Una y mil veces

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Sus labios se aferran a mi cuello, siento el calor de sus manos a través de la tela del vestido. Jalo suavemente el cabello de su nuca, ha crecido bastante desde que nos conocimos. Cierro los ojos permitiéndome disfrutar de la mezcla entre deseo y felicidad que su cuerpo me brinda. Un gruñido sale de su garganta cuando mis manos se posicionan en su pecho obligándolo a alejarse de mí.

— No hagamos esto... no aquí — trato de controlar mi respiración. El chico de ojos verdes decide ignorarme, coloca una de sus manos en mi cuello obligándome a besarlo de nuevo. Esta vez, sus labios chocan con los míos de una manera violenta, me besa como si su vida dependiera de ello. Quita el poco aire que hasta ahora he podido retener. Tomo su rostro entre mis manos y lo alejo lo suficiente para hacer que Charles frunza el ceño en señal de fastidio.

— ¿Podrías simplemente dejarme amarte aquí y ahora? — sigo recargada sobre la pared, sus palabras salen tan potentes que casi no me doy cuenta de que ha apoyado las palmas de sus manos sobre la misma pared a ambos lados de mi cabeza. Su postura es dominante, eleva una ceja esperando que decida callarme de una buena vez. Sus labios rosados por la presión se abren ligeramente y yo solo puedo mirarlos hambrienta por lo que tengan que ofrecerme.
El sentido común regresa a mí. Estamos en un club, a media noche, en una celebración que debería ser para Carlos.

Carlos, ahora mismo debería estar con él y no con Charles.

Algo de vergüenza aterriza en mi rostro al recordar que hace apenas unos minutos estaba besando al español sobre la pista de baile y ahora... ahora estoy siendo arrastrada de nuevo por las garras de Charles Leclerc y su boca.

El monegasco se cansa de mi falta de respuesta y vuelve a besar mi cuello. Sus manos se posicionan en mi cadera comenzando a bajar lentamente hasta llegar a mi trasero. Me toma por sorpresa su acción, suelto un gemido poco audible. Charles vuelve a gruñir en señal de satisfacción. Coloco mis manos sobre sus hombros ejerciendo la suficiente presión para alejar su figura de la mía por milésima vez. Claro está que él es más fuerte y fallo en el intento, mi acto lo provoca tanto que vuelve a pegarme con más fuerza contra la pared logrando meter sus caderas entre mis piernas.

— ¿Me vas a dejar esperando? — su voz es grave y un tanto ronca, trata de mantener su respiración al límite — desesperado por tu tacto... — besa mi boca y baja a mi mentón — ... agonizando por no tenerte cerca... — besa mi mejilla y pasa a mi nariz —... viéndote querer a alguien más mientras yo estoy loco por ti — me besa lento, suave, termina un beso y empieza otro — me vas a dejar... ¿de nuevo?

Sus palabras son personales, quien decidió dejarme atrás fue él, yo solo me quite del camino. La ironía del momento es fascinante.
"Viéndote querer a alguien más mientras yo estoy loco por ti" justo así es como me siento. Ahora estamos en la misma situación, no sería de esta forma si Charles hubiera decidido ser completamente sincero conmigo. No me molestaría seguir en las sobras si eso significa estar con él, pero compartirlo con alguien más no es lo mío. No quiero eso.

No me parece justo que deje sobre mis hombros toda la culpa. Los tintes del rencor y el odio se mezclan en mis venas. Él tal vez no pueda decidir pero... ahora que tengo la oportunidad, puedo decidir entre ambos pilotos de Ferrari. El alcohol se aleja de mi cabeza, evalúo a fondo la situación; ahora mismo estoy segura de que elegiría una y mil vez a Carlos sobre Charles, pues mi corazón está seguro entre sus manos.

El chico frente a mi vuelve a besar mis labios con desesperación. La emoción y el deseo han desaparecido y mi cuerpo se tensa con su tacto. Lo tomo desprevenido colocando mis manos en su abdomen separando su cuerpo del mío, esta vez logro mi cometido.
— Tu eres el que me aleja — sus ojos se clavan en los míos cual flechas — no me reproches algo que tú mismo provocaste.
Quiero lastimarlo tanto como él lo ha hecho conmigo. Nuestras respiraciones vuelven a la normalidad, Charles suelta un suspiro largo.
— Nunca me vas a perdonar... ¿cierto?
— ¿Debo hacerlo cuando ni siquiera has intentado cambiar las cosas? — me sorprende la cantidad de veces que ha decidido actuar como si lo nuestro no estuviera pendiendo de un hilo.
— Estoy aquí, contigo... demostrándote lo mucho que te necesito — coloca sus manos a ambos lados de mi rostro. La risa me gana, no puedo creer lo sencillo que son los hombres. Mi reacción es tan fría que aleja su tacto lentamente.

FOR YOUR EYES ONLY (Charles Leclerc fanfic) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora