Capítulo 31

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Playlist:

Drive by Halsey;



Recuerdos de mi vida antes de que cambiara por completo me golpean. Uno tras otro. Trato de asimilarlos pero estoy al borde de un ataque de pánico, y es entonces cuando mi cerebro se desconecta, literalmente. Juro que escucho un clic, y de repente todo deja de tener sentido. Mi sistema se apaga tras ser incapaz de asimilar el dolor, y a pesar de dejar mi cuerpo inerte, todavía siento el desgarro que comienza en la parte baja del estómago y se extiende hasta llenar todas las partes de mi cuerpo. No puedo parpadear por miedo a no poder abrir los ojos nunca. Y tampoco sirve de mucho. El campo de visión se me ha empezado a nublar y no distingo ni donde estoy ni quien está conmigo.

Todo pasó muy rápido. Primero oí el disparo y después vi la sangre. El dolor vino mucho después, y me partió por la mitad. Más tarde no recuerdo que paso, pero tengo la sensación de no haberme desmayado en ningún momento. El dolor ha borrado el recuerdo de mi viaje. No sigo en aquel enorme aparcamiento. Todo está oscuro y puedo sentir el vacío. Es una sensación extraña y muy difícil de explicar. No veo nada, pero puedo oír. Pasos amortiguados y voces. Pero solo son voces. Mi mente no puede procesar la información, así que solo escucho la voz, no se lo que están diciendo. No siento mi cuerpo. Nada de nada. Y tampoco se como estoy respirando, pero lo estoy haciendo. Es como si... estuviera muerta. Pero no lo estoy. El dolor en aumento me lo reafirma. Intento hablar, pero mis labios no se despegan. Es como estar encerrada en tu propio cuerpo, intentando hacer algo, pero el cuerpo no responde. Supongo que es lo más parecido a estar en coma. Y es frustrante y doloroso. Más doloroso que el propio disparo.

Creo escuchar la voz de Mason antes de volver a desmayarme.



Cuando recupero la consciencia el mundo está blanco. Nada se mueve y no se escucha ni un solo sonido más que mi respiración, que va cobrando fuerza, poco a poco. El blanco se va tornando en negro, y el gris se torna en sombras. Sombras que empiezan a emitir sonidos que no entiendo. Estos van formando palabras, pero tardo unos minutos en asimilar lo que dicen. Noto un peso en mi frente, y cuando alzo la mano toco un paño mojado.

  —  Se ha despertado. Avisadle. 

Intento recostarme, pero el dolor, aunque menos latente, me sigue partiendo desde dentro. Muevo los dedos de los pies para despertarlos y me trago la angustia que se me ha acumulado en la garganta. La cara de Mason lo ocupa todo y lo que quedaba de la angustia desaparece. Intento sonreír para reconfortarlo, pero me sale una mueca de dolor. Todo el cuerpo me palpita, latiendo como si tuviera mil corazones.

— Estoy... —trato de terminar la frase, pero cada vez que mi voz sale de la garganta mi estomago se revuelve— . Cansada.

Una lágrima cae por mi mejilla izquierda y aterriza en mi oreja. 




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