Nota de autor: al escribir los capítulos escucho canciones que me inspiran y que me hacen escribir muchísimas cosas nuevas, así que a partir de este capítulo, habrá un espacio al principio de cada uno con una pequeña playlist que os haga disfrutar un poco más la lectura. ¡Mil gracias!
- David.
Playlist: Wait y Holes in the Sky de M83.
Los pulmones me ardían cuando llegue a... mi casa. El ardor de los pulmones extrañamente me hacían sentir bien, porque por primera vez en mucho tiempo no había corrido por miedo a morir. Había corrido porque quería vivir, y aunque parecen dos conceptos iguales he tenido el placer de saber que no es así. Cuando corres para no morir tienes miedo. Lo único en lo que piensas es en huir, en sobrevivir. En que si tus pies fallan estás muerta. Cuando corres porque quieres vivir no tienes miedo, tienes esperanza. No piensas que si tus pies fallan estás muerta, piensas que si fallan puedes volver a levantarte, sacudir el polvo y continuar corriendo.
No me he dado cuenta, pero ya estoy recostando la cabeza en la almohada de la cama. Eso es lo que voy a hacer yo. Seguir corriendo, porque por primera vez no creo que podré vivir, se que podré. Tengo esperanza en ello.
Casi me da un infarto cuando lo primero que veo al despertarme es una cara desconocida que me mira fijamente desde la puerta. Me revuelvo y miro a todos lados.
- Tranquila, soy Paul -dice el hombre-. Me manda Claudia. Necesita verte. Estaré fuera mientras te preparas -dicho esto se gira y se va.
Me levanto mientras escucho como el hombre cierra la puerta. Desconcertada me quito la ropa con la que había dormido y me pongo otra que he encontrado al fondo del baúl de ropa. Nota mental para mí misma: preguntarle a Claudia sobre el hecho de que cualquiera puede entrar en la casa.
Cuando bajo, veo al hombre esperándome pacientemente enfrente de la puerta. Es más joven que Claudia, pero no mucho. Va vestido con una sencilla camisa azul y vaqueros. Se gira al escucharme bajar y señala la puerta para que lo siga.
Tras varios minutos donde solo he visto la espalda del hombre, vislumbramos la casa de Claudia. El hombre me deja en la entrada y vuelve a bajar las escaleras para marcharse.
Como nadie sale a recibirme decido abrir la puerta, pero está cerrada con llave. Me pregunto porque Claudia tiene su casa cerrada pero sin embargo donde yo vivo está abierta.
El pomo cobra vida bajo mi mano y la puerta se abre, recibiendo a Claudia, que vuelve a tener el ceño fruncido.
- ¿Que haces aquí July? -pregunta con sorpresa.
- Yo... -digo girándome para ver por donde se fue aquel hombre-. Me han dicho que me estabas buscando.
- ¿Quien te ha dicho eso?
- Creo que se llamaba... -trato de recordar su nombre-. Paul.
- No hay nadie en esta ciudad que se llame Paul.
La sangre se me hiela. Noto como el color abandona mi cara. ¿Quien era ese hombre? ¿Por qué me ha sacado de la casa? Aunque puede que me lo esté imaginando todo.
- ¿Estás segura que has visto a ese hombre? -como no se que responder, niego con la cabeza para no alarmarla demasiado-. La verdad, me viene bien que estés aquí. Necesitaba coger tus datos. Adelante.
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La Grieta
Ficção CientíficaJuly no cree en la suerte. Solo sabe lo que sus ojos pueden ver y lo que su corazón siente. Tras una gran tragedia, puede ver como su madre sana, pero no tardará mucho tiempo en ser arrebatada de toda normalidad. En una noche como cualquier otra, la...