Tu retrato en un museo

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Durante la estancia en Maranello, los días se hicieron eternos. El tiempo que pasé en mi habitación fue de lo más estresante. No dejé de estar agobiada y triste por mi situación con el monegasco, sus palabras no pararon de torturar mi cabeza.

"No me arrepiento de nada"

¿Acaso era alguna señal de su parte indicando que... tal vez... siente algo por mí? No tengo idea de cómo deba sentirme después de tan intenso momento que vivimos en su auto. El insomnio ha sido constante, me la paso pensando en lo suave de su tacto y que de alguna forma el también quería besarme. Debo admitir que he tenido algunos sueños subidos de tono imaginando que Charles no solo me besa, pero aquellos sueños se transforman en pesadillas de un momento a otro y se sienten tan vividos que ahora es imposible sacar esas imágenes de mi cabeza.

Tuve la pequeña esperanza de recibir alguna llamada o mensaje de su parte, esperando que tocara a mi puerta buscando repetir lo sucedido aquella noche. Para nada me sorprendió que no lo hiciera, después de todo, yo misma le pedí distanciarnos un poco. La situación se escapó de mis manos tanto que todo el enojo que llegue a sentir se convirtió en tristeza, y me sumergí de nuevo en un océano de melancolía sin fondo. Tuve que pedirle a Luke que asistiera sin mí a las instalaciones de Ferrari durante los días siguientes. No quería volver a encontrarme con él, al menos no por un tiempo. Como siempre, Luke no hizo preguntas, pero sé que en algún momento comenzará a preocuparse e intentará intervenir.

El vuelo a Australia me ayudó un poco a retomar mi energía, pero al llegar a Melbourne la situación volvió a caer en mis hombros. Fui sincera cuando le dije que lo vería en el garage y estaría ahí como su amiga, dándole la suerte que... comienzo a creer es solo un invento más de Charles para mantenerme lejos de Carlos. Esperaba que la situación cambiara un poco para esta nueva carrera, creo que será todo lo contrario.

El nombre del español aparece en la pantalla de mi celular esperando a que responda mi llamada. No supe a quien más acudir, no puedo quedarme un segundo más atrapada en las cuatro paredes de la habitación del hotel aguardando a que algo bueno pase. Necesito compañía y sé muy bien que Carlos me animará un poco.

•••

— Dime que estoy soñando... Anne Rivers por fin decidió utilizar su celular — suelta una risa.
Sonrío al escuchar su tono burlón lleno de aquel modo coqueto que Carlos utiliza al hablar conmigo.
— Llevo años llamándote... ¿quién es el que no tiene su celular a la mano?
— Ya va Rivers, estaba tomando una ducha — su tono rasposo al hablar me genera cosquillas en el estómago — ¿acaso querías que el celular se me mojara?
Ambos reímos, Carlos es sumamente ocurrente cuando está de buen humor. Hablar con él me hace olvidar los problemas que tengo que afrontar.
— ¿Estás teniendo una buena mañana? — habló lento.
— Ahora comienza a ser buena — siento su mirada a través de la línea — ¿qué tal tu mañana?
Suelto un suspiro tan largo que me parece dura una eternidad.
— Quisiera decir lo mismo... — mi tono es apenas audible.
— ¿Todo bien? — comienza a preocuparse — ¡¿despidieron a Luke?!
Frunzo un poco el ceño para soltar una risa sumamente divertida.
— Por suerte no... aún no — ríe junto conmigo y solo yo puedo disfrutar de la felicidad que me da volver a sentir algo.
— Ya enserio... ¿te encuentras bien? — su tono es sincero.
— Estoy... algo desanimada, me la he pasado en habitaciones de hotel — rio nerviosa — yo solo...

Por alguna extraña razón comienzo a sentirme nerviosa en presencia de Carlos. Es un poco raro invitarlo a salir sin que sea él quien tenga la iniciativa.
— Habla Rivers, no muerdo — se que sonríe del otro lado.
— ¿Quería saber si tienes tiempo para ir a explorar un poco de Melbourne? Podemos ir a un museo — muerdo mi labio ansiosa.
— ¿Visita de museo en mitad de semana? Eso no es muy propio de ti.
Me sonrojo al saber que recuerda a la perfección mis gustos. Sabe que adoro las visitas en domingo a los museos.
— Bueno, teniendo en cuenta que el domingo estarás dando vueltas en una pista, no me pareció tan descabellado asistir en miércoles.
— Tienes razón — menciona — podría llevarte en el monoplaza después, no lo sé... piénsalo.

FOR YOUR EYES ONLY (Charles Leclerc fanfic) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora