Rivalidad

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Domingo, día de carrera. El movimiento en la pista es caótico. Durante la sesiones de entrenamientos y clasificación me mantuve a distancia de Charles. Presente, en el mismo sitio de siempre dentro del garage, pero sumamente apartada del monegasco. No volvimos a cruzar palabra alguna. Cuando nos vimos de nuevo en las sesiones de entrenamientos, solo me observo por algunos segundos. El día de la clasificación parecía querer entablar conversación pero... simplemente volvió a observarme y paso de largo. Siempre con su casco puesto, no pude ver bien su rostro. Mentiría si dijera que su actitud no me molesta, pero sus palabras ya me han lastimado lo suficiente.

— ¿Estás cómoda en este sitio? Puedo decirle a Laurent si es que quieres estar conmigo en cabina.
Luke me indica con el dedo la zona en la que los responsables de carrera se posicionan para dar indicaciones. Niego con la cabeza y el parece darse por vencido. Me ha estado preguntando lo mismo desde los entrenamientos.
— Solo estaría estorbando — es verdad — estoy bien aquí, no te preocupes — le sonrío.
Luke suaviza su gesto soltando un suspiro antes de sonreír levemente y frotar con su mano el costado de mi brazo derecho.
— Te veré más tarde entonces... ¿te parece si vamos a comer después de esto? Quiero pasar un rato con mi hermana — es lindo su gesto.
— Claro — sonrío de nuevo — anda, ve a trabajar.
Lo animo a continuar su camino y ambos reímos. Comienza a alejarse en dirección a la pista, atravesando un sin fin de personas con el uniforme de Ferrari. Me quedo parada en el mismo sitio que he ocupado durante semanas, recargada sobre la pared. Ahora me doy cuenta que estoy más posicionada del lado de Charles que el de Carlos.

Después de mi inevitable momento de debilidad frente al español, Carlos me llevó directo al hotel. Se aseguró de dejarme en mi habitación pasando un momento. Se sentó en la cama conmigo y durante un rato mencionó algunos chistes y tonterías que se le ocurrían, solo para dejarme más tranquila. No preguntó la razón de mi inesperado cambio de humor. A pesar de lo ocupado que estaba aquel día, con tantas reuniones por parte del equipo, prometió regresar con algunos chocolates para subir mi ánimo. De no haber sido por la presencia de Carlos, yo estaría de regreso en Miami viendo las carreras en la televisión.

— ¿Y tu gorra Rivers? — la voz del español me llega de imprevisto.
Volteo en dirección a la zona de Carlos, el hombre con el número 55 se acerca a mí colocándose su equipo para la carrera. Viene a mi el recuerdo de la bolsa roja y los objetos en su interior. Sabía que algo me faltaba cuando dejamos el departamento.
— Olvidé traerla Carlos — hace un gesto de dolor — lo siento.
Tras lo sucedido con Charles y su regalos, olvidé cargar conmigo la gorra que Carlos me obsequió. Comienzo a sentirme un poco apenada pues sé lo mucho que quería verme con ella.
— ¿La olvidaste o no quieres usarla? — se ve un tanto decepcionado.
— No pienses eso — lo miro un poco triste — he estado despistada estos días... te juro que por falta de tiempo olvidé llevarla conmigo.

Suelta un suspiro mirando al suelo, piensa algo y regresa su mirada a mis ojos. Sonríe sin enseñar los dientes y me llena el corazón su expresión.
— Recuerda que si no la usas, no la firmaré — eleva una ceja, comienzo a sonreír.
— Me verás con ella la siguiente carrera... lo prometo.
Elevo mi dedo meñique buscado pactar con él una promesa muy al estilo infantil. Sonríe y acepta mi gesto entrelazando su dedo con el mío. Nos miramos como si la presencia del otro fuera necesaria para respirar.

El sonido de algo golpeando el suelo nos sobresalta, volteamos en dirección a la zona de Charles para encontrarnos con el monegasco observándonos con su casco ya puesto. En el suelo está lo que parecen ser sus zapatos. Todo indica que el golpe fue intencional para interrumpir el contacto entre Carlos y yo. El español lo saluda con una mano y Charles solo eleva su cabeza en gesto de saludo. No me observa, continúa arreglando el cuello de su traje. Lo veo de pies a cabeza y cuando llego a la zona de sus ojos, el monegasco hace contacto conmigo por algunos segundos, ahora soy yo quien aparta la mirada observando a Carlos.

FOR YOUR EYES ONLY (Charles Leclerc fanfic) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora