Capítulo 3

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Gianna

Han pasado tres días desde mi encuentro con Julián. Sigo un poco alterada. Creí haberlo dejado en el pasado, pero al parecer una herida olvidada no significa una herida cerrada. Quizás eso igual explica porqué no me he podido volver a enamorar, a pesar de los chicos que se me han acercado.

Conduje hasta una cafetería que conocí en mi primer año de la universidad y que amo con todo mi corazón, porque cada detalle está muy bien cuidado. Allí me encontraría con Álvaro, un chico que conocí en la universidad poco antes de terminar con Julián y nos volvimos mejores amigos. Es bueno tener a una persona como Tebi en mi vida. Lo apodé "Tebi" cuando me contó que de pequeño dormía con un oso de peluche llamado "Tedi", pero siempre lo pronunciaba con "b". Ese día me contó una anécdota donde tuve que imaginar a Álvaro con unos 3 años, una mantita y su osito en una mano, y chupándose el dedo pulgar de la otra mano mientras caminaba hacia su madre a contarle que no podía dormir y que quería que ella le contara un cuento. Fue una de las cosas más tiernas y graciosas que he imaginado, puesto que es totalmente contrario al aspecto de "fuckboy" versión barata que tiene actualmente.

Al llegar, lo vi sentado en una mesa con vista a la calle y tomé asiento junto a él. Cuando lo miré, me quedé pensando el porqué de su éxito con las chicas, ya que no es una gran maravilla de hombre físicamente hablando, pero tiene una actitud de "soy guapo y lo sé" que al parecer funciona muy bien. Alto + cabello y ojos negros + musculoso + una actitud de galán y una labia de primera categoría = un casanova.

–Hola, amiga, ¿cómo estás? –me besó en la mejilla–.

–Hola. Sigo un poco afectada, la verdad. Nunca pensé volverlo a ver ni mucho menos de esta forma. Primero pidamos, luego te cuento mis desgracias –reí–.

–Ya ordené dos cafés de vainilla y unas galletas para acompañar.

–Gracias.

Comencé a contarle todo detalladamente y me escuchó atento. Le dije desde lo que había sentido al mirar los ojos inigualables de Julián –y dijo "oww" mientras sonreía– hasta que su novia me miraba de arriba abajo. Cuando terminé de narrar el breve e incómodo reencuentro con mi ex, llegó nuestra orden. Me respondió algo que en serio me desconcertó.

–Yo creo que aún te ama.

–¿Qué?

–Es obvio. Mira, en primer lugar, tu nombre es "Gianna" no "Gia"; segundo, no se habría quedado mirándote tanto tiempo si no sintiera nada y...

–Yo creo que lo segundo que mencionas se debe al desconcierto, pues lógicamente no esperaba verme allí. Además, estaba acostumbrado a decirme así, es lógico que fuera lo primero que pensara.

–Mira, niña, llámalo como quieras, pero algo pasa ahí, estoy seguro de que ninguno de ustedes ha cerrado aún ese capítulo.

–Tebi, ya tiene novia.

–¿Y eso qué? Mucha gente está de novios y no se quieren.

–Uno, eso sonó muy duro, y dos, no me hagas dudar más, por favor.

Se quedó callado y bebimos el café en silencio. Afuera comenzó a llover a cántaros, típico de agosto. Después de unas horas –sí, horas– en que hablamos de todo un poco y pedimos un café más acompañado de un trozo de pie de limón para cada uno, abandonamos aquel lugar y acompañé a Álvaro hasta donde se iba a reunir con su novia, Emma. Se conocieron a través de una app de citas –con lo cual nunca estuve de acuerdo–, pero parecen felices y ella es una buena chica. Confío ciegamente en mi intuición y si me dice que Emma es confiable, lo será.

–Hola, Emmi, ¿cómo estás? –saludé–.

–Hola, Gianna, bien gracias, un poco mojada por la lluvia de hace un rato, fue mucha y el paraguas no bastó.

–Llovió como 2 horas sin parar, por suerte estaba con Tebi en una cafetería, sino habría estado empapada.

–Habrá que acostumbrarse –rió un poco incómoda–, ¿y cómo estás?

–Aquí... un poquito enredada, pero nada de qué preocuparse.

–¿Qué pasó? –Preguntó curiosa, negué con la cabeza, esperando dar el tema por cerrado y ella pareció comprenderlo, pero al parecer mi mejor amigo no lo interpretó así–.

–Problemas del corazón: ella se reencontró con un amor de la universidad y ahora tiene novia. Mi teoría es que aún se aman, pero mi amiguita aquí presente no lo cree así.

Si las miradas mataran, Álvaro ya estaría cinco mil metros bajo tierra. Ese es un tema del que sólo he hablado con las cuatro personas más importantes de mi vida además de mis padres: con él, Romina –mi actual mejor amiga que vive a unas cuadras de distancia de mi departamento–, Olivia –mi mejor amiga que es de México y nos conocimos por redes sociales–, y, hace unos años, también con Vivian –mi ex mejor amiga, no nos peleamos ni nada, pero no he vuelto a saber de ella–.

–Quiero todos los detalles... si se puede –dijo sonriendo tiernamente. Es muy simpática, en un futuro cercano quizás me agrade más que Álvaro-.

–Ustedes ahora tienen una cita, ya me iba...

–Ah... claro... –comenzó diciendo Emma–. Vamos, Álv...

–¡La cancelamos! –exclamó Álvaro interrumpiendo a su novia–.

Lo miramos sorprendidas. Lo conozco, quería que alguien apoyara su hipótesis de que aún hay algo entre Julián y yo, lo cual NO es cierto. De eso estoy segura. Todo fue mi culpa y él me odia desde ese día. No queda espacio para dudas. Es tan claro como el agua.

Tomamos asiento en una banca que había cerca y le conté lo sucedido en el restaurante, y uno que otro detallito de nuestra relación hace unos ocho o nueve años, no quise comentar detalles de la infancia junto a él, porque me extendería demasiado y tendrían más material para sacar conclusiones extrañas.

–Wow –dijo asombrada–. No podría asegurar que están enamorados...

–Ajá –dije sonriendo–, viste Tebi.

–Sin embargo, ustedes tenían algo muy lindo y no se borra de un día para otro, además está eso de que te dijo de una forma en que lo hacía cuando eran novios. Yo creo que ninguno ha cerrado el capítulo. Eso se nota. Pobre chica, debe ser difícil vivir a la sombra de un antiguo amor.

–¿Ves? –Dijo él, orgulloso de su acierto–.

–Sigo sin entender de donde sacan tales suposiciones. Él me odia, yo estoy arrepentida, fin de la historia –exclamé–.

A pesar del tiempoWhere stories live. Discover now