuesta, honestamente es: no lo sé.

Mentirosaa, sí que lo sabes. Incluso quieres repetirlo mil y una vez más.

Cada vez que lo vuelvo a pensar y me vienen imágenes a mi mente de como sucedió todo a cámara lenta, me vuelvo más y más loca, si esa es la palabra correcta que me describe.

Más cachonda mujer, esa es la palabra verdaderamente correcta.

Ignorando a mi subconsciente, miro el espejo que tengo en frente mía donde me veo reflejada con un vestido azul marino de ceda, que me compro Cami al volver de Nueva York días atrás.

Admito que se estiliza bastante bien en mi cuerpo, marcando de manera un poco provocativa, mis curvas. La muy traviesa de mi amiga, sé que me lo ha comprado para poder presumirlo ante los chicos. Porque sé que sabe que casi nunca, mejor dicho nunca, uso vestidos así de pegados y ajustados.

En el momento donde voy a coger mis tacones plateados para ponerme, veo a mi izquierda, la estantería donde tengo guardados los discos que le iba a regalar a El Indeseable. Indecisa, al no saber si entregarle mi regalo o no, decido escribirle un mensaje.

"¿Vas a ir hoy a la fiesta de Chase?"

Temblando levemente, dejo mi móvil a un lado mientras me acabo de poner mi calzado. Y justo cuando me dirijo al tocador para poderme maquillar, una notificación proveniente de mi celular suena.

En un abrir y cerrar los ojos, abro mi celular, intrigada para saber su respuesta.

"Mis hermanos se han puesto un poco pesados con esa dichosa fiesta de ese tal Chase, así que probablemente iré."

"¿Por qué lo quieres saber, empollona?" Acaba por escribir él, poniendo finalmente unas caritas con las cejas alzadas seductoramente.

Sonrío levemente, pensando en las palabras correctas de como responderle a su pregunta.

"Porque quería saber si te ganaría esta noche con las uvas, teniendo en mente hacer una competición de quién se las come primero en la menor cantidad de tiempo posible. Aunque los dos sabemos quien ganará." Le respondo, poniéndole una carita con gafas de sol (con aires de superioridad).