Playlist:
Oblivion y Durban Skies de Bastille;
En algún momento de la noche me dormí. Todavía no ha amanecido, pero hay luz suficiente para poder verle. Esta dormido. Los moratones y arañazos le hacen el rostro más duro de lo que en realidad es. Le acaricio el hueco entre las cejas y disfruto de las vistas. Me ha salvado de nuevo. No se como lo hace. ¿Como escapó? Un misterio. Esperaré a que se levante, no quiero molestarlo.
Por una parte estoy feliz. ¿Por qué? Bueno, no estoy muerta y además estoy con Mason. Pero por otra parte, no se si Adam lo consiguió. Y tampoco se donde está Sty. No puedo prometer encontrarlos. No soy muy buena en eso. A la vista está, ¿verdad?
- ¿En que piensas?
Su voz me sobresalta. Mason sigue con los ojos cerrados pero me sonríe. Me acomodo y le hago abrir los ojos.
- Pensaba en... nada, en realidad. No pensaba en nada.
- Yo sí -gira su cuerpo por completo para poder mirarme. Nuestras narices casi se tocan-. No se quien era ese tío, pero no soy yo -quiero interrumpirle, pero me corta antes siquiera de que empiece a hablar-. Me dejo escapar, July. Me dio una dirección. Ni si quiera se donde está. Me dijo que te guiara hasta allí. Que ahí encontrarías todas las respuestas, y que así verías que no soy más que... ¿un reflejo? Sí, eso. Dijo que no soy más que un reflejo y que me he adueñado de sus vida -le miro totalmente desconcertada-. Y que lo vamos a pagar. Los dos.
- Eso ahora me da igual -me acerco más a él. Noto su aliento, su respiración-. Yo soy yo, tú eres tú. Ya está.
Mason me coge de la nuca y me acerca a él. Posa sus labios en los míos y los mueve lentamente. Gruñe, como si le doliese, y puede que sí le duela. A mi me duele. Meto mis dedos entre su cabello y aprieto. Quise hacerlo aquella noche, pero no pude. Ahora sí. Huele a sudor, ceniza y vegetación y es embriagador.
Mason se quita la camiseta y se pone encima mía.Me acaricia los brazos y me recorre el cuello con suaves besos. Me produce escalofríos. Yo le recorro la dura espalda con las manos, y el se tensa con el paso de mis dedos.
Es embriagador y reconfortante. Nunca he estado más viva que ahora. Rezo para que el tiempo se pare. Recordar este momento para siempre, y revivirlo una y otra vez.
Escucho el rápido latido de su corazón. Él me acaricia la espalda con sus suaves y electrizantes dedos. El olor a naturaleza me atonta todos los sentidos. Estoy en paz. Ha pasado mucho tiempo desde que no me sentía así. Y él tampoco, lo se.
- Lo siento -dice de repente. Elevo la mirada y veo su hermoso perfil teñido del rosado color de la mañana. Él me mira y continua hablando-. Por lo que paso antes de que te fueras. Por como te traté a veces.
- No me tienes que pedir perdón por nada. ¿Leíste la carta? -asiente-. Bueno, entonces sabrás porque me tenía que ir. Era un lastre. Un peso para ti -me incorporo y me siento. Las pequeñas ramas del suelo se clavan en mi piel-. Por mi culpa íbamos a acabar los dos muertos tarde o temprano. Quise irme porque necesitaba cuidar de mí misma y encontrar a mi madre. Pero no he hecho ninguna de las dos cosas. Solo conseguí que el otro chico me engañara. Que creyera que me querías hacer daño. Incluso creí que estabas muerto. Pero me he dado cuenta que estamos mejor juntos.
- Desde luego.
- Estaba totalmente perdida pero ahora no. Quiero vivir, Mason. No se si encontraré a mi madre algún día o si mañana me despertaré y todo habrá desaparecido. Solo se que ahora mismo voy a luchar.
- Brindo por eso.
- ¿Donde quieres ir?
- Tengo que encontrar a Adam y Sty.
Mason y yo caminamos sobre una verde llanura. A lo lejos vemos una casa y carreteras que se entrecruzan y van a parar más allá. No se lo que habrá, pero tengo que empezar a buscarles por algún sitio. El bosque donde estábamos no era muy grande y no tardé demasiado en comprobar que no había ni un alma a parte de nosotros dos. El único sitio habitable que había por los alrededores lo tenemos enfrente. Si yo hubiera escapado con ellos no habría dudado en ir allí. Las grietas no nos han seguido, no he visto ni una sola por el bosque. Es como si se detuvieran a su antojo.
- ¿Quienes son?
- Adam es un chico que conocí en aquel pueblo. A Sty lo conocí antes. Pocos días después de que me marchara. Es un poco mayor que yo. Hay gente mala, Mason, pero él no. Apenas lo conozco, no me he molestado. Solo conozco su nombre y sus orígenes, y me alegra saber que no me importa lo demás.
- Entonces vamos a encontrarlos -no encuentro rencor o algún sentimiento encontrado de ningún tipo, pero hay algo en su voz que suena diferente.
Conforme nos vamos acercando a la casa vamos viendo cosas dentro. Luces que titilan y cortinas que danzan con el paso del viento, que me revuelve el pelo. El vestido negro no me cubre lo suficiente para aislarme del todo del frío aire, así que me paso todo el camino tiritando.
Mason me pide que no haga ruido cuando estamos a unos metros de la casa. Quiero decirle que es inútil, que probablemente nos hayan visto, pero para cuando quiero abrir la boca un disparo resuena y cientos de pájaros salen volando en dirección contraria. Mason y yo nos miramos aterrados y entramos corriendo a la casa.
La casa es lo suficientemente lujosa para verse fuera de lugar. Esta decorada hasta el más mínimo detalle y sería un buen lugar donde pasar la noche si no fuera por la ensangrentada madera. Pasamos rápidamente por un largo pasillo que da lugar a un salón muy acogedor. En el sillón encuentro el cuerpo de una mujer que está echado hacia un lado. Me acerco sigilosamente, tratando de no pisar la sangre que proviene de una herida en la pierna. Le tomo el pulso. Está muerta. Tiro del cuerpo para verle la cara.
- Claudia.
- ¿La conoces? -pregunta Mason.
- Era algo así como la alcaldesa de la ciudad donde estaba. Tenía la certeza de que su ciudad era la más segura de todo el país -me seco la frente con la mano y me tapo la nariz con la otra para evitar que me llegue el fuerte olor que mana de la sangre-. ¿Que ha pasado para que acabe muerta cuando esta misma noche la estaba mirando fijamente y diciéndole que tenía que huir, que su ciudad no era segura?
- Ha pasado lo inevitable, July.
- Bueno, eso ya da igual -le cierro los ojos y no vuelvo a mirar el cadáver-. No podemos quedarnos aquí. Ellos no están. Deben haberse marchado ya. Tengo que admitirlo, no voy a encontrarlos.
- Seguro que están bien -Mason me da un reconfortante abrazo y me guía fuera de la casa.
Le prometí a Adam que volvería con él, pero no veo la forma de encontrarlo. Miro al cielo que se está oscureciendo. No se si existe Dios o los ángeles, pero de ser así, solo espero que Adam yy Sty estén bien y que los vuelva a cruzar en mi camino.
ESTÁS LEYENDO
La Grieta
Bilim KurguJuly no cree en la suerte. Solo sabe lo que sus ojos pueden ver y lo que su corazón siente. Tras una gran tragedia, puede ver como su madre sana, pero no tardará mucho tiempo en ser arrebatada de toda normalidad. En una noche como cualquier otra, la...