Capítulo 26

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Playlist:

Leave My Body de Florence + The Machine y Battlefield de Lea Michele;



¿Está mal que me sienta aliviada? Hace unos minutos estaba ocupada pensando en que hacer, a donde ir... Si podría sobrevivir. Y ahora, justo en este momento, puede que todo acabe. Un golpe. Un segundo de profundo dolor y paz. Se que dije que lucharía y que quería vivir. Créeme, quiero vivir. Lo deseo. No hay cosa que desee mas que encontrarme a mí misma y salir corriendo de aquí con Mason. Encontrar a mi madre. A Sty y a Adam. Encontrar una solución o enfrentarnos a esto todos juntos. Y aún así aquí estoy, de rodillas, con los ojos tapados por una tela y esperando el golpe de gracia. Y sigo sintiéndome aliviada. Sí, iba a luchar, pero contra las grietas, no contra humanos.

Apenas puedo oír con claridad. Solo escucho pasos y los gemidos de Mason. A saber lo que le habrán hecho. Krystal y Alex se murmuran el uno al otro, y yo intento decirle algo a Mason, pero no me salen las palabras. Ha durado muy poco. Demasiado poco.

— ¡No podemos hacer eso! —grita la chica de repente.

No estoy atada. Podría liberarme de esta tela que me impide ver y salir corriendo, pero a saber lo que me harían si me cogieran. El miedo es el arma más poderosa. Más que un cuchillo o una pistola. Y odio este sentimiento que crece en mi interior de espera. Sin saber. La angustia me carcome cada parte de mi cuerpo. La cabeza me da punzadas de dolor. Deben de saber que estamos aquí desde el principio. Nos vio en aquel supermercado cogiendo el libro.

— No vamos a matarlos, Alex. No somos asesinos por el amor de Dios. 

— No sabemos quienes son, Kree. Pueden ser de ese C.N. que nombraron.  

—  Son como nosotros —por el tono de su voz parece echa un manojo de nervios—. No veo a esa chiquilla matándonos con un peluche.

Su comentario me duele. Después de todo lo que he hecho y de lo que he sufrido me siguen subestimando. ¿Creen que no sirvo para nada?

— Es más lista que vosotros dos —el comentario de Mason va seguido de un golpe seco en el suelo. Este gruñe y se revuelve en el suelo.

— Dejadnos en paz —digo tambaleándome al levantarme a oscuras—. Nos iremos y no volveremos.

Oigo unos pasos al acercarse y unas manos me liberan de la tela que cubría mis ojos. Veo el rostro de Krystal con más claridad. Esta tiene el pelo negro y liso recogido en una coleta, su cara es redonda y sus ojos verdes me miran descaradamente, pero también veo algo de culpa. Si no estuviera en esta posición por su culpa la vería atractiva. Me fijo en el lugar donde estamos. Nos tienen detrás del mostrador de una tienda de cosmética y la sala está llena de un aroma a jabón de vainilla.

En cuanto veo el cuerpo de Mason en el suelo salgo disparada a ayudarle. Me arrodillo y le levanto con cuidado y le destapo también. Tiene un gran moratón morado en el pómulo y tiene el labio partido.

— ¿Que le habéis hecho? —mi voz se llena de rabia. Me doy la vuelta y me encaro a ellos.

—  Se puso violento cuando le cogimos —el chico me responde conteniendo su genio. Es más joven de lo que parece y lleva el cuerpo lleno de tatuajes y el pelo teñido de un azul eléctrico.

—  ¿Y que esperabas? ¡¿Que te diera las gracias?! —empiezo a perder el control y por como le veo reaccionar, eso no me conviene.

— Por favor —Krystal parece estar a punto de desmoronarse—. Os haremos unas preguntas. No sabemos si sois una amenaza o no. Lo seáis o no, no vais a poderos quedar, pero por lo menos nos podremos conocer un poco.

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