Playlist:
Endless Forms Most Beautiful de Trevor Yuile;
En un abrir y cerrar de ojos pasé de estar rodeada de luces a encontrarme sentada en una silla con la mirada inquisitiva de Claudia taladrándome. Me retuerzo en el asiento e inspiro profundamente, intentando llenar mis pulmones de la cantidad de aire suficiente para soportar lo que está por venir.
Aparece un punto rojo en mi campo de visión. Reparo por primera vez en una cámara digital, sujetada por un trípode, en una esquina de la habitación.
- ¿Estás grabando esto? -le pregunto atónita a Claudia.
- Necesitamos grabar los errores, joven.
- ¿Para que?
- Para que no se vuelvan a repetir -su voz se vuelve fría.
Claudia rodea el escritorio que tiene atrás y se sienta en la cómoda silla con ruedas. Apoya los codos en la madera y enlaza lo dedos, invitándome a hablar.
- Nombre.
- Ya lo sabes -respondo.
- Edad.
- Diecisiete.
- Año.
La miro cautelosamente pero respondo.
- Dos mil cuarenta y siete.
- ¿Porqué intentaste escapar?
- Por que no puedo quedarme aquí. Tengo que irme.
- No puedes irte, no ahora.
Miro a Claudia inquisitivamente para que me de una explicación.
- Ahí fuera estás en peligro.
- ¡Aquí dentro también! -levanto la voz-. Puede que incluso esté más expuesta aquí, en tu ciudad, que fuera.
- No sabes lo que dices, chica.
- ¡Entonces explíquemelo! -suplico.
- No quieres saberlo.
- ¡Sí, quiero saberlo! Mi vida se ha convertido en una pesadilla constante. Me levanto con el corazón en el pecho, esperando encontrarme con alguien que me quiere matar o con grietas que me tragan. Mi madre probablemente está muerta, ¡estoy sola! Tengo que sufrir esto por mi cuenta, y me siento encerrada aquí, y lo único que hago es esperar. Esperar a que pase lo que finalmente va a pasar. ¡Porque va a pasar! Y ya no quiero nada. No quiero ser feliz, ni tener cosas lujosas o simplemente tres comidas al día. Lo único que quiero es levantarme viva al día siguiente.
Claudia se levanta de su silla y con un pitido, la cámara se apaga. Me señala con la cabeza la puerta. Después, se gira y apoya los brazos en el marco de la ventana. Aparto la silla lo más silenciosamente posible y abro la puerta.
- Quieras o no, esta ciudad acabará echa cenizas. Si no por lo de fuera, será por los de dentro.
Como no tengo a donde ir, acabo yendo al parque cerca de la casa de Sty. En el lago no quedan animales, pero los árboles alrededor me suponen un buen escondite, aunque no se muy bien de quien me escondo. Apoyo la espalda en uno de los troncos y miro la claridad del agua, coloreada por la brillante luna.
Me pongo a arrancar hierba del césped, y no puedo evitar pensar en él. En aquel dibujo que enterré de July. De aquella niña asustada. Y aunque me cueste reconocerlo, sigo siendo esa niña asustada. Siempre lo seré. La niña asustada encerrada como un ratón de laboratorio. ¿Como he llegado a aquí?
Cierro los ojos y me imagino a mi misma, feliz, al lado de mis padres y de mi hermano. Nos miraríamos y esperaríamos a que el fotógrafo de la orden para hacernos el retrato. Mi madre, con su cabello negro recogido en un moño y embutida en su vestido favorito. Mi padre, por otra parte, con un traje gris impoluto y el cabello peinado hasta el más mínimo detalle. Yo iría con mi vestido azul y el colgante de plata que mi amiga Beth me regalo en tercero. A mi lado, mi hermano, arreglado pero desaliñado al mismo tiempo, me miraría con desdén fingido. Mis padres se sujetarían las manos y se mirarían como si pudieran verse el alma. Por otra parte mi hermano y yo ni nos miraríamos. Nos pellizcaríamos por detrás y nos pondríamos cuernos el uno al otro. Nuestros padres probablemente nos regañarían divertidos y nos advertirían. Y finalmente el flash nos cegaría a todos.
Después, mi madre pondría la foto encima de la chimenea, y cuando unos estuviéramos enfadados con otros, miraríamos esa foto, nos veríamos todos juntos, felices, y sabríamos que solo nos tenemos a nosotros mismos y nos pediríamos perdón, porque a si son las familias. Porque así es como el mundo funciona.
Demasiado normal.
Una rama se rompe en algún lugar del parque, y cuando rodeo el árbol para ver que es, mi visión se nubla, y antes de que todo se ennegrezca, llego a ver un pañuelo blanco sujetado por un guante negro, y por un momento, juraría escuchar a mi hermano decir:
- ¿Donde está la perturbada de July?
Mi cuerpo reposa en algo duro. Mis ojos duelen al abrirlos y parece como si mi cabeza fuera a estallar de un momento a otro si me levanto. Miro a mi alrededor. Paredes de yeso gris sin ventanas y suelo de lo que parece ser mármol. Frío mármol.
Giro todo mi cuerpo y me pongo de rodillas, apretando las sienes con las yemas de mis dedos. Me va a explotar la cabeza.
No hay luz, pero de algún lugar, alguna pequeña grieta que ahora mismo no puedo ver, entra un pequeño haz de luz. Y justo donde termina este veo un destello.
Me acerco, todavía de rodillas y me pongo frente a la luz para ver la cosa brillante que reposa en el suelo. Un libro que pone J.B. bañado en plata descansa sobre una collar metálico. Me llevo la mano a la boca para evitar que salga el grito que estoy intentando contener. El colgante de Beth.
El ruido de una puerta al abrirse vibra por toda la sala, y antes de que me de tiempo a reaccionar, de nuevo todo se torna negro.
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La Grieta
Science FictionJuly no cree en la suerte. Solo sabe lo que sus ojos pueden ver y lo que su corazón siente. Tras una gran tragedia, puede ver como su madre sana, pero no tardará mucho tiempo en ser arrebatada de toda normalidad. En una noche como cualquier otra, la...