Yin Yang - Matt Sturniolo—¡Que tenga un buen día!—Le digo a uno de mis clientes entregándole su pedido con croissants dentro. Me hallaba dentro de Baguette' s, la panadería donde trabajo los findes de semanas. La verdad es que no me quejo de mi empleo, lo único malo es mi jefecita, apodada como Umbridge. Suele la mayoría de veces venir aquí estando amargada, pero por suerte no suele venir muy a menudo.
Además, cuento con el apoyo de mis compañeras dentro del local, Sabrina y Amelia, son unos años más mayores que yo, pero nos llevamos genial, y las tres tenemos en común nuestro poco cariño que le tenemos a nuestra jefa, lo cual es fantástico.
—Que bombón acaba de llegar, mirad chicas— Dice Sabrina.
Presto atención a Sabrina y me giro donde ella tiene sus ojos puestos, y efectivamente, veo a lo lejos un chico de pelo castaño que entra en el local. Cuando se acerca para hacer su pedido, me pongo en la caja y le pido:
—Bienvenido a Baguette' s, ¿Qué le gustaría
tomar?—Un café americano de tamaño mediano, si es posible.
Cuándo se pone a hablar, me fijo detalladamente en su rostro, tiene varias pecas alrededor de este y unos ojos avellanas increíbles.
—¿Y tu nombre?
—Jake— Me responde, mientras que yo escribo su nombre en el vaso donde luego se va a llevar su café que me ha pedido.
Bonito nombre, al igual que él. Pienso media embobada. Pero rápidamente vuelvo a centrarme en mi trabajo.
Horas más tarde, cuándo estamos limpiando el local para luego podernos ir, estoy a punto de limpiar una de las mesas que hay cuándo me fijo en un papel que hay debajo de un vaso que pone:
"Me parecía una lástima irme de este local sin poder al menos saber el nombre de la chica que me ha atendido.
De Jake, para la chica con trenzas color marrón oscuro.
Contáctame"
Y abajo de su texto, veo su número de teléfono escrito. Emocionada, corro hacia las chicas y les cuento lo sucedido.
—Es que lo sabía nena, eres todo un partidazo— Me alaga Amelia.
—Sisi, yo cuando he visto como te miraba se notaba que estaba coladito por ti— Responde también Sabrina.
—Ya, muchas gracias chicas. Pero vosotras sabéis que con los chicos y las citas soy un desastre. Básicamente mi vida amorosa es muy penosa y casi ni existe.
—Pero para eso nos tienes Estela, si tienes alguna duda o algo por el estilo puedes contar con nosotras.
—Exacto, además tienes que aprovechar, ¡que la vida es corta! Y ahora estas en la universidad, algún ligue no te vendría mal.
Y es verdad, a ver, no me quiero despistar con los estudios y con cosas por el estilo. Pero, como dicen ellas, algún ligue puedo tener por ahora. No hace daño a nadie, ¿verdad?
જ⁀➴
Cuándo llego a casa, no veo a Cami ya que ayer me dijo que se iría a adoptar un gato, ¿Os lo podéis creer? ¡Es una pasada! Desde hace unos meses, ella había estado buscando anuncios donde adoptan gatitos, y por lo visto, me dijo super emocionada que hoy iba al fin a adoptar uno. Eso significa que Max va a tener compañía en casa, y eso me hace súper feliz.
Es en ese preciso momento, donde llamo a Max, ya que hace unos minutos que he llegado en el apartamento y no lo he visto. Cuándo más lo llamo, más silencio siento en mi casa y me empiezo a preocupar, ya que normalmente cuándo llamo a Max rápidamente viene.
Me voy rápidamente a mi habitación para ver si lo encuentro, y cuando miro por mi terraza, es cuando lo veo en la terraza de mi vecino, Matt.
Disimuladamente, lo intento llamar sin querer que los vecinos se den cuenta, pero no me hace ni caso. Y para querer arruinarme aún más la vida, a continuación, veo como mi querido Max, mejor llamado mi traidor Max, se mete dentro de la habitación de Matt.
Es ahí cuándo casi me pega un infarto, ya que, no quiero llamar a Matt, pero tampoco dejaría a mi Max dentro de la casa de mis vecinos. Así que, haciendo unas disimuladas maniobras, logro colarme en la terraza de Matt, y al parecer, parece que su habitación en ese momento está despejada, así que suelto un suspiro en forma de alivio.
Me siento Spiderman en estos momentos. Colándome en casas de los demás.
Busco a Max y lo encuentro dentro de un armario escondido, el muy pillo. Así que cuando lo voy a coger para poder irme, oigo en cómo se abre una puerta, que al parecer, es el cuarto de baño. Así que rápidamente, me meto con Max dentro del armario.
Oigo como Matt está caminando por su habitación por los sonidos de sus pisadas, y lo único que ruego es que no me descubra. Aunque no es una tarea fácil, ya que Max me está arañando ya que parece querer huir del armario.
Yo intento calmarlo y hacer callar a mi gato, pero sin hacerme caso, empieza a maullar muy fuerte. Y en ese momento, veo en como el armario es abierto por el propio Matt.
Cuándo lo veo, me quedo paralizada y sin poder respirar, ya que él, sin entender el contexto por el cuál me encuentro aquí, se puede imaginar mil cosas no deseables. Además, que parece haber salido hace unos instantes de la ducha, ya que se encuentra con solo una toalla colgada de sus caderas y con su pelo mojado que hace que me derrita.
Hago un inmenso esfuerzo para mantener mis ojos en los suyos, pero, al fin y al cabo, soy una chica joven con las hormonas un poco rebeldes, y sin querer o queriendo, desvío mi mirada por su torso denudo, hasta llegar a su anatomía, que por suerte está tapada gracias a la toalla que lleva. También me fijo en su brazo, donde tiene unos tatuajes.
Ya en este punto, debo parecer una gamba, de lo roja que estoy. Pero me doy cuenta en dónde y con quién me encuentro así que digo rápidamente mientras me levanto:
—Déjame explicarme, no es lo que parece.
—No sabía que me acosabas hasta este punto Tely me sorprendes.—Me responde él aguantándose las risas.
—Primero, no me llames Tely. Y segundo, ¡no te estaba acosando! Lo que pasa es que mi gato se ha colado en tu terraza y desde la mía he visto en cómo luego ha entrado a tu habitación.— Le digo avergonzada y buscando a mi gato, pero cuando lo estoy buscando, lo encuentro de nuevo en mi terraza. Dejándome así sin testigos ni evidencias de lo que acabo de decir.
—Sisi, te creo completamente— Me responde él sarcásticamente.
Ruedo mis ojos y lo miro directamente, y al parecer, él hace lo mismo.
No sé cuánto tiempo nos quedamos así, mirándonos el uno al otro, pero desvió mi mirada traviesa a sus labios y veo en como se los moja. Y cuándo vuelvo a poner mis ojos en los suyos, veo en cómo sus ojos están muy dilatados. Así que me doy cuenta de la situación en la que nos encontramos, yo apoyada en su mesa y él está muy pegado a mi, además de solo tener una toalla en las caderas.
Es una situación bastante comprometedora, hasta el punto de que casi estamos a punto de besarnos, pero por suerte mi subconsciente me dice:
¿Estás loca? ¿Qué estás haciendo? ¿Te quieres besar con el chico arrogante de tu clase?
Y, obviamente vuelvo a la realidad, ¿Qué estoy haciendo? Para poder escapar de este sitio que cada vez se está poniendo más acalorado le digo:
—¿Sabías que la gente con ojos azules resultan ser más sensibles a la luz solar debido a la falta de melanina?
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𝗬𝗜𝗡 𝗬𝗔𝗡𝗚 | 𝗠𝗮𝘁𝘁 𝗦𝘁𝘂𝗿𝗻𝗶𝗼𝗹𝗼
FanfictionEn Boston, una chica llamada Estela Bradley empieza la universidad, en concreto una llamada Harvard junto su mejor amiga de toda la vida, Camila. Que siempre está a su lado. Ella tiene claro que camino seguir, está decidida de que quiere sacarse una...